EL MUNDO › MAS VIOLENCIA EN UN NUEVO ESCENARIO POLITICO

El camino minado para dialogar

Luego del revuelo causado por el atentado a Israel, la Jihad Islámica –el grupo terrorista palestino que se adjudicó el ataque– subió nuevamente la apuesta al anunciar que el de ayer fue el primero de una serie de 70 ataques planeados contra el territorio israelí. La “unidad de mártires”, como la definió el portavoz de Jihad Islámica en Gaza, Abu Ahmed, fue creada recientemente para atacar en distintas áreas dentro de Israel, “en respuesta a la campaña de agresión israelí contra el pueblo palestino”. El grupo criticó la postura del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, a la que calificó como “vieja política”, en comparación con el actual gobierno palestino dirigido por Hamas.

“Este es un ataque legítimo en base a todas las leyes y convenciones internacionales, así como a las reglas religiosas, y nadie puede condenar este acto de resistencia”, le contestó Ahmed al presidente de la AP, al tiempo que destacó la posición de Hamas, que consideró el ataque como un acto de legítima defensa del pueblo palestino. Asimismo, negó que el atentado hubiera buscado aumentar la presión sobre el gabinete liderado por Hamas, que hasta el momento se ha mantenido dentro del cese del fuego acordado. Sin embargo, todo indica que este atentado dificultará aún más el difícil camino de Hamas, que ahora se enfrenta al mismo problema que signó al gobierno de Al Fatah: la falta de control sobre la totalidad de los grupos armados palestinos.

El anuncio de la Jihad de ayer no es una estrategia nueva del grupo. Desde el inicio de los ceses de fuegos acordados entre las dirigencias israelíes y palestinas, el grupo radical palestino siempre supeditó la suspensión de los atentados a que Tel Aviv hiciera lo mismo. En cada ocasión, la organización terrorista rompió el cese del fuego después de denunciar ataques, reconocidos o no, de las fuerzas israelíes a los territorios ocupados. En septiembre de 2003, por ejemplo, después de siete meses de cese del fuego, la Jihad anunció que retomaría los ataques contra Israel por el asesinato selectivo de uno de sus altos dirigentes, aunque la ofensiva nunca fue públicamente reconocida por Tel Aviv.

En gran medida, lo mismo sucede ahora. El 1º de marzo pasado, Jaled Al Dahdu, el jefe militar de la Jihad, murió durante un ataque aéreo contra su auto. Israel nuevamente negó su autoría, pero de poco sirvió. Un mes y medio más tarde, la Jihad vuelve a atacar y el momento no parece casual. Sin un gobierno constituido, Israel todavía se encuentra en una impasse política producto de unas elecciones que no han dejado ningún partido con fuerza suficiente como para formar gobierno con autonomía.

Resta ver si este nuevo atentado, y especialmente la promesa de decenas de futuros ataques, afectará o no la formación de la coalición que gobernará el país. Hasta ahora, las mayores probabilidades eran a favor de una alianza entre Kadima y el Laborismo, aunque ésta se podría ver modificada si la opinión pública israelí demanda un gobierno con una agenda de seguridad más dura, en la que podría incluso entrar el propio Likud y otros partidos de extrema derecha.

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El joven suicida dedica la operación a los presos palestinos.
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