EL PAíS › LA PRESIDENTA ENCABEZó UNA MARCHA CON MILES DE FRANCESES DESDE LA OPERA HASTA LA ASAMBLEA NACIONAL

Cristina reclamó por Betancourt en París

Del acto participaron también la primera dama de Francia, Carla Bruni, el canciller de Francia y familiares de Ingrid Betancourt, rehén de las FARC colombianas. Representantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo acompañaron la marcha por las calles de Paris.

 Por Daniel Miguez

Desde París

Sobre la escalinata de acceso a la célebre Opera de París, en un domingo destemplado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló ante miles de franceses para pedir la liberación de Ingrid Betancourt, secuestrada hace más de seis años por la guerrilla de las FARC. Lo hizo acompañada por el hijo de Ingrid, Lorenzo Delloye, y por la hermana, Astrid Betancourt, quien lleva adelante la movida política en Francia por la causa de los rehenes en Colombia. A unos diez metros la escuchaba Carla Bruni, la bella cantante y esposa del presidente Nicolás Sarkozy, que había llegado imprevistamente con el acto empezado.

Quizá la Presidenta no se imaginó semejante escenario y tamaña cantidad de oyentes cuando el sábado, antes de partir de Buenos Aires, la invitaron a participar de un acto por la liberación de Betancourt, en forma coincidente con la misión que Sarkozy había despachado a Colombia ante una posible liberación de la rehén. Astrid Betancourt, la organizadora, había estimado que frente a la Opera se reunirían no más de mil personas. No lo podía creer cuando llegó y vio la multitud. El locutor dijo que eran 20.000. En todas partes el entusiasmo lleva a hacer cuentas generosas, pero seguro que eran más de 10.000, que impactaron más al formar una gruesa columna de varias cuadras en una marcha de dos horas que terminó frente a la Asamblea Nacional.

La Presidenta había llegado al aeropuerto De Gaulle de París poco después de las 10 de la mañana. Bajó bien abrigada, acorde a los 6 grados que sintonizaban con el cielo gris oscuro. Pero casi no tuvo tiempo de acomodarse en el hotel. Porque al mediodía aparecieron en el hall el canciller francés Bernard Kouchner con su esposa Cristine Ockrant –que es directora de un canal de TV– y Astrid Betancourt con su marido, que es nada menos que el encargado de la Cancillería francesa para asuntos americanos, Daniel Parfait. El grupo lo completaban el ex esposo de Ingrid Betancourt, Fabrice Delloye, y el hijo de ambos, Lorenzo.

Juntos se fueron a las puertas de la Opera, donde la multitud levantaba pancartas con las caras y los nombres de muchos de los rehenes en poder de las FARC. “Liberen a Ingrid” y “Liberen a los rehenes” eran las consignas más coreadas por la gente. A veces un grupo de colombianos radicados en Francia intentaba en castellano el clásico “el pueblo unido...”. Apretujados entre los manifestantes y decenas de camarógrafos y fotógrafos, hablaron Astrid, Kouchner y la Presidenta.

Cuando fue su turno, CFK dijo: “En nombre del pueblo argentino vine junto a representantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo a pedir la liberación de Ingrid”. Y luego agregó: “Mi país sufrió muchos años la represión y fue apoyado por Francia para salir, y a esa ayuda nosotros la retribuimos en esta lucha”. La acompañaban Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, y Marta de Vázquez, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Cuando la Presidenta estaba hablando un revuelo de paparazzis en un costado indicaba que algo había sucedido. Habían detectado a Carla Bruni, metida entre la gente aunque rodeada de varios custodios. Cuando Cristina terminó su breve discurso, un hombre de ceremonial del gobierno francés se acercó a sus pares argentinos para decirle que la primera dama quería saludar a la Presidenta. No llegaron a avisarle, porque justo arrancaba la marcha, que encabezaban Astrid Betancourt, la Presidenta, Kouchner y el hijo de Ingrid. Al único funcionario argentino que logró ver Carla Bruni, porque casi se lo choca cuando buscaba salir del asedio de los fotógrafos, fue al senador Daniel Filmus. Claro que pasó de largo sin saber que era funcionario ni que era argentino. El ex ministro de Educación está en París porque sesiona por estos días una de las comisiones que él preside en la Unesco.

La primera línea de la marcha que arrancó justo en frente del mítico Café de la Paix, la completaban el canciller Jorge Taiana, Parfait, Florence Aubenas, una periodista francesa del diario Libération que estuvo secuestrada en Irak entre 2004 y 2005, Carlotto y Vázquez. Más atrás podía verse a otros integrantes de la comitiva argentina, como el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, los senadores Miguel Pichetto y Filmus y a los diputados Agustín Rossi y José María Díaz Bancalari. También estuvo en un tramo del acto el alcalde de París, Bertrand Delanoë, quien hoy compartirá una ceremonia con la Presidenta, y a la ministra de Justicia de Francia, Rachida Dati, la primera mujer de origen árabe en ocupar un cargo tan alto.

A las pocas cuadras de andar el canciller francés abandonó la marcha. Se pensó que la Presidenta haría lo mismo. Pero no. Continuó las dos horas de caminata en las que hubo que soportar desde llovizna a chaparrones, incluidos unos minutos de granizo.

La marcha pasó por la puerta del Museo de Louvre, cruzó el río Sena y tomó por la calle Anatole France hasta llegar al edificio de la Asamblea Nacional. Allí nuevamente hubo palabras. Las de la Presidenta fueron para reiterar el clamor por la libertad de Betancourt, pero, sobre todo, para pedir al gobierno colombiano que “no realice operaciones militares en la zona para garantizar la seguridad de los rehenes”.

Esta cuestión es de importancia central para los familiares de Betancourt, que saben que la guerrilla no la va a liberar si intuye que hay militares colombianos cerca. Ya en diciembre se frustró por ese motivo la liberación de secuestrados, en una misión en la que varios países enviaron garantes (por Argentina fue Néstor Kirchner). Eso lo reveló Clara Rojas, cuando fue dejada libre tiempo más tarde. Hoy, el caso Betancourt volverá a estar en el encuentro que la Presidenta mantendrá con Sarkozy.


De Vido con el tren bala

El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que viajó con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a Francia, acordó ayer con el presidente de la empresa francesa Alstom, Patrick Kron, que a fines de abril se firmará el convenio para el inicio de la obra para el desarrollo del tren de alta velocidad Buenos Aires-Rosario-Córdoba. También estuvo en el encuentro el director para América latina del Banco Natixis, que financiará las obras, Dominique Ferrero. De Vido mantuvo además reuniones con los vicepresidentes de la firma Dassault y de la petrolera Total, Louis Dassault e Ives Dricarreres.

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Cristina Kirchner y Astrid Betancourt, junto a un retrato de Ingrid.
 
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