EL MUNDO › COMO VIVIO LA IZQUIERDA DEL MERETZ EL DURO GOLPE DE AYER

Las alas rotas de la paloma de la paz

Por Chris McGreal
Desde Tel Aviv

La mayor esperanza de Yossi Sarid era que tendría que hacerlo todo de vuelta en un año. El líder del ultrapacifista partido Meretz recorrió melancólicamente ayer los sitios de votación y realizó un esfuerzo a medias para ganar unos pocos votos más a fin de mantener vivas sus alternativas radicales a los tanques de Ariel Sharon. Pero no se lo veía feliz, y la catastrófica derrota de su partido terminó por provocar su renuncia al final de la jornada.
“Demasiada gente nos considera como los amigos de los árabes. Y a la gente no le gustan los amigos de los árabes –admitió Sarid–. Dos años atrás, Meretz tuvo una buena chance de convertirse en el segundo partido más grande de la Knesset. Y entonces la agenda cambió. Arafat decidió ayudar a Sharon. Le hizo el juego directamente a Sharon y el campo de la paz colapsó.” Entre otras cosas, Meretz favorece un retiro unilateral de los territorios ocupados, para entregárselos a una administración internacional interina liderada por los norteamericanos. “No se puede llegar a un acuerdo con Arafat y no se puede llegar a un acuerdo sin él, de modo que lo mejor es retirarnos directamente –dijo Sarid–. No soy un gran creyente en una solución en el futuro cercano, de modo que retirémonos y defendamos fronteras normales, en lugar de que cada uno tenga sus propias fronteras, como esos colonos.”
Este no es un mensaje popular en estos tiempos. Las fortunas de Meretz no se derribaron tanto como las del principal partido de oposición, el laborismo. Pero Meretz peleó duramente por conservar las 10 bancas que tenía, y que lo hacían el cuarto bloque en la Knesset saliente. Perdieron, pero al menos lo intentaron. Mientras los activistas del laborismo brillaban ayer por su ausencia en Tel Aviv, los militantes de Meretz estuvieron buscando hasta último momento votantes potenciales hasta en la playa.
Hubo gente que vio el llamado a votar por Meretz como parecido a una incitación a la traición. “En Jerusalén, en particular, la gente religiosa y los colonos te escupen e incluso amenazan con pegarte –dice Roy Yellin, un activista joven del partido–. Creo que nos desprecian menos que a la mayoría de los partidos porque nos ven como un partido de principios y porque logramos aprobar un montón de leyes sociales en la Knesset, pero la cosa es difícil de vender.”
Sarid no mostró gran entusiasmo por festejar a sus votantes. En una mesa electoral en un distrito de Tel Aviv donde Meretz podía esperar alzarse con alrededor de un 20 por ciento de los votos, una mujer le gritó: “Buena suerte”. Sarid la ignoró y pasó de largo de modo malhumorado junto a votantes que lo miraban con más simpatía que sospechas.
Hubo gente que sintió que la estrategia de paz de Meretz era como el comunismo: una linda idea, si funcionara. “Oh, no. No podría votar por ellos –dijo Emily Scheffer, de 68 años–. ¿Ha escuchado usted de un hombre llamado Chamberlain? Si usted va y se fija en lo que hizo, entenderá. Déles un poquito y ellos le agarrarán todo el país.”
Aún así, Meretz tocó algunos nervios expuestos. Su último aviso de campaña por TV fue un conmovedor ataque a los colonos judíos en Cisjordania. Mostraba el costo de proteger a sólo siete familias de colonos en el corazón de Hebrón: unos 340.000 dólares por año y 1000 soldados. Pero hay un precio más alto. El aviso termina con la historia de David Damlin, un oficial del ejército muerto a tiros en un retén mientras custodiaba una colonia. Al día siguiente, el ejército eliminó el retén. “Fue un desperdicio total de la vida de alguien –dijo Yellin–. La gente respondió de veras a ese aviso. Durante esta campaña no se ha reflexionado mucho, y el aviso hizo que mucha gente se pusiera a pensar en lo que está haciendo Israel.” La mayor esperanza de Sarid era que el próximo gobierno de Sharon colapse antes de que pueda causar verdadero daño. “Sharon no puede sobrevivir por demasiado tiempo. Va a llevarlo todo a un punto de parálisis. Por eso está interesado en un gobierno de unidad nacional. Porque le va a dar una coartada y legitimidad. Pero el próximo gobierno no sobrevivirá más de un año, y entonces será el turno del campo de la paz”, vaticinaba Sarid. Pero al final del día, fue el liderazgo de Sarid lo que no sobrevivió.

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