EL PAíS › EL MICRO NO TENIA SEGURO Y LLEVABA 25 PERSONAS DE MAS. HUBO 47 MUERTOS

Los pasajeros de una pesadilla

El micro contratado por dos centros de jubilados en Tucumán no tenía habilitación para hacer viajes interprovinciales ni cobertura de seguro. Podía llevar unos 46 pasajeros, pero cargó más de 70. Una versión dice que habrían pagado a policías para pasar.

 Por Alejandra Dandan

Tal vez fue uno de los saldos más dramáticos de la crisis. El micro Scania modelo 1987 que se desbarrancó en Catamarca viajaba con 25 pasajeros de más, no estaba habilitado por la Comisión Nacional de Trasporte y desde julio no tenía cobertura de seguro. El micro cayó ciento cincuenta metros barranca abajo. Según los primeros datos conocidos, se habría quedado sin frenos. Sin embargo, un perito consultado por Página/12 aseguró que es “muy inhabitual” que eso ocurra y aportó una versión distinta. Las irregularidades que rodean este accidente pueden alcanzar hasta a las fuerzas de seguridad a cargo de los controles interprovinciales de Catamarca y Tucumán. Distintas fuentes aseguran que el chofer le habría entregado algún dinero a los policías de los puestos camineros para poder pasar. El número de muertos anoche era de 47 personas, entre ellas seis menores de edad y dos cuerpos no identificados. Los sobrevivientes heridos fueron 26, entre ellos el chofer a cargo del vehículo.
El accidente se produjo el domingo alrededor de las 21.55 en una cuesta catamarqueña llamada El Totoral, a diez kilómetros de La Merced. El Scania con la patente VW1 472 había salido ese mismo día temprano desde Juan Bautista Alberdi, un localidad tucumana, contratado por un contingente que iba a pasar un día de peregrinación a Catamarca y a los alrededores de La Gruta, a 7 kilómetros de la ciudad capital (ver aparte). El accidente ocurrió cuando volvían a Tucumán. A las 20.30 el micro pasó el último puesto de control de Catamarca y se desbarrancó poco más de una hora más tarde sobre la ruta nacional 38, antes de llegar al límite con Tucumán.
El micro cayó ciento cincuenta metros por una pendiente, en una zona de densa vegetación y terminó con la carcasa enganchada en un árbol. Abordo iba un chofer con un acompañante y algo más de setenta pasajeros en un micro con capacidad para llevar sólo entre 46 y 48 personas. La gente ocupaba los asientos, pero además viajaba sentada en los pasillos, las escaleras, en banquetas y cajones de botellas.
Todo este exceso de equipaje humano pasó inadvertido al menos en tres oportunidades para los agentes de control provinciales. Para llegar a Santa María, el Scania a la ida pasó por el río Huacra, el puesto fronterizo de Tucumán y por el paso de Catamarca. De vuelta, sólo pasó por éste último. ¿Nadie los vio? “Los controles en los puestos provinciales son muy precarios: los micros no se controlan”, le dijo a este diario el comisario Manuel Aibar, jefe de relaciones institucionales de la Policía de Catamarca. “De acuerdo a la regulación nacional –agregó–, quienes tienen que hacerlo son las entidades provinciales que dan eventualmente la autorización para que circulen.”
Acá es donde aparecen las versiones del supuesto pago de coimas de los choferes a los agentes encargados del control. Así lo contaron ayer distintos sobrevivientes de la tragedia, un dato que también se manejaba en la casa de gobierno tucumano.
Pero el exceso de pasajeros no fue el único problema que tenía este micro para circular. El Scania pertenece a una pequeña empresa de Turismo de la localidad de Juan Bautista Alberdi. Por las dimensiones y la estructura, la compañía sería apenas un emprendimiento de tipo familiar. Está inscripta a nombre de Raúl Alfredo Oyola y contaría con tres unidades. Sólo cuenta con un aval de la Provincia: su número de habilitación es el 2.533. Con ese permiso, ni Ayala ni sus colectivos podían salir del ámbito de Tucumán, pero lo hacían.
Ayala fue uno de los que durante todo el día de ayer estuvo dando vueltas frente a los socorristas, los funcionarios y los gobernadores de Tucumán, Julio Miranda, y de Catamarca, Oscar Castillo. Poco después se supo que fue internado por una crisis nerviosa. Y no es para menos. En julio había le habría dado de baja a la compañía de seguros por “falta de pasajeros”, le explicó ayer a este diario la fuente consultada delEjecutivo tucumano. Si eso fue así, él solo deberá afrontar la responsabilidad y las indemnizaciones por el total del accidente. Pero además, si la Justicia comprueba que el micro circulaba sin seguro deberá también investigar cómo o por qué Ayala tenía la habilitación provincial. Estas variables serán retomadas en los próximos días por María de los Milagros Vega, la jueza con intervención en la causa.
En tanto, ahora la pregunta que está dando vueltas es qué fue lo que pasó en la ruta. ¿Fallaron los frenos? ¿Fallaron los reflejos de Juan José Sobrerón, el chofer? El comisario Julio Díaz, subsecretario de Seguridad de Tucumán, aseguró que una de las hipótesis principales que se manejan es una falla en el sistema de frenos. Esta línea tomó fuerza durante el día con los testimonio que fueron aportando algunos sobrevivientes, entre ellos Walter González quien escuchó al conductor cuando gritó: “Agárrense que me quedé sin frenos”.
Según José Luis Juárez, el acompañante del chofer que sufrió heridas menores, el Scania bajaba la pendiente ayudado por la caja de cambios. En un determinado punto, el chofer habría intentado pasar de la segunda a la primera pero la caja quedó en punto muerto. En ese momento, se habría producido el descarrilamiento.
Los especialistas tienen otras explicaciones. Eduardo Frigerio, uno de los expertos más reconocidos del país, retirado de Gendarmería y perito en los casos Rodrigo y Menem Junior, considera “inhabitual” una falla de este tipo. Es muy común, dijo, que este tipo de caminos se baje en punto muerto. Esto suele hacerse para ahorrar combustible. En esas condiciones “el punto muerto puede hacer perder el control del vehículo”. De todos modos, para cerrar juicio, Frigerio considera esenciales tres tipos de peritajes: sobre el aspecto mecánico, sobre el chofer y sobre el estado del micro.
En tanto, después de este día de horror el gobernador Castillo tomará algunas medidas retrasadas: de aquí en adelante, dijo, controlarán la salida y entrada de vehículos de Catamarca. Y para lograrlo, se dispone a ordenarlo por decreto.

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El micro cayó sin poder
frenar por un barranco
de unos 150 metros
Había 25 pasajeros de más
que viajaban sentados
en cajones y banquetas.
 
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