EL PAíS › EN COLOMBIA AGUARDA LA MISIóN HUMANITARIA QUE ENVIó FRANCIA

Sin contacto con las FARC

Tras la muerte de Reyes, se han perdido los negociadores con la guerrilla. Una propuesta planteada por Chávez a Uribe indicaba que países como Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba y Francia podrían recibir a guerrilleros liberados en el canje humanitario.

 Por Eduardo Febbro

Desde Bogotá

El reloj de las FARC sigue marcando el tiempo político y la extensa incertidumbre en que está inmovilizada la misión humanitaria que el presidente francés envió a Colombia el pasado 3 de abril. “Después de la muerte de Raúl Reyes (número dos de las FARC) las FARC han vuelto a un tiempo rural, a su tiempo de antes. No se puede esperar que respondan al pedido de Francia de permitir que la misión se interne en la selva y les preste atención médica a Ingrid Betancourt y los demás rehenes. Hay mucha desconfianza”, dijo a Página/12 una fuente que trabajó durante varios años en el tema del acuerdo humanitario y que supo mantener en su momento asiduos contactos con las FARC. El avión Falcon 900 enviado por Nicolas Sarkozy continúa estacionado en el aeropuerto de Bogotá a la espera de una respuesta de las FARC. El jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, precisó que París no suspendería la misión: “Estamos in situ, estamos determinados a continuar”. “(...) Nos obstinaremos, es lo que hay que hacer”. Sin embargo, resulta sorprendente comprobar que la media docena de personas con las que Página/12 dialogó en Bogotá y que hasta no hace mucho tenían canales de comunicación con las FARC hoy aseguran que desde la muerte de Reyes han perdido todo contacto.

Hasta la misma senadora Piedad Córdoba admitió que no sabía si las FARC estaban o no dispuestas a permitir que la misión humanitaria francesa se internara en la selva, al tiempo que reconoció que carecía de contactos con las FARC. Córdoba señaló que al principio creyó que los franceses habían establecido una comunicación con las FARC, pero que hoy no sabe “cómo se va a proceder”. Desde hace dos semanas, el tema del estado de salud de Ingrid Betancourt ha producido una incontable cantidad de rumores e informaciones tan confusas como imposibles de verificar. Dos piezas nuevas se sumaron este fin de semana a la historia clínica y política de la situación en que se encontraría Ingrid Betancourt. El gobierno del presidente Alvaro Uribe arrestó a un presunto médico de las FARC que presentó a la Fiscalía colombiana un parte médico extremo de Ingrid Betancourt. Se trata de Heiver Rodríguez Cruz, integrante del frente 44 de las FARC, arrestado hace unos diez días en el municipio de Mosquera. La Fiscalía venía siguiendo a Rodríguez Cruz desde hacía un año. Conocido como El Tío o El Médico Rodríguez Cruz había atendido a varios jefes de las FARC, incluido el máximo, Manuel Marulanda. Hoy está acusado de haber creado un centro médico en las montañas colombianas para atender a los jefes de la guerrilla. Según el cuadro clínico de Cruz, Ingrid Betancourt sufre de desnutrición aguda, gastritis crónica, reflujo del estómago y paludismo. Yolanda Pulecio, la madre de Ingrid Betancourt, dijo el domingo que luego de haber hablado con Rodríguez éste le confirmó que la rehén francocolombiana no sufría de hepatitis sino de amibiasis como consecuencia de las pésimas condiciones higiénicas del agua que se bebe en la selva. Pero este cuadro clínico fue matizado por Orlando Beltrán, el ex representante de la Cámara liberado recientemente por las FARC. Beltrán aseguró que en la selva “hay personas en total estado de locura” y luego dijo que la información suministrada por el presunto médico de las FARC “no es del todo cierta”. Beltrán contó que “cuando ella estuvo conmigo tenía hepatitis y era desplazada en hamaca, la cargaban porque no podía caminar. Entonces me sorprende esa noticia, pero esperemos a ver qué se puede hacer y qué va a pasar con ella”.

