Donald Trump podrá recibir huéspedes en Washington: por ahora no será en la Casa Blanca sino en un hotel de lujo de 263 habitaciones de su propiedad inaugurado ayer ante la protesta de manifestantes que repudiaron al millonario neoyorquino. Los detractores de Trump se reunieron frente al Trump International Hotel, cuyo nombre aparece en grandes letras bajo el sol brillante que inunda la avenida Pennsylvania. Sin anunciar su visita, el candidato republicano pudo evadir a los manifestantes y se tomó una foto con algunos empleados en el inmenso hall del hotel decorado con una araña gigante.

“Me detuve en el Trump DC para agradecer a todos los hombres y mujeres fantásticos que hacen su duro trabajo’’, escribió en su cuenta de Twitter el magnate, y utilizó las iniciales del Distrito de Columbia, el otro nombre de la capital federal. En la vereda del histórico edificio, cuya torre del reloj alcanza 100 metros de altura, se escucha otra campana.

“Este hotel representa la opresión de los trabajadores. Amplía la brecha entre pobres y ricos de Estados Unidos. Simboliza las desigualdades económicas a las que nos enfrentamos todos los días’’, señaló Martha Neuman, militante de la ONG Pinkcode.

Según la joven, que costea sus estudios con dos trabajos precarios, el hotel de lujo no es bienvenido en una ciudad donde 40.000 personas están en lista de espera para obtener una vivienda social. A su alrededor, los manifestantes se mostraron ofendidos por el exceso de lujo de un hotel con habitaciones equipadas con camas con dosel y cuyo bar servirá champagne de las mejores cosechas en las copas de un público por demás selecto.

Para dormir en la habitación más barata, según el New York Times los clientes deberán pagar 700 dólares como mínimo y 18.750 dólares por la “Trump Townhouse”, que dispone de un comedor para 24 personas. La suite de 600 metros cuadrados, con entrada privada, costará 100.000 dólares la noche, con un mínimo de cinco noches de reserva, para el 20 de enero de 2017 cuando preste juramento el presidente de Estados Unidos.

Sea Hillary Clinton o Donald Trump, el ganador será un vecino. La Casa Blanca está a seis cuadras del Trump International Hotel y se ubica en el camino que vincula el edificio presidencial con el Capitolio. Muchos habitantes de Washington, bastión demócrata, lamentan que Donald Trump ganara un contrato de 60 años para transformar el histórico edificio del correo en un hotel de lujo en el que invirtió 200 millones de dólares.

Todo eso fue en 2012, mucho antes de que resultara victorioso en la carrera republicana donde finalmente obtendría la candidatura presidencial. Y mucho antes de que pronunciara sus declaraciones contra migrantes latinos y musulmanes, expresiones que lo empujaron a perder a José Andrés y Geoffrey Zakarian, dos reputados chefs que se habían comprometido a cocinar en el lujoso hotel pero que a partir de las expresiones xenófobas del candidato republicano cambiaron de opinión. Un caso que dejó sin calidez al ambiente de la alta cocina para unirse a la atmósfera más fría de los tribunales.