ESPECTáCULOS › ASI ES “RADIO BEMBA SOUND SYSTEM”, EL TERCER DISCO SOLISTA DE MANU CHAO

Un pequeño Manu Chao ilustrado

El trabajo, que cierra la trilogía comenzada con “Clandestino” y “Ultima Estación: Esperanza”, fue grabado en vivo durante varios tramos de los más de 120 shows con que el francés estuvo girando por el mundo, durante los últimos dos años.

 Por Esteban Pintos

“Entre lo dicho y lo hecho es el camino, es derecho. El hambre viene, el hombre se va, sin más razón. Por el suelo camina mi pueblo. Solo voy con mi pena, sola va mi condena. La muerte viene, la suerte se va, por la carretera. ¿Cuándo volverá? La luz será mañana para los más. Para todos aquellos que hoy lloran la noche. Para aquellos a los que se les niega el día. Para todos la luz. Para todos, todo. Qué pasó, qué pasó, la policía mató.” Una tras otra se escuchan las sentencias, pequeños manifiestos. A veces se cantan, a veces se reproducen desde una grabación. Se repiten, como en un mantra levemente acelerado y definitivamente festivo, a caballo de reggae, cumbia, mambo electrónico, ska y hardcore latino. La máquina de hacerlos, puesta en marcha y con el rodaje necesario, luce imparable. Es el registro en vivo que recopila los más de 120 shows que Manu Chao y su colectivo Radio Bemba dieron a lo largo del mundo, desde Barcelona a Tokio, de Buenos Aires a Los Angeles, de Manchester a Tijuana. El disco en vivo de Manu Chao bautizado Radio Bemba Sound System, cierre de una trilogía brillante que incluye los registros de estudio Clandestino y Ultima Estación: Esperanza, está a punto de aparecer en la Argentina en un año en que todo parece estar en peligro, aquí y ahora. Pocas obras musicales de este tiempo retratan, desde una mirada que es global y aldeana a la vez, este tiempo.
Ok, en vivo se repiten una tras otra las mismas canciones de los discos anteriores, construidos alrededor de un concepto sonoro único y original que desafía cualquier convención del multigénero al que remiten. Apenas un par de novedades que no lo son tanto si se prestó atención a alguna de las varias grabaciones piratas que circulan por el mundo desde que esta versión latina del neverending tour que patentó Bob Dylan se puso en marcha: Mr. Bobby, Rumba de Barcelona y nuevos arreglos para viejas canciones, varias de ellas superclásicos de Mano Negra, el meteorito que cayó desde el primer mundo en Latinoamérica a principios de la década del noventa y que cambió para siempre el paisaje del rock de esta parte del mundo.
Este compendio de diversas grabaciones en vivo que entrega Radio Bemba Sound System no difiere de los shows que miles de argentinos disfrutaron en Mendoza, Rosario y Buenos Aires durante 2000 y 2001. Sin embargo, el rodaje propio de una banda en la ruta otorga un altísimo valor agregado al resultado final: esta es una máquina de reggae que acelera y desacelera a gusto y placer, haciendo de una única canción un largo viaje sonoro en donde no conviene ignorar aquello que se está diciendo sobre los contagiosos ritmos. Todo lo contrario, con ese soporte instrumental único en su especie, las sentencias –las citadas al comienzo de esta nota y otras tantas– cobran un sentido profundamente político y revolucionario. Allí radica uno de los grandes logros de este músico nacido en Francia, ciudadano del primer mundo y artista estrella de un sello multinacional (a propósito, este es el último disco de su contrato con Virgin) que parece representar más que nadie un ideal de artista bohemio, comprometido, sencillo y generoso. Adjetivos todos que, de no tratarse de Manu Chao precisamente, sonarían vacíos de contenido, únicamente viables para una campaña promocional. No es el caso.
Manu Chao es una mezcla de punkrocker, trovador callejero, poeta beatnik y agitador cultural-político. En él se cruzan The Clash, la Sonora Matanzera, Bob Marley y Rafael Alberti, y alegremente se entremezclan al ritmo de un reggae que parece infinito. Desde allí, denuncia el presente pero predica la posibilidad del futuro, guarda lugar para la fiesta y la esperanza, reivindica la lentitud en un mundo hecho a pura velocidad, hace que todo parezca posible. El mejor legado que este disco en vivo tiene, para sus fans (millones en todo el mundo), eventuales descubridores eincluso detractores –el debate sobre la cantidad de tarjetas de crédito que posee sigue abierto–, es: durante los setenta y pico minutos de música festiva y catártica se puede pensar que hay un mundo mejor, posible, justo, al alcance de la mano. Será cuestión de proponérselo. Los textos que acompañan esta nota, escritos por Manu Chao y publicados en su sitio de Internet, brindan la posibilidad de entender un poco más de qué está hecho este hombre.

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La última vez que estuvo
en la Argentina, Chao no quiso
concretar shows en Buenos Aires.
Sin embargo, participó, en la
inauguración de la casa de HIJOS,
en el barrio de Montserrat.
 
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