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Cuatro años y medio para el próximo presidente

Es lo que durará el mandato según la Ley de Acefalía aprobada anoche. Tiene un artículo especialmente redactado para que Carlos Menem pueda competir. La Asamblea Legislativa elegirá al presidente surgido de las urnas por cuatro meses. Después reasumirá el mismo por cuatro años.

 Por Fernando Cibeira

Costó lo suyo, pero al final los senadores aprobaron un trabajoso texto de Ley de Acefalía que destrabó el acuerdo político por el cronograma electoral. Para eso, el menemismo presionó hasta que un artículo quedó redactado casi con nombre y apellido para atender el caso de Carlos Menem y sus posibles obstáculos para presentarse como candidato. Como lo definió el hoy antimenemista Jorge Yoma, “insistimos en sancionar normas transitorias con carácter permanente”. Gracias a las modificaciones, Menem podrá presentarse y quien resulte electo el 27 de abril gobernará más de lo habitual: primero, seis meses y medio designado por una Asamblea Legislativa y, luego, otros cuatro años como un presidente cualquiera. Quedó raro, pero resultó santo remedio: los diputados votaron de inmediato el cronograma que anoche mismo volvió al Senado para su sanción definitiva.
El proyecto había comenzado a debatirse el miércoles a la noche, pero enseguida se notó que no tenía consenso. La presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales, la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner, llevó entonces la voz cantante y ante los murmullos avisó: “Es perfectible”. En la sesión de ayer, ante el nuevo texto lleno de agregados y tachaduras renovó la advertencia pero con un dejo de resignación: “No es una solución perfecta, pero las soluciones perfectas no existen”.
Si se toma en cuenta lo que se dijo durante la sesión, encontrar a los responsables de tanta ida y vuelta sería como el cuento de la buena pipa. Hasta la menemista salteña Sonia Escudero se animó a decir que la culpa de todo en verdad no la tenían ellos sino los diputados, y más específicamente los diputados radicales que –sostuvo– eran quienes no querían debatir nada si antes no existía un consenso total. Las objeciones, seguro, las plantearon los menemistas que interpretaron el dictamen aprobado en la comisión de la Kirchner como un intento de impedir que el ex presidente se presente como candidato.
El texto original, el del enojo, sostenía que la Asamblea Legislativa elegiría a quien resultara electo en abril para completar el mandato del renunciante Fernando de la Rúa hasta el 10 de diciembre, y que recién ahí comenzaría el nuevo período. De esta forma, decían los legisladores que responden al riojano, podría interpretarse que Menem no cumpliría lo que dice la Constitución con respecto a los presidentes reelectos, que deben esperar un intervalo de un período para poder volver a presentarse.
La sesión estaba convocada para ayer a las 16. Supuestamente, el consenso giraría alrededor de un agregado del salteño Ricardo Gómez Diez, compañero de fórmula de Ricardo López Murphy, que había conseguido el visto bueno de Eduardo Menem. El hermano del ex presidente incluso desistió de insistir con un proyecto propio, que establecía que el nuevo mandato fuera desde mayo del 2003 hasta mayo del 2007. Pero cuando el añadido de supuesto consenso cayó en manos del resto del bloque justicialista, volvieron los dolores de cabeza. Por cierto, el nuevo texto era ambiguo. Con respecto al mandato del presidente electo sostenía: “Su período constitucional comenzará a correr a partir de la fecha para la que ha sido elegido. El lapso transcurrido hasta ese momento no será considerado período a los efectos constitucionales”.
Después de analizarlo un rato, los menemistas concluyeron que para su jefe el panorama seguía igual de oscuro. Fueron necesarias más horas de encierro y discusiones con epicentro en el despacho de Marcelo López Arias. Mientras, en el recinto esperaba el titular de la cámara, Juan Carlos Maqueda, y algunos radicales dispersos. El jefe de la bancada de la UCR, el chubutense Carlos Maestro, consideraba la actitud de los peronistas como “una falta de respeto”. “Estamos dispuestos a sesionar”, agregaba. La chicharra que convocaba a sesión seguía sonandomachaconamente fuerte, ignorante del toma y daca político. Fernández de Kirchner relataría luego que en esas horas no sólo trataba de conformar los requerimientos de los menemistas, sino también al resto de los bloques del Senado y hasta a los representantes de los diputados.
La fumata llegó puntual a las 19.30. El texto del acuerdo para el lector no iniciado puede parecerle chino. El artículo 4 de la nueva Ley de Acefalía con respecto al período del presidente electo quedó así: “El tiempo transcurrido desde la asunción prevista en este artículo, hasta la iniciación del período para el que hayan sido electos, no será considerado a los efectos de la prohibición prevista en el último párrafo del artículo 90 de la Constitución Nacional”. De más está decirlo, el artículo 90 es el que exige “el intervalo de un período” para que un presidente reelecto pueda volver a presentarse. El único ciudadano argentino a quien podría preocuparle esa aclaración es a Carlos Menem, ahora quedó en una ley que regirá para todos los argentinos desde ahora hasta quién sabe cuándo.

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El presidente la Cámara alta corrige, una vez más, el borrador de la Ley de Acefalía que se aprobó.
 
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