EL PAíS › LOS VECINOS NO QUISIERON FALTAR

Las cacerolas en alto

“La salida no es Ezeiza”, se leía en el cartel que dos adolescentes levantaban por encima de la valla que rodea a la Casa Rosada. Lo habían escrito los hijos de gallegos, que anoche se sumaron así a otro viernes de cacerolazo. A partir de las nueve de la noche en los barrios de Buenos Aires volvió a haber cortes de calle con protesta, y desde las diez los vecinos autoconvocados se reunieron en la Plaza de Mayo. Aunque en algunas asambleas se discutió sobre el tema, la mayoría de los que estaban en la plaza dijo no haber prestado atención a la Plaza del Sí. “No lo miré porque estaba organizando las compras comunitarias”, aseguró Martín, de Caballito. “Tengo cosas más importantes que hacer”, dijo Sonia, de Parque Rivadavia. “Que hagan lo que quieran, yo ni me fijé”, apuntó un pelilargo de la asamblea de San Cristóbal antes de alejarse montando una bicicleta.
A medianoche la Plaza desmentía los pronósticos de desmovilización. Se podía ver a las asambleas de vecinos de San Telmo, Munro, Bajo Flores, Núñez-Belgrano y Caballito, entre otras. Como otros viernes, los partidos de izquierda llevaron sus banderas y algunos centros de estudiantes (de Sociales, Ingeniería y Psicología) sus pancartas.
La impresión de los vecinos es que a medida que pasan los viernes se hace cuesta arriba sostener los cacerolazos, pero a la vez consideran importante mantener la presencia en la calles. “En estos dos meses de cacerolazos tuvimos un proceso”, consideró Gabriel, de la (ex) Plaza Aramburu, ahora rebautizada 20 de diciembre, “se profundizó nuestro compromiso”. Y agregó: “Estamos dando un vuelco hacia el trabajo barrial y a la vez reformulamos la relación con los militantes de los partidos de izquierda, con quienes hubo un primer momento de roce”.
Los autoconvocados de Acoyte y Rivadavia denunciaron un incidente con un grupo de desconocidos que pasó por esa esquina a bordo de un micro y dos camiones.“¿Ustedes son los que cortan?” les preguntaron los del camión; “Vamos a ver cuánto pueden cortar”. Los de arriba llevaban fierros y por un momento los vecinos, que estaban con chicos, pensaron que habría un enfrentamiento. Pero la patoteada no pasó de lo verbal.
En San Telmo la asamblea votó si marchar o no. La distancia horaria entre una movilización y otra los convenció de ir. Desde la asamblea de Barrio Norte, Federico consideró en cambio que “los que fueron al Congreso valen 10 pesos”. Pasadas las 24 a la plaza seguía llegando gente. El canto más repetido era “Duhalde no rompas las pelotas, la plaza es del pueblo, no mandes la patota”.

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Los vecinos decidieron mantener los cacerolazos en actividad.
 
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