EL PAíS › ENTREVISTA A EDUARDO VALDéS, DESIGNADO EMBAJADOR ANTE EL VATICANO

“El Papa es un constructor de puentes”

La Cancillería informó ayer que el papa Francisco le otorgó a Valdés el placet como embajador. La Cámara de Senadores deberá ahora tratar su pliego para formalizar el reemplazo de Juan Pablo Cafiero, en el cargo desde 2008.

 Por Sebastian Abrevaya

Eduardo Valdés será el nuevo embajador ante el Vaticano. Abogado, ex jefe de Gabinete de la Cancillería y ex legislador porteño, Valdés recibió ayer la aprobación de su placet por parte del papa Francisco, por lo que sólo resta que el Senado le preste su acuerdo para reemplazar al representante saliente, Juan Pablo Cafiero, en el cargo desde 2008. En diálogo con Página/12, Valdés destacó la relación entre la presidenta Cristina Fernández y Francisco, a quien calificó como un “constructor de puentes”. Entre otras cartas y mensajes que le encomendó el Papa, se encuentra la última invitación a la Presidenta para almorzar en la residencia de Santa Marta, justo antes de su paso por las Naciones Unidas.

–¿Cómo tomo la aceptación del placet por parte del Vaticano?

–Con una gran alegría, pero lo primero que quiero hacer es agradecerle a la presidenta de la Nación por la confianza que me brinda. Es una gran alegría poder compartir este tiempo de Francisco en el Vaticano representando al Estado argentino, que es nada más y nada menos que la patria donde nació el Papa. Por eso espero poder retribuirle a la Presidenta y ser un digno representante de la Argentina en ese lugar. Segundo, me gustaría poder estar a la altura de los embajadores anteriores en el Vaticano, como Carlos Custer, Vicente Espeche Gil, Santiago de Estrada y Juan Pablo Cafiero, a quien me toca la dignidad de reemplazar.

–¿Cuáles van a ser sus objetivos como embajador ante el Vaticano?

–La misión es ser un fiel transmisor de las políticas que implemente la Argentina ante el Sumo Pontífice, que es la función de un embajador. Un embajador es el representante de un jefe de Estado, que en este caso es la presidenta Cristina Fernández, ante el jefe del Vaticano, que es el papa Francisco y por suerte es argentino y tiene una gran sensibilidad especial para este país.

–Desde que se dio la designación de Francisco hubo una suerte de peregrinación de dirigentes políticos a verlo. ¿Hay una utilización política de su figura?

–Todos los argentinos de distintos credos religiosos y convicciones políticas tenemos una gran emoción por lo que hace el papa Francisco. Lo que yo tengo que hacer es algo que me inculcó alguien de quien yo soy tributario del afecto del Papa, que es Alicia Oliveira. Ella me enseñó a ser “puente” y a luchar contra los “muros”. Hoy él es el Sumo Pontífice, es un constructor de puentes. Esa es una clave del Papa. El que va a verlo desde un muro, rebota. El que va a verlo para construir un puente y derribar muros es su socio permanente. Esto lo piensa tanto para la política de argentina como cuando va a Israel y Palestina o va a Corea del Sur para generar un puente con Corea del Norte, como va a Turquía ahora y seguramente va a ser para construir un puente con Armenia, que tiene la frontera cerrada.

–Antes de ser Papa, el gobierno nacional mantenía una relación tensa con el cardenal Jorge Bergoglio, ¿cómo calificaría la relación entre la Presidenta y Francisco ahora?

–Quizá cuando era el cardenal Bergoglio había un muro y ahora, cuando asumió como Papa y se convirtió en Sumo Pontífice, hay puentes. Si uno analiza su actitud, él ha invitado a la Presidenta a conversar a su residencia de Santa Marta, que no es donde recibe a todos políticos. Fue la primera jefa de Estado en ser recibida. Después la invita el 18 de abril, justo antes de cerrar las negociaciones con el Club de París, en Francia. Estuvieron reunidos más de dos horas. También lo hizo antes de recibir a Obama, con quien estuvo 58 minutos con un traductor y antes que a la reina de Inglaterra, con quien estuvo 14 minutos, con traductor. Antes de recibir a la reina invitó a ex combatientes de Malvinas y se reunió con Daniel Filmus, como máxima autoridad argentina sobre el tema. Es el único Papa extranjero que conserva su ciudadanía. La última reunión con Cristina fue de cuatro horas, muy emocionante.

