Por encima de una montaña en las selvas de Colombia asomaron los rostros de los cuatro rehenes de las FARC liberados ayer en territorio colombiano. Sonreían, asustados y conmovidos. Poco antes habían visto a los helicópteros y hecho señales para que los rescataran. “Pensamos que se iban a ir”, dijo exaltado Luis Eladio Pérez, ex congresista que recuperó la libertad junto a los también políticos Gloria Polanco de Lozada, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Gechem, a quien la guerrilla decidió liberar por su grave estado de salud. Como el 10 de enero pasado, cuando las FARC devolvieron a Clara Rojas y Consuelo González, lo de ayer fue un gesto de la guerrilla al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en retribución a sus gestiones para el intercambio humanitario entre guerrilleros presos en las cárceles colombianas y políticos y militares prisioneros en sus campamentos. Las FARC anunciaron que sería el último gesto unilateral, que ahora esperan una negociación con el gobierno. Y el comisionado de paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, contestó que se puede organizar un encuentro “fácilmente”.

Después de que el Comité Internacional de la Cruz Roja recibiera a los rehenes, fueron llevados a Venezuela. Primero arribaron al aeropuerto de Santo Domingo, donde arrancó el operativo, y después a Caracas. Allí fue el abrazo con sus familiares. Esposas, hijos, hasta nueras y nietos que los secuestrados todavía no conocían. Fue un momento de enorme emoción para quienes serían los últimos liberados de manera unilateral por las FARC, según anunció la guerrilla en un comunicado oficial minutos después de su entrega en la selva, antes del mediodía. Para los insurgentes lo que debe seguir ahora es “el despeje militar de Pradera y Florida (sur de Colombia) por 45 días, con presencia guerrillera y comunidad internacional como garantes, para pactar con el gobierno en ese espacio, la liberación de los guerrilleros y de los prisioneros de guerra en poder de las FARC”.

El comisionado de paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, reaccionó con declaraciones que dan esperanza de un pronto canje. “Hay unos canales establecidos para poner en marcha una zona de encuentro. Existen facilitadores internacionales, dos delegados europeos con quienes estuve reunido. Fácilmente podemos acordar las reglas del juego para una zona de encuentro en una zona rural, donde no haya que mover ejército ni haya presencia guerrillera”, explicó Restrepo a Radio Caracol. Por su parte, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, arremetió diciendo que los guerrilleros “siempre han utilizado el intercambio humanitario para ganar espacio político”.

Las liberaciones de ayer empezaron a las siete de la mañana en Venezuela. De Santo Domingo de Táchira despegaron dos helicópteros MI de fabricación rusa, con placas venezolanas e insignias de la Cruz Roja Internacional. Rumbo a San José del Guaviare, Colombia, iban médicos y comisionados del CICR con el ministro venezolano Ramón Rodríguez Chacón y la senadora colombiana Piedad Córdoba. A las 10.30 partieron desde San José hacia la selva en búsqueda de las coordenadas entregadas por la guerrilla a Venezuela, y sobre las cuales, según declaró el presidente colombiano Alvaro Uribe, el gobierno ya tenía conocimiento. Hacia el mediodía, el CICR confirmó que los cuatro secuestrados ya estaban en su poder. Yves Heller dijo a Página/12 que “la misión humanitaria encabezada por delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja fue exitosa”.

A las tres de la tarde, los helicópteros regresaron a Santo Domingo de Táchira con los cuatro políticos, que desembarcaron por sus propios medios. Mientras tantos, sus familias los veían en directo por Telesur. Las miradas eran de asombro. Muchos esperaban que el senador Gechem tuviera que ayudarse para andar. Pero, aunque se le vio con un aspecto muy demacrado, se le notó fuerte. Gloria, abrazada de Chacín, traía unas flores rojas, heliconias de la selva, para la tumba de su marido asesinado en marzo de 2005, supuestamente por las FARC. Sin embargo, ella había dado la mano a sus captores al despedirse de los campos donde estuvo retenida por más de seis años, durante los cuales vivió siete meses con dos de sus hijos también en cautiverio.

Al momento del rescate, Eladio se estrechó con los delegados de la Cruz Roja y Gechem lloró frente a Piedad Córdoba. Beltrán se secaba el llanto con una toalla. Y los guerrilleros saludaban la cámara de televisión. Su comandante, animado por el ministro venezolano, habló en nombre del secretariado para decir que “tal como lo prometimos entregamos a los cuatro. No están enfermos como dicen los medios. O, ¿cómo los ven?”. Con salud, respondió al fondo Chacín. Con su evidente enfermedad, Gechem desmintió al guerrillero. Los otros tres liberados pusieron a Chávez después de Dios a la hora de los agradecimientos.

Nadie agradeció al gobierno colombiano. Nicolás Maduro, canciller venezolano, se refirió a los enemigos de la paz, por Uribe, que hicieron “una avalancha de ataques” a la operación, refiriéndose a las denuncias por bombardeos en la zona de la liberación durante los últimos días. Chávez guardó silencio hasta la noche, cuando se recibió a los ex rehenes y sus familias en el Palacio de Miraflores. Los llevó una caravana de autos negros y vidrios oscuros desde el aeropuerto de Maiquetía, donde se vivió el encuentro de los liberados con sus familias. Mucho llanto, flores blancas, remeras con mensajes por la libertad, se vieron al caer la tarde entre la feliz multitud. Eladio contó que Ingrid Betancourt, a quien vio el 4 de febrero, sigue desmejorando y afirmó que las FARC se ensañaron con ella. Por ello Chávez instó a trasladarla de campamento.