EL MUNDO › ASPIRANTE DEMOCRATA

El vice latino, de película

Comparada con el pasado de su colorido rival, la vida del vicegobernador de California, Cruz Bustamante, es bastante aburrida. Un viejo chiste norteamericano dice que la función más importante de un vicegobernador es leer el diario todas las mañanas para ver si el gobernador todavía está vivo. Pero aunque administran el estado más poblado e importante del país, Bustamante y el actual gobernador, Gray Davis, ni siquiera se dirigen la palabra. Hace poco, Bustamante admitió que hacía meses que no charlaba con su jefe. Razones no les faltan: por primera vez en la historia de California, en las elecciones de hoy, tanto el vice como el gobernador competirán por el mismo cargo. Pero en materia de records, Bustamante es todo un especialista. Fue el primer representante latinoamericano de la Asamblea de California y el primero de este origen en ganar un puesto en la gobernación de ese estado. Y hoy podría convertirse en el primer gobernador hispanoamericano de California desde 1875.
Por esas vueltas de la política, una maniobra tramada por republicanos de derecha podría entregar la gobernación de California a Cruz Bustamante, un demócrata de origen mexicano, y de paso crear un líder latinoamericano de envergadura. Todo comenzó unos meses atrás cuando el empresario y representante republicano por San Diego Darrell E. Issa, lanzó una campaña para revocar el mandato a Davis. Puso más de un millón de dólares de su bolsillo para costear las firmas necesarias para hacer un referendo revocatorio. Y una vez que las consiguió se presentó como candidato para suceder al actual gobernador. Pero su fama fue efímera, ya que se bajó de la candidatura cuando llegó Schwarzenegger.
Bustamante cuenta con el apoyo de la comunidad latina de California y, según los analistas, podría conseguir los votos del sindicalismo de ese estado, que lo considera un tipo “maleable”. Pero hace poco, justo cuando hablaba ante un sindicato de gente de color, cometió un furcio racial, del que todavía no ha podido recuperarse. Entretanto, algunos sectores de la derecha lo tachan de racista por sus vínculos con el Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlan (Mecha), una organización que apoya a los estudiantes universitarios chicanos. El senador Tom McClintock, otro de los candidatos en el referendo, compara a Mecha con el Ku Klux Klan y se declara preocupado por las reivindicaciones del grupo, que aboga por “la conquista” del sudoeste estadounidense y una nación chicana separada del resto de ese país. Pero, pese a las críticas, Bustamante se niega a desafiliarse del grupo al que entró cuando era estudiante. Estudiante crónico si los hay, recién este año recibió su título de una universidad de segunda clase en el valle californiano de San Joaquín, donde nació hace 50 años.
Aunque en los medios ha asegurado que apoyaría la unión civil entre personas del mismo sexo, Bustamante no es ningún liberal: apoya la pena de muerte y se ha ganado la ira de los lobbistas antitabaco cuando se opuso a los planes para prohibir fumar en los bares de California. Pero hace poco, este nieto de braseros mexicanos se ganó el okey de varias organizaciones ambientalistas cuando acusó a la administración Bush de boicotear la Ley de Aire Limpio y allanarles el camino a los grandes conglomerados de la construcción.
Muchos le han reprochado que la principal fuente de financiamiento de su campaña sea una cadena de casinos de la India. Pero este hombre casado y con nietos, que insiste en mostrar su declaración jurada de bienes a diestra y siniestra, repite que “soy el único no millonario en esta campaña”. Se refiere, naturalmente, a su enemigo número uno, Arnold Schwarzenegger. De hecho, toda su campaña se ha concentrado en mostrarlo como la antítesis de Terminator. Ante los medios se ha presentado como el “Danny DeVito” de esta elección. Al igual que el hermano de Schwarzenegger en la película Gemelos, Bustamante es petiso, gordo y pelado, pero no tan bonachón como el personaje interpretado por DeVito. En julio pasadoanunció que no iba a sacarle el puesto a Davis, pero cambió de idea cuando Schwarzenegger anunció su candidatura. Aunque la dirigencia demócrata había advertido a sus correligionarios más prominentes que no se propusieran como candidatos para reemplazar a Davis, Bustamante sorprendió a todos cuando anunció su entrada en la carrera por la gobernación. “Definitivamente él no era el candidato del partido”, dice un dirigente citado por el diario Washington Post. No en vano, sus detractores sostienen que la mayor virtud de Bustamante es estar en el lugar justo en el momento debido.
Muchos demócratas lo apoyan porque lo ven como un representante de una minoría que en California pronto se transformará en mayoría. Su oposición a la Propuesta 187, una ley que negaba servicios sociales a los inmigrantes ilegales –la misma que, en su momento, apoyó Schwarzenegger– va a jugarle a favor en el referendo de hoy. Entretanto, seguro de su victoria, Bustamante ha contratado una maestra particular para que mejore, en lo posible, su tortuoso español.

Texto: M.B.

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