EL MUNDO › LOS PALESTINOS AGRADECEN EL GESTO DEL PRESIDENTE BRASILEñO

Silencio de Lula en Belén

Lula canceló dos actividades organizadas por el gobierno de Tel Aviv y optó por pasar la noche en la ciudad de Cisjordania, donde se reunió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Hoy Lula visita la tumba de Arafat.

Luiz Inácio Lula da Silva comenzó el día en el Museo del Holocausto en Jerusalén y lo terminó en la ciudad palestina de Belén. Fue un día largo, lleno de tensión. Mientras el presidente brasileño cumplía con la segunda jornada de su visita a Israel y los territorios ocupados, en la parte oriental de Jerusalén, la Ciudad Vieja, cientos de palestinos se enfrentaron a la policía israelí, potenciando aún más el habitual clima de sensibilidad política de la región. Lula canceló dos actividades organizadas por el gobierno de Tel Aviv y optó por pasar la noche en la ciudad de Belén, en Cisjordania, a poco más de un kilómetro de la capital israelí. Allí se reunió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pero prefirió no hacer declaraciones. Sin embargo, el gesto había sido claro. Afuera del Palacio Presidencial en Belén, cientos de personas se concentraron anoche para agradecer el apoyo del brasileño.

Lula decidió pasar la noche en silencio. El clima político en Jerusalén no necesitaba más agitación y, además, su agenda para el día de hoy lo decía todo. Mientras el presidente brasileño canceló ayer la visita que le habían pautado en Israel a la tumba de Theodor Herzl, fundador del movimiento sionista, hoy colocará una ofrenda floral en la tumba del histórico líder de la Organización de Liberación Palestina (OLP), Yasser Arafat. Según informó la comitiva del mandatario sudamericano, la agenda presidencial estaba demasiado llena para poder hacer una parada en el cementerio israelí. Pero la excusa no convenció al canciller israelí Avigdor Lieberman, el referente de la extrema derecha en la coalición gobernante. En una entrevista con el diario Yediot Aharonot calificó de inaceptable la actitud del presidente brasileño y, por eso, el lunes a la tarde no presenció el discurso de Lula ante la Knesset, el Parlamento israelí.

Ayer por la mañana, antes de dejar el territorio israelí, Lula visitó el Museo del Holocausto. Lo recibió el rabino de Israel Meir Lau, director del Consejo Deliberativo del museo y un sobreviviente del campo de concentración nazi de Buchenwald. “Creo que la visita al museo debería ser obligatoria para todo ser humano que quiere gobernar una nación”, aseguró el mandatario tras recorrer el edificio. Lula es el primer mandatario brasileño que visita Medio Oriente desde 1876.

Acompañado por su esposa Marisa Leticia y por el presidente israelí y Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres, Lula participó en una ceremonia oficial en la denominada Sala de la Memoria. La sala tiene un techo de hormigón y en el suelo están escritos los nombres de los 22 campos de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

“El Holocausto y la esclavitud fueron grandes crímenes de la humanidad –sentenció el mandatario al terminar la ceremonia–. Todos los que luchamos por la democracia y los derechos humanos no podemos en ningún caso permitir que vuelva a ocurrir algo como el Holocausto. La humanidad no puede permitirlo y tiene que repetir todos los días tantas veces como sea necesario nunca más, nunca más, nunca más.”

Antes de recorrer los pocos kilómetros que separan Jerusalén de Belén, el invitado de honor hizo una parada rápida en el hotel Notre Dame para reunirse con los promotores de la Iniciativa de paz de Ginebra, un grupo de familiares israelíes y palestinos de víctimas del conflicto y representantes de la ONG Passia. El mandatario brasileño no hizo declaraciones públicas, pero según informó más tarde su delegación, se comprometió a cooperar por una apertura real y duradera del diálogo entre el gobierno israelí y la Autoridad Palestina.

Con ese mismo mensaje llegó a la tarde a Belén, la tierra natal de Jesucristo. Lo primero que hizo fue inaugurar un seminario económico que reunió a 120 hombres de negocios brasileños y palestinos, y en el que también participó el primer ministro palestino de facto, Salam Fayad, designado por Abbas después de la ruptura con Hamas en 2007.

De allí partió, sin hacer comentarios a la prensa, al Palacio Presidencial, donde lo esperaba su par palestino, Mahmud Abbas. No trascendió mucho sobre la reunión, excepto que fue corta, casi de protocolo y que los dos mandatarios volverán a verse para conversar hoy. Lula tiene previsto viajar bien temprano a Ramalá, la sede política de la Autoridad Palestina, para firmar acuerdos de cooperación con Abbas y su premier Fayad. Según adelantó ayer el mandatario brasileño, una de las propuestas será impulsar un Tratado de Libre Comercio con el Mercosur, como el que ya firmaron el bloque sudamericano e Israel.

Con esos acuerdos sellará su viaje al corazón conflictivo del Medio Oriente. A las 13 hora local debe tomar un nuevo avión hacia Ammán, la capital jordana. Allí lo espera el rey Abdalá II para discutir un plan de mediación internacional para el conflicto palestino-israelí.

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El presidente brasileño depositó una ofrenda floral en el Museo del Holocausto ayer en Jerusalén.
 
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