EL PAíS › OPINION

Por un Frente de Izquierda

Por Jorge Altamira

El reciente levantamiento popular en Bolivia echa una luz esclarecedora sobre las próximas elecciones en Argentina. Demuestra, simplemente, que en el marco de la crisis capitalista mundial que está en curso, los procesos electorales son apenas un paréntesis entre dos etapas de la rebelión popular. Los partidos tradicionales, que van a estas elecciones en un cuadro de enorme fragmentación, resultan ser incapaces de revertir el derrumbe económico, insisten en llevar adelante los planteos del FMI y acaban por eso reproduciendo en una escala aún mayor las crisis de poder que habían pretendido, si no resolver, al menos contener.
En contradicción con esta manifiesta inadecuación de los procesos electorales para hacer frente a la crisis, la necesidad de que la izquierda intervenga en las elecciones resulta más importante que nunca. Es que se trata de utilizar la confrontación política con los partidos del viejo régimen para preparar, en términos de programa, de organización y de dirección política, el desenlace de la próxima crisis y de la próxima rebelión popular. La rebelión de diciembre de 2001 abonó el terreno para una salida auténticamente popular; la próxima debe diferenciarse de aquella por su capacidad para imponer esa salida.
No es suficiente tomar nota de la desintegración del peronismo y de la pulverización del radicalismo; es necesario que los trabajadores, e incluso el país, asimilen su significado. Porque la comprensión de que el nacionalismo de contenido capitalista es incapaz de ofrecer una salida y, peor, de que se convierte en el agente de los intereses anti-nacionales, lleva a la conclusión de que deben gobernar los trabajadores con un programa anticapitalista
y de unión socialista de América Latina.
Las rebeliones populares no son paréntesis sin futuro en la historia del pueblo, que deberían capitalizarse electoral o institucionalmente, sino al revés, las elecciones próximas son apenas un episodio que debe servir para forjar una conciencia de los fines y objetivos de la inevitable crisis de poder que le seguirá.
Este planteo debería ser la línea maestra de un frente de izquierda para las próximas elecciones. El abstencionismo es una renuncia a preparar los próximos acontecimientos de carácter decisivo. Es un boicot, no a la democracia burguesa sino a la izquierda que se vale de ella para politizar al pueblo en términos socialistas. En su composición y en sus métodos, el frente de izquierda debe reflejar el desarrollo político que ha tenido nuestro pueblo y sus organizaciones desde el argentinazo de diciembre de 2001.
* Dirigente nacional del Partido Obrero.

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