EL MUNDO › AMBOS PAíSES DEBATIRáN LOS PASOS A SEGUIR PARA RESTABLECER LAS RELACIONES DIPLOMáTICAS, ROTAS EN 1961

Empieza el deshielo entre EE.UU. y Cuba

Cinco semanas después del histórico anuncio de Obama y Castro, se celebra mañana la primera reunión bilateral de alto nivel en La Habana. Washington podría avanzar en retirar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo.

La primera reunión de alto nivel en décadas entre Estados Unidos y Cuba comenzará mañana en La Habana, de cara a la normalización de los lazos bilaterales y la reapertura de embajadas. Cinco semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, ambos países debatirán complejos temas migratorios y los pasos a seguir para restablecer las relaciones diplomáticas, rotas en 1961. El embargo estadounidense sobre la isla, vigente desde 1962, se mantendrá por ahora, pues sólo puede ser eliminado por el Congreso estadounidense. “No vamos con expectativas de cerrar todos los temas en estas primeras conversaciones”, señaló ayer a la prensa un alto funcionario del Departamento de Estado en Washington, y afirmó que el ritmo del proceso depende en buena medida del gobierno cubano. “El compromiso con los derechos humanos y la democracia se mantendrá en el centro de nuestra política”, indicó el funcionario y negó que la normalización de las relaciones sea una recompensa para Cuba.

La subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, encabezará la delegación estadounidense, y su contraparte será la directora de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal. “Estas conversaciones ya no serán como antes: cuando se establecen relaciones diplomáticas ya nadie impone nada. El embargo a Cuba fue diseñado para cambiar el régimen, pero al establecer relaciones diplomáticas con un país se reconoce a su gobierno”, indicó el analista Peter Schechter, del Latin America Center del Atlantic Council, un centro de estudios estadounidense.

“La conversación deberá centrarse inicialmente en las cuestiones más apremiantes para establecer las relaciones diplomáticas, para después avanzar a algunos de los temas centrales. Entre ellos, seguramente estará la flexibilización de normas sobre algunas libertades individuales; la situación de la base de Guantánamo; y, tal vez el más complicado, el de las compensaciones por las propiedades norteamericanas nacionalizadas por Fidel Castro en los años 1960”, agregó Schechter. La cita de dos días estaba programada para abordar temas migratorios, pero fue elevada de categoría y ampliada su agenda tras la histórica decisión de normalizar las relaciones bilaterales, anunciada el 17 de diciembre.

El gran ausente de este acercamiento fue Fidel Castro, de 88 años, quien no hizo comentarios ni asistió a la bienvenida de los tres agentes cubanos liberados por Washington en diciembre, lo que alimentó rumores sobre su salud. “Yo creo que la visita de Roberta Jacobson es sin dudas histórica y sin dudas traerá cambios, pero es importante ser conscientes de que no se puede esperar milagros repentinos”, señaló Schechter. “Pienso que podrán concretar avances en el proceso para retirar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Esto no es poca cosa, porque la permanencia en esa lista le impide el acceso a instituciones financieras internacionales”, evaluó. El responsable del Departamento de Estado dijo que la revisión de la permanencia de Cuba en la lista está en proceso.

Jacobson hablará con la prensa el viernes luego de un desayuno con disidentes, quienes no ocultaron su desazón por el cambio de la política de Washington, que por décadas fue su principal aliado y fuente de financiamiento. Las reuniones Cuba-Estados Unidos, las de mayor nivel en casi cuatro décadas, se realizarán en el Palacio de Convenciones de La Habana, sede de las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que comenzaron en noviembre de 2012.

Un grupo de personalidades estadounidenses pidió ayer al presidente Obama nuevas medidas concretas que sirvan de apoyo a la sociedad civil cubana y avancen hacia el fin del embargo de medio siglo que pesa sobre la isla. En una de las cartas abiertas, los firmantes señalan que si bien están en desacuerdo con algunas cuestiones, “hemos encontrado un terreno común por una simple razón: que nuestro enfoque de 54 años diseñado para promover los derechos humanos y la democracia en Cuba ha fracasado”.

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Un ciudadano cubano decoró su balcón en La Habana con las banderas de Estados Unidos y Cuba.
 
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