El tema del dramático estado de salud de Ingrid Betancourt desencadenó la semana pasada un nuevo llamado del presidente Nicolas Sarkozy a Manuel Marulanda y el posterior envío de una misión humanitaria. Todo apunta a probar que Sarkozy puso en marcha la misión humanitaria sin previo contacto con las FARC. En este sentido, el periodista y ensayista Jorge Enrique Botero, autor del libro Ultimas noticias de la guerra en donde reveló que Clara Rojas había tenido un hijo (Emmanuel) con un miembro de las FARC durante su cautiverio, declaró a Página/12 que la “intención de Sarkozy es muy loable y solidaria, pero antes de enviar la misión debió asegurarse un canal de comunicación con las FARC”. Hoy hay dos relojes en el complejo tablero colombiano: el de quienes pugnan por la liberación de los rehenes y el de las FARC. Botero resaltó también que la muerte de Reyes llevó a que las FARC “se replegaran en su propio tiempo”. Reyes era, efectivamente, el hombre que comunicaba con el resto del mundo en nombre de las FARC. Su desaparición rompió ese modo de relación. Dos interlocutores vuelven a aparecer en el centro de la escena como piezas insoslayables de este proceso vacilante: Piedad Córdoba y Hugo Chávez. Ambos fueron convocados. Córdoba fue llamada por la embajada de Francia y Chávez fue solicitado por Nicolas Sarkozy. Pero ninguno de los dos dio una respuesta rotunda sino condicionada. A pesar de que se declararon siempre dispuestos a hacer todo lo posible para correr el telón de la selva, Chávez y Córdoba condicionaron su reinclusión en el proceso a un nuevo pedido y su posterior autorización oficial por parte del presidente Alvaro Uribe. Es preciso recordar que Uribe les sacó a Chávez y a Córdoba el estatuto de mediadores el pasado 21 de noviembre. Hoy, con un avión francés inmovilizado en territorio colombiano, el protagonismo de Chávez y Córdoba tiene perfiles tan decisivos que hasta la misma iglesia católica colombiana, apegada a la línea definida por Alvaro Uribe para el acuerdo humanitario, considera que la intervención de Chávez es una necesidad. Es útil recordar también que pese a que se les retiró la mediación oficial, las FARC les entregaron a Chávez y Córdoba un total de seis rehenes. Lo que ha quedado al filo de la navaja es la misión francesa. Más hacia atrás, lo que quedó trunco es el esquema que el presidente venezolano le propuso a Alvaro Uribe el 12 de octubre de 2007 durante un encuentro al que también asistió el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Página/12 pudo saber que Chávez adelantó tres propuestas que englobaban el acuerdo humanitario: uno, la creación de una suerte de corredor humanitario o zona medianamente desmilitarizada en la frontera entre Venezuela y Colombia. Dos, el recibimiento en Venezuela de buena parte de los prisioneros de las FARC que Colombia podría liberar y con el compromiso de que, una vez sueltos, sólo trabajarían en el campo de la acción social. Tres, reactivar la negociación con la FARC y el compromiso para terminar para siempre con el secuestro. La idea consistió en que se retornara un texto de 1984 en el que las FARC se comprometían a no recurrir más a esa práctica. En ese punto había una propuesta venezolana de hacerse cargo del pago de todos los secuestros delictivos a fin de cerrar el ciclo. Más tarde se incorporaron otras ideas. Francia se propuso para recibir con el estatuto de refugiados políticos a los prisioneros de las FARC, y en la lista de posibles países que también podrían recibirlos se mencionó a Cuba, Brasil y la Argentina. Las sucesivas trabas y la muerte de Reyes dejaron ese esquema en suspenso. Hoy la apuesta consiste en saber si las FARC, como lo dicen los protagonistas de los diálogos, han regresado a la medida del tiempo rural o si, de una u otra forma, responderán a los llamados de Sarkozy. Quienes conocen de cerca el comportamiento de la guerrilla aseguran que sólo se puede esperar el silencio.

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El venezolano Hugo Chávez volvió a convertirse en pieza clave para una eventual negociación.
 
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