EL MUNDO › ENTRE LAS VOCES DE LOS OSETIANOS Y EL PLAN RUSO

La venganza y la reparación

Por Andrew Osborn
y Mary Dejevsky *
Desde Beslán y San Petersburgo

Ruslan Dudae, que perdió amigos y familiares en la masacre, dijo: “Hoy enterramos a cinco personas y mañana serán los funerales de 38. Osetia es tan pequeña, no llega a un millón de personas, y todos nos conocemos. Tendremos nuestra revancha, eso es seguro. Pero hay un problema, el terrorismo es invisible. Dicen que algunos de los terroristas van camino a un poblado cerca. Si los agarramos, los quemamos”.
Mairbeck, un habitante de Beslán que asistió a los funerales, señaló que “este tipo de cosas no sucedió en la Unión Soviética. Nuestro presidente, el presidente de Osetia del Norte, es culpable –él está a cargo de la policía y los organismos que endurecen las leyes–. Pero últimamente (Vladimir) Putin es el responsable. El es el de mayor rango”.
En su discurso el fin de semana, Putin declaró que el asalto a Beslán tuvo la “intervención directa del terrorismo internacional contra Rusia” y que Rusia está amenazada por peligros externos. Su única respuesta inmediata fue reforzar las fronteras de Osetia del Norte. Sorprendió en segundo lugar que definiera a Rusia como una nación drásticamente debilitada, acechada por “conflictos internos y contradicciones interétnicas” que en los tiempos soviéticos eran “suprimidos por la fuerza por la ideología que prevalecía”. Entonces declaró que “fracasamos en prestar atención a las cuestiones de defensa y seguridad, permitimos que la corrupción fagocitara el orden jurídico”.
De esa forma, Putin intenta usar la catastrófica pérdida de vidas y la puesta en evidencia de la mala coordinación del rescate como una oportunidad para embarcarse en una reforma de los sectores que mencionó: militar, de seguridad y judicial. Los servicios de emergencia están coordinados pobremente y escasos de presupuesto, mientras que el sector militar reviste un gran desafío. Putin recientemente reemplazó al jefe del Estado mayor, cuyos esfuerzos por reestructurar el ejército fueron vistos como un daño más que un beneficio.
Ruslan Zasikov, que perdió varios parientes, dijo ayer en los entierros que “nadie está contento con Putin. Estos niños debieron ser salvados. Las autoridades permitieron que esta gente llegue aquí y el problema es que uno no puede forzar a nadie a que se vaya”.
Alexander Dzasokhov, presidente de Osetia del Norte, dijo ayer: “Entiendo plenamente mi responsabilidad. Quiero pedir perdón por no proteger a esos niños, maestros y padres”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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