EL MUNDO › MUCHOS CONNACIONALES HABIAN SIDO CRITICOS DEL NUEVO PAPA

Alemania entre las dudas y la cerveza

Por Sandra Ellegiers *
Desde Berlín

Alemania recibió con alegría la concreción de lo que hasta ayer era una simple espe-culación: la elección como Papa del cardenal Josef Ratzinger, uno de los jerarcas católicos más conservadores. En Alemania habían sido más las voces negativas que las positivas mientras se esperaba la decisión de los cardenales reunidos en Roma. Tras la aparición del sucesor de Juan Pablo en el balcón, la mayoría de los comentaristas destacaron la sensibilidad y capacidad de comprensión de Benedicto XVI. Los más críticos lo habían descripto como emocionalmente frío, dogmático, muy conservador e incluso fundamentalista.
El humo blanco que anunció la elección del nuevo Pontífice borró por unos instantes, posiblemente días, los temores de que la Iglesia Católica se vuelva retrógrada con un cardenal alemán que en su propio país luchaba contra un amplio grupo de reformistas que defendían el uso de preservativos y la homosexualidad, dos realidades de la vida moderna rechazadas por el nuevo Papa, al igual que por su antecesor. La confrontación entre la tradición y la modernización siempre generó conflictos. Los papas alemanes, siete en total, tuvieron poca suerte en el pasado, tanto por razones personales como por movimientos revolucionarios. El último papa germano fue Adrián VI (1522-1523). Ejerció hace 480 años y no fue capaz de hacerle frente a los reformistas luteranos que empezaron a dividir la Iglesia en el territorio de origen del Papa.
La división del presente entre conservadores y reformistas alemanes aún no se manifestó. Aunque se cree que la mayoría de los siete cardenales alemanes no eligió a Ratzinger. El canciller alemán, el socialdemócrata y no religioso Gerhard Schroeder, por su parte, declaró con brevedad que la elección del líder católico alemán “es un gran honor’ para Alemania. Schroeder felicitó a Benedicto XVI en su propio nombre, en el de su gobierno y en el de todos los ciudadanos de su país. Concluyó su intervención por TV diciendo que se alegrará de poder saludarlo en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra en agosto en Colonia.
Los habitantes del pueblo natal del nuevo Papa poco se preocuparon de las cuestiones morales, religiosas y políticas. Celebraron la elección de “su” Benedicto XVI con cerveza gratuita para todos, música popular y petardos. El alcalde de Marktl, Hubert Gschwendtner, una aldea con 2700 habitantes situada en las orillas del río Inn en Baviera, saltó de su sofá cuando recibió la noticia de su famoso “hijo”, según reporta el medio digital netzei tung.de, y exclamó “estamos orgullosos de poder rendirle honor a un representante de la Iglesia Católica tan expuesto y reconocido mundialmente”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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