EL MUNDO › HABLA EL PADRE DEL ISRAELI SECUESTRADO EN GAZA

“Palestina quiere negociar”

 Por G. Higueras/ S. Emergui *
Desde Jerusalén

Noam Shalit está convencido de que “la presión” aplicada a los palestinos desde que secuestraron a su hijo Gilad, de 19 años –una ofensiva que ha causado cerca de 180 muertos–, “es conveniente para que la próxima vez lo piensen antes de empezar una nueva crisis”.

Cree que la captura por Israel de cuatro ministros y un viceprimer ministro del gobierno palestino, además de 29 diputados y alcaldes, forma parte de esa presión. Y dice: “Una hora después de que liberen a mi hijo estarán todos libres”. Tras casi dos meses de tormento, Noam se empeña en ver una luz al final del túnel: “Creo que es cuestión de días”, señala y añade: “Soy optimista. Tengo la sensación de que los palestinos quieren solucionarlo ya”.

Los Shalit luchaban en su casa de la colonia de Hila, a una veintena de kilómetros de la frontera con Líbano, por saber de su hijo, secuestrado en Gaza, en el extremo sur de Israel, cuando el primer ministro Ehud Olmert desató la guerra contra Hezbolá. Casi podría decirse que la campaña bélica los forzó a volver a una cierta normalidad ya que, como su chalet no tiene refugio, retomaron sus trabajos, cuyos edificios les ofrecían protección contra los cohetes enemigos y contra el martilleo continuo de la artillería israelí.

Noam, un ingeniero industrial de 52 años, sostiene que siempre estuvo contra la guerra y lamenta que Olmert lanzara una ofensiva que acaparó casi la totalidad de la atención que debía haber dedicado a negociar el fin del secuestro de Gilad. “Mi hijo llevaba sólo once meses de los tres años que obligatoriamente deben pasar los israelíes en el ejército (las mujeres sólo dos) al terminar los estudios de secundaria”, señala, queriendo indicar que es apenas un muchacho. Los Shalit tienen tres hijos y Gilad es el segundo.

Confiesa, sin embargo, que nunca se ha planteado ir él mismo a buscarlo a Gaza. “No sabemos quién lo tiene”, señala. “La negociación es muy difícil porque la Autoridad Palestina –AP–, que quiere acabar con este caso, no tiene poder sobre los grupos que esconden a Gilad”, afirma. La entrevista es interrumpida por una llamada de teléfono del gobierno. “No hay ninguna primicia”, dice con una sonrisa al volver unos quince minutos después, aunque está claro que la conversación no le ha disgustado. “El problema –continúa– es que los secuestradores aún no han presentado una demanda formal.”

Egipto presentó la semana pasada una oferta de mediación que preveía abrir las cárceles israelíes de forma inmediata a 600 palestinos, entre ellos mujeres y niños, y dentro de unos meses a un grupo de los que llevan ya varios años entre rejas.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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