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Luego de cinco domingos sin misas, la Basílica de la Natividad en Belén volvió a recibir a sus fieles tras el asedio que el ejército israelí mantuvo sobre el complejo religioso. El levantamiento del cerco ocurrió finalmente el viernes tras la salida de los 13 activistas palestinos que fueron exiliados y permanecen provisoriamente en Chipre, y de los 27 palestinos que enfrentarán un juicio en Gaza.
El patriarca latino de Jerusalén, monseñor Michel Sabbah, afirmó ayer que “la raíz del mal (en Medio Oriente) es la ocupación israelí” de los territorios palestinos, en una misa celebrada en la iglesia de Santa Catalina de Belén, presidida por el cardenal Roger Etchegaray, enviado del Papa a la región. “Mientras la raíz del mal exista, la violencia seguirá. La raíz del mal es la ocupación israelí”, declaró monseñor Sabbah ante casi un millar de personas que abarrotaban la iglesia de Santa Catalina, que está junto a la Basílica de la Natividad. Monseñor Sabbah condenó la falta de “coraje” de la comunidad internacional. “Necesitamos que las dos partes, israelíes y palestinos, hagan prueba de coraje para extirpar las raíces del mal y poner fin a la ocupación”, afirmó.
Ayer, mientras cientos de personas se reunían en la Iglesia de la Natividad se intensificaron los esfuerzos para encontrar un refugio permanente para los militantes exiliados que pasaron el fin de semana en hotel chipriota. Los detenidos, del brazo armado del movimiento de Al Fatah de Yasser Arafat, del grupo islámico Hamas y de los servicios de seguridad palestinos fueron trasladados a Chipre en un avión británico el viernes por la mañana. El destino de los 13 palestinos, que permanecen fuertemente custodiados, será decidido en un encuentro realizará la Unión Europea hoy en Bruselas.
Chipre anunció que sólo aceptará que los palestinos permanezcan en su territorio hasta el miércoles, y recordó que Estados Unidos había asegurado a Nicosia que los hombres serían trasladados a la brevedad. Sin embargo, encontrar un albergue permanente para estos hombres no es tarea fácil. A pesar de que Grecia, Portugal, España e Italia han acordado dar refugio a los activistas, su status en la Unión Europea es incierto. El canciller israelí Shimon Peres dijo ayer: “Ustedes tienen que recordar que las manos de estos hombres están manchadas con sangre y que cada país que los acepte deberá vigilarlos muy bien”, dijo.