EL PAíS › EN EL COMANDO DE KIRCHNER LE DICEN QUE NO A MENEM

Definiendo el juego propio

El santacruceño le dijo que no a la propuesta de debate de Carlos Menem como primera medida de una batería destinada a fijar sus prioridades. Kirchner pasó la tarde de ayer reunido con Roberto Lavagna.

 Por Fernando Cibeira

Néstor Kirchner y su equipo de campaña resolvieron que no permitirán que Carlos Menem, que marcha muy atrás en las encuestas, sea quien imponga la agenda de las dos semanas que quedan hasta las elecciones. Eso incluye que no aceptarán el desafío a un debate televisivo, que no responderán al anuncio del remozado gabinete menemista con otro por el estilo y que realizarán su propia apuesta al anticipar en los próximos días algunas de las medidas de lo que será el plan económico de Roberto Lavagna en caso de que Kirchner gane la segunda vuelta. “Queremos mostrar a Kirchner preocupado en cómo se resuelven los temas de gobierno y no discutiendo la interna peronista”, explicaba un vocero del comando.
Apenas terminó el recuento de votos, Kirchner había dicho que no tenía problemas en debatir con Menem, pero ayer se rectificó. Dijo que ahora no lo hará porque el ex presidente “tiene poca autoridad moral” para convocar a una discusión de este tipo porque siempre sostuvo que sólo quiere debatir el que pierde. “Lo mejor que puede hacer Menem es debatir con la Justicia”, agregó. Kirchner y su compañero de fórmula, Daniel Scioli, respondieron que antes que el debate con su rival les preocupaba lo que sucedía con las inundaciones en Santa Fe. El ex presidente insistió: dijo que si Kirchner no quería, entonces debatiría con su “patrón”, en referencia al presidente Eduardo Duhalde. No le contestaron.
Kirchner mantuvo varias reuniones desde que volvió a Buenos Aires, aunque se hizo ver poco: apenas si concurrió el miércoles a la noche al programa de cable “A dos voces”. El bajo perfil es adrede. Entre los días extra que se quedó en su residencia en Río Gallegos y estos otros de poca exposición en la Capital, ya pasó casi una semana sin cometer errores ni exhibirse demasiado pecando de exceso de triunfalismo. “Vamos tachando los días en el almanaque. Ahora podemos decir que nos quedan nada más que dos semanas”, explicaban en el comando de campaña.
El candidato estuvo el miércoles con el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, y con el de Buenos Aires, Felipe Solá. Ayer, en cambio, pasó el feriado en su departamento de Barrio Norte, conversando toda la tarde con Lavagna. Las inquietudes de los gobernadores tienen que ver también con los intereses del ministro de Economía. Por ejemplo, los gobernadores concluyeron que un rápido reemplazo de las cuasi monedas serviría para convencer a la gente sobre las buenas intenciones del gobierno que podría asumir si Kirchner gana.
Pero lo central de la conversación del santacruceño con el ministro giró en torno de un ambicioso plan de obras públicas que Kirchner quiere lanzar como caballito de batalla del inicio de su gestión. En sus discursos, el candidato suele hablar de la construcción de un millón de viviendas que significarían la creación de cuatro o cinco millones de puestos de trabajo. Lo que conversó con Lavagna fueron las posibilidades de financiamiento del proyecto. En cuanto quede redondeada la idea, Kirchner y Lavagna podrían hacer algún anuncio. “No está cerrado, pero se está discutiendo la posibilidad de que Lavagna vaya presentando su plan en dos o tres partes”, sostuvo uno de los integrantes del comando.
El ministro de Economía tendrá un rol central en estas dos semanas. En principio, y así quedó establecido, será el único integrante del futuro gabinete de Kirchner con confirmación oficial hasta el 18 de mayo. “La incorporación de Lavagna a la campaña fue un golazo. Le aportó a Kirchner una imagen de mayor gobernabilidad y atrajo independientes”, evaluaban en el comando de campaña. Allí no descartaban la posibilidad de un debate entre Lavagna y su oponente menemista, Carlos Melconian, una propuesta lanzada ayer por el propio presidente Duhalde. La idea de que no hay otros ministros confirmados tiene dos sentidos: no copiar el anuncio de gabinete hecho por Menem y detener lo que consideraban “operaciones del PJ bonaerense” para armar un elenco de ministros a su medida.
La semana próxima, Kirchner retomará las recorridas, por el interior que tendrán un matiz diferente al de la campaña para la primera vuelta. Serán escasos los actos de bombo y tribuna y cotidianas las reuniones con organizaciones intermedias y cámaras empresariales. En el equipo de campaña entienden que de esa manera el discurso va más allá del elector peronista y puede resultarle más atractivo a los independientes, el objeto del deseo de cara al ballottage. En ese sentido, y pese a que la noche de los comicios Kirchner había mencionado la posibilidad de un acuerdo para conformar un “frente nacional”, quedó descartado un encuentro con Adolfo Rodríguez Saá, tal como lo hizo Menem. “El de los actos desesperados es Menem. Nosotros tenemos que evitar los acuerdos de cúpula y apuntar a un discurso nacional”, razonaban cerca del santacruceño.

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El candidato a presidente por el Frente para la Victoria, Néstor Kirchner, convencido de que triunfará.
 
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