EL MUNDO › SEIS AÑOS PARA UN JOVEN EN NEXO CON LOS ATENTADOS

Primera condena por el 11-M

El primer juicio por hechos relacionados con los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid se realizó ayer con la condena de un joven de 16 años. El joven está acusado de haber suministrado parte de los explosivos a los autores de los atentados del 11-M y fue condenado a seis años de internamiento en régimen cerrado tras haberse declarado culpable.
Con una duración prevista de tres días, el juicio sólo duró 20 minutos, el tiempo necesario para que el adolescente reconociera haber transportado y entregado a los terroristas una parte de los explosivos utilizados en esos atentados reivindicados por Al Qaida y que constituyen la peor masacre cometida en España. “El Gitanillo”, como se lo conoce, pronunció un escueto “sí” cuando el juez le preguntó si reconocía los hechos y aceptaba la condena solicitada por la fiscalía, tras lo cual el juez José María Vázquez Honrubia dictó su sentencia. La fiscal Blanca Rodríguez iba a pedir ocho años de internamiento en régimen cerrado en un centro de menores y a su término cinco años de libertad vigilada, pero redujo en dos años la pena. La fiscalía explicó que ocho años “implicaría trasladarlo a un centro penitenciario lo que no sería conveniente para el menor” con vistas a su reinserción. “El Gitanillo” compareció oculto tras un biombo en un recinto de vidrio blindado en una sala de la Audiencia Nacional, principal instancia penal española. Se permitió el acceso a los periodistas, pero con la prohibición de publicar el nombre o imágenes del menor, en cumplimiento de la legislación española.
El juicio contra el resto de presuntos autores de los atentados del 11 de marzo, la mayoría marroquíes y argelinos residentes en España, no tendrá lugar antes de 2005 como mínimo. En total, otros 18 sospechosos permanecen detenidos a la espera de una eventual inculpación. Otros siete presuntos miembros de los comandos de los trenes de la muerte se inmolaron con explosivos en abril en Leganés, cerca de Madrid, cuando el departamento en que se encontraban fue cercado por la policía.
Durante la instrucción del caso, “El Gitanillo” confesó que transportó a principios de febrero 20 kilogramos de dinamita desde Asturias a Madrid, a pedido de un amigo español, José Emilio Suárez Trashorras, un antiguo empleado de la mina Conchita donde fueron robados los explosivos. En Madrid llamó al teléfono celular de Jamal Ahmidan, El Chino, a quien conoció en Avilés (Asturias) con el apodo de Mowgli. A su regreso, Suárez le pagó algo más de 1000 euros por sus servicios.
El 28 de febrero por la tarde, prosigue el relato de la fiscal, Suárez pasó a buscar al menor a su domicilio. Lo acompañaban tres magrebíes: Jamal Ahmidan, Mowgli, Abdennabi Kounjaa y Mohamed Oulad Akcha (los tres se suicidaron en la explosión de Leganés). Fueron hasta la mina Conchita, donde Suárez había trabajado como minero. Suárez y Ahmidan fueron caminando hacia el monte y el menor se quedó con los magrebíes durante poco menos de hora. A su regreso, el menor oyó cómo Suárez le decía a Ahmidan que no se olvidara de agarrar las puntas o los tornillos, que estaban unos 15 metros más adelante. Tras comprar unas mochilas, todos volvieron esa noche a la mina, donde recogieron explosivos que cargaron en cinco mochilas y desde donde los tres magrebíes regresaron a Madrid. Los explosivos supuestamente fueron utilizados para los atentados del 11-M en los que se produjeron 191 asesinatos y más de 1800 heridos.

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