EL MUNDO › PUTIN Y BUSH ACERCARON POSICIONES SOBRE IRAN

Mejor no hablar del escudo

 Por Rupert Cornwell *
desde Washington

Una cena con langosta, una salida a pescar y la radiante presencia de George Bush padre pueden haber mejorado la atmósfera entre Estados Unidos y Rusia, pero no dieron grandes señales de progreso ayer para resolver los importantes desacuerdos que dividen a las dos superpotencias rivales. Hablando después de su primer encuentro con un líder extranjero en el complejo familiar en la costa de Maine, George W. Bush se reunió con Vladimir Putin en una exhibición de unidad para tratar el supuesto programa nuclear de armas de Irán.

Los dos mandatarios intentaron alcanzar un lugar común con respecto al enfrentamiento de la comunidad internacional con Irán y su programa nuclear, uno de los temas menos controvertidos en su tensa relación. “Estamos cerca de reconocer que debemos trabajar juntos para enviar un mensaje común”, declaró el presidente, mientras Putin predecía que “seguiremos siendo exitosos” a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero todavía es incierto si Moscú va a apoyar las nuevas duras sanciones buscadas por Washington si Teherán sigue desafiando los pedidos de suspensión de su programa de enriquecimiento de uranio. De todas maneras, la Casa Blanca ya ha demostrado que está dispuesta a moderar sus resoluciones para ganar el apoyo del Kremlin.

Pero sobre otros temas, los funcionarios de ambos lados minimizaron las expectativas de cualquier gran avance en la cumbre de 24 horas. Rusia sigue oponiéndose categóricamente a la independencia de la ex provincia serbia de Kosovo y, si fuera posible, fue más hostil a los planes de Estados Unidos de instalar un sistema de defensa antimisilístico en Europa. Aunque en un tono más conciliatorio, al punto de sugerir incorporar más países europeos al plan a través de la OTAN, Putin salió otra vez a decir que se oponía a la instalación de bases para misiles y un sistema de radar en Polonia y la República Checa. En cambio, repitió su propuesta de usar unas instalaciones existentes rusas en la ex república soviética de Azerbaijan, cerca de la frontera con Irán –la amenaza que debe afrontar el sistema planeado por Estados Unidos–.

Aparentemente, la cumbre no podría haber sido más relajada. Después de una cena familiar el domingo, con langosta y pez espada, ambos líderes se vistieron con pantalones y camisas sport para el viaje en barco de ayer. La conversación, dijo Bush, había sido “una discusión informal sobre una agenda muy variada. A cargo de la parte social estaba el padre del presidente, claramente disfrutando su regreso a las candilejas diplomáticas en la casa donde había recibido con regularidad a líderes extranjeros durante sus años en la Casa Blanca. La gran notoriedad del mayor de los Bush, que hábilmente manejó el fin de la Guerra Fría y la desintegración de la ex Unión Soviética, también fue un recordatorio de una era más fácil y de unas relaciones más productivas entre Moscú y Washington.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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