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Envenenamiento masivo de tropas iraquíes en Mosul

Al menos 130 soldados iraquíes fueron ingresados ayer en varios hospitales por envenenamiento en Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, informaron fuentes policiales. Por ahora se desconoce el tipo de veneno y cómo fue ingerido por los soldados que recibían entrenamiento en el campamento militar de Hamam al Alil, situado al oeste de la ciudad. La fuente explicó que un grupo de desconocidos había comprado “grandes cantidades de insecticida en los mercados de la ciudad”, que podrían haber sido utilizados como veneno, aunque esta versión no ha sido confirmada. En los últimos meses, los grupos insurgentes iraquíes han comenzado a utilizar armas químicas (ácido nítrico y gas cloro) en sus ataques.

Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, urgió ayer en Bagdad al primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, a llevar a buen término el proceso de reconciliación nacional porque las tropas estadounidenses no se quedarán indefinidamente en su país. “Nuestro compromiso en Irak es a largo plazo, pero no es un compromiso por el cual tengamos que tener a nuestros hombres y mujeres jóvenes patrullando sin fin las calles iraquíes”, declaró Gates a un grupo de periodistas tras mantener un encuentro con Al Maliki en la ultraprotegida Zona Verde de Bagdad. A su vez, el presidente George Bush, hablando en East Grand Rapids ayer, dijo que comenzaba a ver señales positivas en la implementación del nuevo plan.

Horas antes, el jefe del Pentágono se reunió durante tres horas en Bagdad con el máximo jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses, general Peter Pace, y con los comandantes en jefe para Medio Oriente e Irak, informaron fuentes militares. La visita de Gates coincide con una creciente presión popular y política en Estados Unidos para fijar un calendario de retirada de las tropas norteamericanas de Irak. Por otro lado, el plan de seguridad para la capital iraquí, puesto en marcha el 14 de febrero para intentar erradicar la violencia endémica que azota al país, prevé el despliegue de 90 mil soldados estadounidenses e iraquíes en la capital antes de junio. No obstante, el plan ha sufrido ya un golpe por la ola de atentados sangrientos de estos últimos días. Llegado el jueves a Bagdad, Robert Gates aprovechó su tercera visita a Irak desde que asumió el cargo a fines de 2006 para reunirse con generales norteamericanos y su homólogo iraquí, Abdel Kader Jasim Mohamed. Antes de reunirse con los dirigentes iraquíes, Gates insistió en la necesidad de obtener “progresos más rápidos” para la reconciliación entre las comunidades chiíta y sunnita de Irak.

En nuevos hechos de violencia, al menos dos civiles –entre ellos una niña de 11 años– murieron ayer al estallar bombas en la sureña Nasariyah y en Bagdad, informó la policía, mientras que el ejército estadounidense anunció la muerte de tres de sus soldados y otro que resultó herido. En un comunicado se explica que los tres soldados perdieron la vida y un cuarto sufrió heridas, cuando una bomba colocada en una carretera explotó al paso del vehículo en el que viajaban, en el norte de la capital iraquí. También ayer fuerzas estadounidenses mataron a ocho insurgentes y detuvieron a otros 41 en distintos operativos en el país. En un suceso distinto, otro militar de Estados Unidos murió a consecuencia de los disparos de un grupo de hombres armados al paso de su patrulla en el sudoeste de Bagdad. Estas muertes elevan a 69 el número de soldados norteamericanos fallecidos en Irak en este mes de abril y a 3315 el número de bajas desde el inicio de la invasión en marzo de 2003.

A pesar de la escalada de violencia, Bush dijo ayer que es muy pronto para evaluar la nueva estrategia de seguridad en Irak que lidera Estados Unidos, pero señaló que la dirección “de la lucha está comenzando a cambiar”. “Todavía hay ataques horribles en Irak, como las bombas del miércoles en Bagdad, pero la dirección de la lucha está comenzando a cambiar”, dijo Bush en un discurso dos días después de los ataques que dejaron más de 200 muertos.

El comandante de Estados Unidos en Irak, general David Petraeus, “informa que sólo podremos juzgar el potencial para el éxito más adelante en el año, pero están empezando a surgir las primeras señales positivas”, añadió Bush. “Y ellas nos muestran hasta el momento que la operación está cumpliendo las expectativas”, dijo el mandatario, cuya imagen en las encuestas ha descendido debido a la impopularidad de la guerra, de la que casi la mitad de los norteamericanos dice que ya está perdida.

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Un soldado iraquí revisa una garrafa de gas en un puesto de control.
Imagen: EFE
 
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