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Duhalde prepara otro “operativo clamor” para convencer al Lole

Así lo afirmó el Presidente en una reunión reservada, cuyos contenidos pudo conocer Página/12. Procesión de gobernadores no menemistas al campo de Reutemann. La movida sería en enero.

 Por Diego Schurman

El Gobierno lanzará en enero un “operativo clamor” dentro del justicialismo para que Carlos Reutemann acepte ser candidato a presidente. Eduardo Duhalde blanqueó la decisión esta semana, en un encuentro reservado con algunos miembros del gabinete. En la cruzada, según confirmó a Página/12 uno de los protagonistas de la reunión, se quiere comprometer al abanico de gobernadores no menemistas.
La estrategia del Presidente no difiere demasiado de la que imaginaba meses atrás. “Tenemos que hacer una procesión con los gobernadores al campo del Lole para convertirlo en nuestro candidato, el candidato de todos los peronistas”, señaló en tono épico un conspicuo funcionario de la Casa Rosada.
El campo de Reutemann en Llambí Campbell es la meca que ya habían visitado en vano varios mandatarios. Pero eso ocurrió cuando al Lole comenzaban a apodarlo el “satánico Dr. No” por sus persistentes negativas a asumir la aventura presidencial. Ahora cambió. “Volvió a ser un ni”, según palabras de un estratégico operador de Gobierno.
El gobernador santafesino se mantiene impenetrable en su pensamiento. Pero no en sus señales cómplices con la estrategia oficial. Ejemplos sobran: facilitó la realización de los congresos partidarios que inclinaron el desarrollo de la interna a favor de Duhalde y en contra de Menem. Elogió por demás los deseos electorales de Hilda “Chiche” Duhalde. Y dejó en los últimos días que su hermano Enrique abriera la posibilidad de un cambio de parecer respecto a su postulación.
Un dato no menor: Luis Barrionuevo recuperó su prédica pro-reutemista (“va a ser candidato y va a ganar en la primera vuelta”, dijo) después de meses de mutismo sobre el tema. El senador, sindicalista y aspirante a la gobernación de Catamarca, no suele dar puntadas sin hilo. En el entorno del Lole los dichos despiertan suspicacias. Creen que más que ayudarlo, es para esmerilar sus chances. Traducción: rompió el compromiso de silencio asumido por el duhaldismo.
No fue el caso de Carlos Ruckauf. Apenas retornó de los Estados Unidos, el canciller estuvo en la Casa Rosada. Y de allí partió con Duhalde a un lugar mucho más discreto. Lo acompañaron otros miembros del gabinete. La conversación sobre el “operativo clamor” trascendió la peregrinación hacia Santa Fe. También se habló del guiño del ministro de Economía, Roberto Lavagna, a la candidatura del Lole y hubo un intercambio de opiniones sobre la “estrategia mediática”. En otras palabras: la manera de poner obstáculos a la candidatura de Menem.
Ruckauf habló sobre un abanico de temas en los últimos días, muchos de ellos aún a disgusto suyo. Pero desde que asumió la Cancillería siempre se cuidó de no involucrarse públicamente en la disputa interna del PJ. No hizo excepciones cuando Página/12 le preguntó sobre la nueva cruzada por la postulación de Reutemann.
–No comment (sin comentarios) –fue la respuesta de su vocero.
Las encuestas lo siguen mostrando como la esperanza blanca del PJ. Se ubica primero, lejos del pelotón de candidatos. Y por eso Duhalde a veces no puede contener los elogios, aunque se prometió no hablar demasiado del Lole. “Es el hombre adecuado para un momento en que el país necesita no el quiebre de la sociedad, sino el consenso social. El tiene consenso”, dijo, sin que en este caso los reutemistas lo consideraran una perfidia como sí sucedió con Barrionuevo.
Si bien la nueva movida se intenta mantener bajo superficie, sus consecuencias parecen estar a la vista. No por casualidad el Lole denunció una campaña en su contra. La bautizó como “operativo alcaucil” por la modalidad de comer hoja por hoja de esa verdura hasta llegar a su corazón.
En este caso las hojas son los funcionarios santafesinos y el corazón el propio Reutemann. ¿Por qué esa equiparación? Básicamente por las denunciascontra el renunciado ministro de Hacienda, José María Candioti, y el presidente del PJ local y diputado nacional Abel Baltuzzi.
Candioti integró el staff de “afortunados” que transfirieron dinero al exterior justo antes del corralito. Baltuzzi es investigado por supuestas irregularidades durante su paso por el Ministerio de Trabajo, en 1988, durante la presidencia de Menem. Concretamente, se lo apunta por el manejo de planes de capacitación durante su gestión como vicejefe del Gabinete del entonces titular de la cartera laboral, Armando Caro Figueroa.
Fantasmas al margen, Reutemann centra su mirada en todo el espectro menemista, de quienes –sospecha– le están facturado haber jugado fuertemente a favor de las pretensiones de Duhalde durante los últimos congresos justicialistas.
Este temor es el que, entre otros, decidió que al hermetismo de Reutemann intente sumarse el del propio duhaldismo. Recuerdan que una de las razones que llevaron al ex piloto de Fórmula 1 a bajarse de la contienda interna fue por la inminencia de “campañas sucias”, algo que, según su propia visión, ya está ocurriendo.

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Duhalde y Reutemann, felices vaya a saber uno por qué, meses atrás. El Presidente no se rinde.
 
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