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El huracán Brown no movió un pelo en el Congreso

El ex jefe de la agencia de control de desastres en EE.UU. culpó a la gobernadora de Louisiana y al alcalde de Nueva Orleans por la mala respuesta al huracán Katrina. Pero su testimonio no satisfizo a nadie.

 Por Rupert Cornewell*
Desde Washington

Michael Brown, el muy ridiculizado ex director de FEMA, defendió ayer con ahínco su actuación como jefe de la agencia federal de desastres durante el huracán Katrina. Pero culpó por la pobre respuesta a la calamidad a las disputas entre la gobernadora de Louisiana y el alcalde de Nueva Orleans. “He supervisado más de 150 desastres declarados por la presidencia”, dijo Brown como testimonio a un comité especial del Congreso, ocasionalmente alzando las manos para enfatizar su posición. “Sé lo que estoy haciendo y creo que hago muy buen trabajo”, dijo.
Brown, que fue relevado de su compromiso directo en las tareas de socorro por Katrina el 9 de septiembre antes de renunciar tres días más tarde, se ha convertido en el símbolo de la mala respuesta de la administración Bush al huracán, que mató a más de mil personas cuando golpeó en la costa del Golfo de Estados Unidos el 29 de agosto. Un ex funcionario de carreras de caballos, cuyas calificaciones principales para dirigir FEMA parecen haber sido su amistad con el director de campaña de la Casa Blanca del presidente George Bush en el 2000, es para los críticos de este último la corporización del amiguismo usado para llenar puestos vitales en el gobierno federal. Estos críticos están especialmente indignados porque, aun después de su desgracia, Brown todavía está trabajando para FEMA como asesor. Voceros de la agencia, sin embargo, dicen que este arreglo está por terminar y que a Brown le pagarán sólo un mes extra por “propósitos transicionales”.
Mientras tanto, la ponderación por Bush de Brown unos pocos días después del huracán –“Brownie, estás haciendo un trabajo bárbaro”– se ha convertido en la frase muletilla para una presidencia a los tumbos. Ayer, sin embargo, Brown contraatacó a sus acusadores, negando sus “acusaciones falsas” y culpando a los medios por “malinterpretar” sus calificaciones. Sí, admitió, había cometido errores, entre ellos gastar demasiado tiempo dando entrevistas exclusivas a redes de televisión en lugar de dar una conferencia regularmente a los medios. Pero, insistió, había hecho todo lo que podía para coordinar la respuesta a Katrina.
Un problema importante, dijo, fue la enemistad entre altos funcionarios estaduales y los funcionarios locales en Louisiana y su fracaso para organizar una evacuación total antes que golpeara el huracán categoría 4. “No soy un dictador”, declaró Brown. “Lo que más me pesa personalmente es que pude hacer que la gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco, y el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, trabajaran juntos y salvaran sus diferencias.” Su mayor error, declaró, fue “no reconocer para el sábado 27 de agosto que Louisiana era disfuncional”. El huracán tocó tierra en la madrugada del lunes siguiente.
Pero esto no era suficiente para satisfacer al comité liderado por los republicanos. “Estoy contento de que usted no esté más ahí”, dijo Christopher Shay, un republicano de Connecticut, quejándose sobre la apariencia de “un ciervo asustado frente a los reflectores (de Brown) que me dice que usted no es capaz de hacer la tarea”. Pero incluso el espectáculo de los republicanos atacando a uno de los suyos no fue suficiente para los demócratas, que exigieron una investigación independiente externa sobre el manejo de Katrina en la misma línea de la comisión que investigó los ataques del 11 de septiembre. Un congreso controlado por los republicanos, advierten, simplemente producirá un encubrimiento de un gobierno federal similarmente dirigido por los republicanos.
Con la excepción de dos congresistas de estados vulnerables a huracanes, los demócratas boicotearon la audiencia de ayer. Nancy Pelosi, la líder de la minoría de la Cámara de Representantes, emitió una declaración lacerante, describiendo los procedimientos como una “hipocresía”. Brown, que una vez fue Comisionado para la Asociación Internacional de Caballos Arabes, ha sido ridiculizado por parecer ignorar las terribles condiciones en el Superdomo de Nueva Orleans y centro de convenciones, aun cuando estaban siendo emitidos en vivo por televisión. Pero ayer declaró nuevamente que había estado alerta desde el comienzo de la amenaza potencial que era Katrina.
Gracias en parte a la amplia evacuación anticipada de las ciudades amenazadas, el número de muertos por el huracán subsiguiente, el Rita, sigue siendo hasta ahora menor de 10, a pesar de la virtual destrucción de algunas comunidades pequeñas en la costa del oeste de Louisiana. Aún ayer, la inundación se expandía unos veinte kilómetros o más tierra adentro, cuando el presidente Bush hizo su séptima visita a la región desde que atacó Katrina.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Michael Brown jura como testigo ayer en el Congreso.
 
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