ECONOMíA › DEMANDA LABORAL INSATISFECHA

Vacantes sin ocupar

 Por Cledis Candelaresi

El complejo mercado laboral que muestra la resistencia del índice a bajar a un dígito es que hay puestos de trabajo que no llegan a cubrirse por la falta de postulantes con perfil adecuado. Más de una encuesta realizada entre empresarios observa que, en promedio, alrededor de un tercio de los lugares que los empleadores intentan ocupar quedan vacantes. Las razones de esta paradoja van desde las deficiencias del sistema educativo para formar nuevos profesionales a la disputa que existe por un núcleo altamente calificado de trabajadores que tienen la fortuna de ser “cazados” con altos salarios.

Desde el sector empresario, hace un par de años que se advirtió acerca de la compleja combinación de desocupación estructural con lo que técnicamente se conoce como Demanda Laboral Insatisfecha. Las encuestas realizadas desde entonces por D’Alessio-Irol para relevar expectativas de los ejecutivos nucleados en Idea venían destacando ese fenómeno que, según los datos de junio pasado, muestran que casi el 90 por ciento de las empresas tiene algún cargo sin cubrir.

El mayor déficit se da a “nivel gerencial” y con los “profesionales de rango intermedio” y “operarios y obreros especializados”. Según ese estudio, un 40 por ciento de los empresarios denuncian dificultades para cubrir puestos de la primera categoría y un 27 por ciento para la segunda y un 24 por ciento apunta problemas para la tercera. “La reactivación económica promovió la apertura de nuevas empresas, con la consiguiente búsqueda de personal para conducción”, sentencia de Eduardo D’Alessio, responsable del relevamiento. “Hay una ‘cacería’ de este tipo de trabajadores. A veces también resulta infructuosa la búsqueda de ciertos profesionales jóvenes: las universidades no los generan en cantidad o en condiciones requeridas por las empresas.”

Según los registros del Indec, las carencias de personal se registran en primer lugar en las áreas técnicas (39,3 por ciento), seguidas por los profesionales (32,7 por ciento) y, finalmente, en el renglón de gestión operativa (28 por ciento). La informática podría considerarse un rubro paradigmático. En cuatro años la cantidad de estudiantes de esas carreras aumentó un 5,3 por ciento, mientras que el empleo subió casi un 30.

Todo indica que el millón seiscientos mil desocupados está preferentemente integrado por trabajadores que provienen del sector informal y que no califican para los puestos en blanco. Justamente, los mejor retribuidos y para cuya cobertura los empleadores suelen seducir con remuneraciones superiores a las de la competencia. Puede decirse, en otros términos, que se trata de un grupo marginal con muy pocas chances de movilidad y, por consiguiente, de mejora en su situación.

En la génesis de la DLI interviene otro drama de la economía argentina, como es el abandono del colegio secundario, que en promedio afecta casi al 50 por ciento de los estudiantes. Uno y otro problema fundan dudas sobre la posibilidad de disminuir la desigualdad.

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