EL PAíS › EL CAMPO EXTIENDE EL PARO HASTA EL MIéRCOLES, TRAS UN DíA DE MASIVAS MOVILIZACIONES

Si hay una solución, será para las Pascuas

Con la fuerte participación de productores en las concentraciones de ayer, las entidades se vieron respaldadas para continuar con el lockout contra las retenciones a la exportación.

 Por Raúl Dellatorre

La fuerte respuesta de los productores a las convocatorias a concentraciones en diversos puntos del país impulsó a la dirigencia rural a extender, hasta el miércoles próximo, el lockout a la comercialización de productos. La decisión fue adoptada en conjunto por Federación Agraria, Sociedad Rural, Confederaciones Rurales y Coninagro en un encuentro en la ciudad de Buenos Aires ayer al mediodía, al mismo tiempo que se desarrollaban las movilizaciones, tractorazos y cortes de ruta en Villa Constitución (Santa Fe), la capital de Córdoba y en las provincias de Chaco y Entre Ríos. El nivel de movilización sorprendió a los propios dirigentes del campo, pero más aún a las autoridades del Gobierno, que no esperaban una respuesta tan contundente a la medida de fijar retenciones móviles a las exportaciones de los principales granos (soja, girasol, trigo y maíz). La dirigencia busca forzar una respuesta amenazando con desabastecer los centros urbanos el fin de semana de Pascuas. Hasta anoche, sólo se percibían tenues señales de acercamiento, pero todavía sin un escenario concreto de negociación.

La concentración en la autovía Rosario-Buenos Aires, a la altura de Villa Constitución, reunió a casi mil productores, que movieron hasta el lugar tractores y camionetas para expresar su disgusto y cortar ambas manos de la ruta. Aunque la manifestación fue pacífica, los ánimos se fueron caldeando a medida que se hacía más nutrida la concentración, y ya sobre el cierre hubo grupos de productores que le exigían a Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria y principal dirigente presente, llamar a un paro por 20 o 30 días.

“Los más disgustados son los productores de granos, pero los tamberos y ganaderos también se sumaron, porque entienden que para ellos tampoco hay una política agropecuaria que los contemple”, puntualizó uno de los dirigentes presentes. El propósito del Gobierno de recortar las rentas extraordinarias de los grandes exportadores y desalentar la producción sojera en favor de otros cultivos o explotaciones, no fue comprendido. Los supuestos beneficiarios fueron, ayer, los protagonistas de la protesta. La suba de las retenciones pretende evitar que el aumento en las cotizaciones internacionales se traslade al mercado interno, sobre todo en derivados alimenticios. No sería el caso de la soja, que se exporta en un 90 por ciento de la producción. Pero el mayor gravamen a este cultivo busca un efecto adicional: desa-lentar su expansión, que está desplazando a otros cultivos y explotaciones pecuarias y forestales.

La medida de fuerza había arrancado el jueves, pero fue recién ayer cuando se puso en juego la relación de fuerzas. La inactividad en las principales bolsas de cereales y el escaso ingreso de hacienda a Liniers no iban a tener efectos prácticos, ya que tanto la industria como los acopiadores contaban con stock suficiente de los respectivos productos. Confiado en vencer en la pulseada, el gobierno nacional había lanzado al ruedo a sus principales espadas para descalificar la protesta (ver nota aparte). Pero la presencia de los chacareros en rutas y accesos iba a modificar el panorama.

El cambio en el régimen de retenciones se anunció el martes por la tarde, al mismo tiempo que la Federación Agraria hacía una manifestación en la zona portuaria de Rosario con escasa concurrencia. El dato fue tomado en algunos despachos oficiales como un síntoma de desmovilización del campo, lo que llevó a creer que no habría una reacción importante a la medida. Pero la respuesta de ayer, principalmente en Villa Constitución y en la avenida de Circunvalación y ruta de acceso a la ciudad de Córdoba, mostró un panorama diferente.

Ello se vio reflejado en el rápido acuerdo que las cuatro entidades alcanzaron ayer para prolongar la medida de fuerza, a pesar de las diferencias de criterio entre ellas respecto de la mejor política agropecuaria a seguir. Mientras Sociedad Rural y CRA rechazan por principio cualquier forma de intervención oficial que recorte sus ingresos, Federación Agraria y Coninagro reclaman en cambio medidas de intervención que protejan a las unidades productivas más chicas. Pero entienden que la política agropecuaria actual no contempla esas demandas.

Tampoco había un criterio unívoco en cuanto a cómo seguir la pelea. Después de la experiencia de ayer, Federación Agraria y algunas filiales de CRA apuestan fuerte a la movilización. “Hay otros que se conforman con una protesta on line”, señaló un dirigente de los productores que cortan las rutas, aludiendo a quienes se quedan en las protestas de escritorio o a través de comunicados.

Desde el Gobierno tampoco llega una posición unificada. El secretario de Agricultura, Javier De Urquiza, fue desde un principio el más inclinado a una negociación, incluso expresando cierto grado de desacuerdo, internamente, cuando se dispuso el cambio en el régimen de retenciones. Ahora busca tender lazos con la dirigencia agropecuaria, pero nadie sabe, desde ese otro lado, qué grado de consenso o apoyo puede tener el funcionario cuando ofrece una salida. Cerca del secretario, buscando un puente con el sector agrario, desempolvaron la propuesta de la dirigencia de aplicar retenciones diferenciadas a productores grandes y pequeños, mediante compensaciones a estos últimos.

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