EL PAíS › LOS ENCUESTADORES COMENTAN SUS PRONOSTICOS

Errores con explicaciones

La mayoría de los consultores había anunciado un empate técnico entre Ibarra y Macri. El jefe de Gobierno terminó sacando siete puntos de ventaja. En Buenos Aires ninguno previó los 10 puntos de la UCR.

 Por Raúl Kollmann

Al cierre del escrutinio provisorio, Aníbal Ibarra terminó ganándole a Mauricio Macri por siete puntos. La mayoría de los encuestadores, sin embargo, pronosticaron todo el tiempo un empate técnico, algo que está alejado de la ventaja que obtuvo finalmente el jefe de Gobierno. Según los consultores, en la pifia tuvo importancia una hipótesis que todos ellos manejaron en sus sondeos: que había voto oculto a Macri. Eso llevó a establecer una ponderación previendo que el empresario sacaría dos o tres puntos más provenientes de ciudadanos que no querían revelar su voto. En la provincia de Buenos Aires, los encuestadores acertaron la victoria de Felipe Solá, pero éste al final sacó menos votos de los pensados y, además, la candidata de la UCR, Margarita Stolbizer, consiguió un inesperado –no previsto por los sondeos– diez por ciento. La explicación de los encuestadores –aunque hay otras polémicas de por medio– es que hubo voto vergonzante a la UCR, o sea, personas que dijeron al encuestador que votaban por otro candidato, pero en el cuarto oscuro se inclinaron por su apoyo tradicional al radicalismo.
En los pronósticos preelectorales hubo encuestadores que trazaron las siguientes perspectivas:
- Carlos Fara y Asociados señaló el 1º de setiembre una diferencia de seis puntos a favor de Ibarra. El consultor fue el que más cerca estuvo del resultado definitivo, aunque no dio pronósticos al final de la campaña.
- Ipsos.Mora y Araujo diagnosticó una diferencia de 4,6 puntos, por lo cual estuvo relativamente cerca –dentro del margen de error muestral de una encuesta– de lo que marcó el resultado de la elección.
- Entre los demás consultores, hubo quienes señalaron hipótesis de cuatro o cinco puntos de diferencia –Zuleta Puceiro, Research.International Analogías, Ricardo Rouvier–, pero eran sólo hipótesis. El diagnóstico central que mencionaron era el del empate técnico. El mismo que señalaron Artemio López, el Ceop o Catterberg y Asociados, que registraban aún mayor paridad entre Ibarra y Macri.
El acierto mayor de los consultores es que todos dieron ganador a Ibarra, un dato de importancia si se tiene en cuenta que el presidente de Boca había ganado en la primera vuelta. La pifia consistió en que hubo muchas dificultades para establecer la diferencia.
En los diez días previos a la elección, los consultores le mencionaron a Página/12 que efectivamente de las encuestas salían diferencias de cinco, seis y siete puntos, pero que había un dato que sembraba inquietud. Cuando a la gente se le preguntaba por quién habían votado en la primera vuelta, sólo un 30 por ciento decía que había votado a Macri, cuando el empresario en verdad sacó el 37 por ciento el 24 de agosto.
El fenómeno llevaba a dos conclusiones distintas:
- Hay gente que no quiere reconocer que votó a Macri en la primera vuelta y está ocultando su apoyo al empresario para el ballottage.
- La gente no quiere reconocer que votó a Macri en la primera vuelta porque en verdad ya está pensando en votar a Ibarra.
Los encuestadores dicen que al no haber experiencia de ballottage en la Argentina se inclinaron por la primera: existe voto oculto a Macri. Ello los llevó a ser muy cautos en las diferencias, el voto oculto a Macri al final no existió y dejó a los encuestadores alejados del resultado final.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, también hubo errores. Fueron esencialmente dos: Felipe Solá y Chiche Duhalde sacaron entre cinco y seis puntos menos de los previstos y Margarita Stolbizer consiguió entre cinco y seis puntos más de los que se le adjudicaban.
Quienes cuestionan a los consultores –Federico Storani, entre ellos– sostienen que hubo una especie de estafa: los sondeos se hicieron casi exclusivamente en el conurbano bonaerense –donde a la UCR le ibarelativamente mal– y los encuestadores quisieron ahorrarse el enorme gasto que significa estudiar el interior, donde a la UCR le fue mucho mejor, gracias a la enorme potencia de los intendentes radicales. O sea que se equivocaron porque estaba mal la muestra.
Los encuestadores que trabajaron en el distrito bonaerense, en cambio, argumentan que hubo un fenómeno de voto vergonzante a Stolbizer, ya que el apoyo a la lista de diputados de la UCR, que encabezó Storani, fue perfectamente registrado por los trabajos preelectorales: todos le daban ocho por ciento, como mínimo. Lo que sucedió –siempre según los consultores– es que al final esos ciudadanos, viendo que Solá era un ganador seguro, metieron toda la boleta radical, la de Storani, la del intendente en las ciudades del interior e incluso la de la candidata a gobernadora. No existió el corte de boleta como el que prenunciaban las encuestas y eso, sin dudas, debió ser previsto por los consultores.

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Las encuestas acertaron en las tendencias, pero estuvieron lejos de las sutilezas de los electores.
 
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