EL PAíS › MARCHA RECORDANDO LA NOCHE DE LAS LAPICES

La misma lucha, a 26 años

La conmemoración fue más masiva que otros años. Y tuvo un nuevo sentido tras las amenazas a estudiantes por reclamar el boleto estudiantil. Por reiterar la misma demanda que en los ‘70.

 Por Laura Vales

A veintiséis años de la Noche de los Lápices, los secundarios marcharon desde el Congreso a la Plaza de Mayo en homenaje a los seis estudiantes desaparecidos por la dictadura por reclamar el boleto estudiantil. La movilización fue acompañada por piqueteros, docentes, universitarios, organismos de derechos humanos, asambleas y partidos políticos. La marcha fue más grande que otros años. Hubo un clima marcado por la renovada pelea por el boleto y el repudio a las amenazas y atentados sufridos por los adolescentes.
La columna de la Federación de Estudiantes Secundarios salió de la Plaza de los Dos Congresos a las siete y media de la tarde. Sobre la Avenida de Mayo se vio un poco de todo: estudiantes que marcharon detrás de la bandera de su centro, militantes de izquierda, anarquistas, punks. Había chicos teñidos de rubio y con piercings, chicas de cancán y guillerminas, chicos con mochilas negras y chicas con sacones peruanos, barbas afeitadas que parecían un botón debajo la boca, cabezas con rastas. Un grupo de quince motoqueros abrió paso a los manifestantes hasta que llegaron al Cabildo.
Los estudiantes cubrieron el trayecto con una veintena de batucadas y un repertorio de cantitos. El más nuevo decía “Qué feo que es ser policía, qué feo que es ser un botón, qué orgullo que es ser estudiante luchando por la educación”. También volvieron a cantar “Toma pa’vos, dámelo a mí, por el boleto estudiantil” y “El que no salta es un botón”.
La movilización de ayer había generado expectativas en los colegios, ya que este año hubo fuertes movilizaciones por el boleto que fueron seguidas por una ola de amenazas y atentados contra los que participaron de esas iniciativas. En el peor momento, un alumno fue secuestrado y le tajearon en su cara la sigla de la Triple A. En el mes de julio, desconocidos robaron la placa en homenaje a las víctimas de la Noche de los Lápices de la puerta del Nacional Buenos Aires y se llevaron del Mariano Acosta otra placa con el nombre de Claudia Falcone, una de las desaparecidas el 16 de setiembre de 1976. En los últimos dos meses, coincidían anoche los chicos, la intensidad de las amenazas disminuyó, pero también las manifestaciones.
Los secundarios reclaman un boleto de cinco centavos que puedan usar en cualquier momento del día, en todas las líneas de transporte. “Proponemos además la implementación de una credencial única que se use como el guardapolvo, es decir que podamos mostrar al subir al colectivo para sacar el pasaje”, explicó ayer Nahuel Berguier, presidente del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires. “El abono, en cambio, es accesible sólo para la clase media (cuesta 30 pesos), está limitado a un solo recorrido y vence al terminar el mes.”
La movilización se realizó bajo cinco consignas: Que se vayan todos - Que se vaya Duhalde; Juicio y castigo a los genocidas de ayer y de hoy; Basta de amenazas y represión; No a la Ley Federal de Educación; Becas, viandas y boleto estudiantil.
En la Plaza de Mayo hubo un acto de cierre. “Queremos decir que estamos acá no sólo por los compañeros secuestrados La Noche de los Lápices, sino también por los 30 mil desaparecidos, por los muertos del 19 y 20 de diciembre, por los tres chicos asesinados de Flores y por Darío (Santillán) y Maximiliano (Kosteki)”, señalaron los estudiantes.
El acto no tuvo oradores centrales, sino que se leyó un documento consensuado en la Federación de Estudiantes Secundarios. “El 16 de setiembre de 1976 seis compañeros fueron secuestrados, torturados y asesinados por una dictadura militar financiada por los Estados Unidos”, señaló el texto. “Las consecuencias de esa dictadura militar y los posteriores gobiernos de la UCR, el PJ y el Frepaso son 19 millones de pobres, más de 100 chicos que mueren de hambre por día, 50 por ciento de desempleo real, 1200 fábricas cerradas, más de la mitad de los jóvenes que desertan de la educación (...) Veintiséis años después retomaremos labanderas que levantaban nuestros compañeros exigiendo un boleto estudiantil, becas y viandas bajo control estudiantil. Estas reivindicaciones las vemos como parte del camino para conseguir una educación pública, laica y gratuita verdaderamente para todos.” Al cierre de esta edición se realizaba un festival. Detrás de las vallas que rodean la Casa Rosada se veía el habitual operativo de seguridad con camiones hidrantes y un centenar de efectivos con escudos y lanzagases.

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Los chicos marcharon desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, poblando las calles de carteles y consignas.
Pibes y pibas vestidos y peinados de cien formas, a quienes les abrían paso quince motoqueros.
 
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