–Se habla mucho de la actitud del Papa frente a la política local... ¿Interviene o no en Argentina?

–No, no interviene. En la última invitación a la Presidenta, con esa carta de la que yo fui el portador, quería recibirla antes de que fuera a Naciones Unidas. Tenía esa fecha especial porque la gran angustia que tiene el Papa son las once guerras que hay en el mundo, donde los fabricantes de armas dominan las cuestiones políticas y quienes las financian son los mismos mercados financieros. El otro tema que le preocupa es el desempleo joven, que lo ve en Europa y también es culpa de las burbujas financieras. Por eso la importancia de la encíclica Evangelii Gaudium. Lo que él plantea para la humanidad lo ha vivido en la Argentina del 2001. Es como lo de “pinta tu aldea y serás universal”. Los proyectos que él plantea para la Iglesia Universal, primero los practicó en la ciudad de Buenos Aires: el gran proyecto de Scholas Occurrentes se llamaba Escuelas Solidarias; el diálogo interreligioso también lo practicó acá cuando por ejemplo habló del culto judío como “nuestros hermanos mayores” en la Catedral de Buenos Aires. Esto es lo que él practica. Todo tiene que ver con su vivencia porteña.

–¿Cómo es su relación con el Papa?

–Yo lo conozco en el ’97, cuando se da la discusión del Código de Convivencia Urbana. Después lo veo en el 2000 cuando le fui a plantear junto a Irma Roy que queríamos globalizar los derechos laborales. En el 2002 vuelvo a verlo como legislador para decirle que iba a votar la unión civil junto a Alicia Pierini. Le dije “no puedo no votar esto” y él me lo aceptó. En 2005 me viene a ver Clelia Luro, la viuda de Jerónimo Podestá, aquel obispo de Avellaneda que se casa con Clelia y lucha toda la vida por la abolición del celibato. Quería pedirme si la jubilación de Jerónimo podía transformarse en su pensión de viuda. Hablé con un funcionario de la Anses, que al ver que se trataba de un obispo casado me pidió una carta de la Iglesia porque no se animaba a hacerlo por su cuenta. Entonces lo voy a ver y me pregunta si tenía el teléfono del funcionario. Agarró mi teléfono, lo llamó y le dijo: “Yo le agradezco mucho lo que está haciendo por Clelia, que Dios lo bendiga”. Y así salió la pensión, sin ningún papel mediante. En 2006 yo lo voy a ver para decirle que había asumido como abogado de Gabriel, el chico abusado por el padre Grassi. Llegamos hasta el final y ese es el caso por el que lo condenan después a 14 años. Entonces, siempre le he dado bastantes dolores de cabeza pero siempre con mi amiga Alicia Oliveira al lado, que es amiga de Bergoglio desde los 19 años. Ella fue la primera jueza penal echada por la dictadura. Fue la abogada que más hábeas corpus presentó en el fuero porteño, sin ser particular damnificada. Es una de las fundadoras del CELS, que después se dedicó a la política. Es una de mis grandes referencias en la relación con Bergoglio. Mucha de la confianza que él me deposita es gracias a ella.

–Estela de Carlotto y su nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto, viajarán pronto a ver al Papa. ¿Qué expectativas tiene sobre esa visita?

–Yo fui portador de esa invitación. Estamos preparando ese viaje muy lindo. Va a ser un evento muy especial. Va a ir toda la familia, van a ser 20. El Papa cuando se enteró de la aparición del nieto de Estela le mandó una carta muy sentida. Estela valoró mucho esa carta.

–Abuelas de Plaza de Mayo, entre otros organismos, han hecho pedidos para que la Iglesia Católica entregue documentación referida a la última dictadura...

–Yo soy representante del Estado argentino ante el Vaticano. Eso no lo tengo que responder yo. Puedo ser un correo, como lo he sido: traje un saludo para Hebe de Bonafini cuando estaba con un problema de salud. El hecho de que él invite a Estela, salude a Hebe cuando está enferma, tenga la amistad que tiene con Alicia Oliveira, muestra que él intenta ser un puente con todo lo que está pasando en la Argentina y de eso no tengo duda. Vivió una gran alegría el día de la aparición del nieto de Estela. Le hubiera gustado que el Nobel de la Paz se lo den a ella. Tiene una gran relación con Adolfo Pérez Esquivel y me parece muy bien que el Papa se muestre con Estela y toda su familia. Significa visibilizar la lucha de las Abuelas. Es un gran gesto en el Vaticano.

–Cuando era cardenal, Bergoglio se opuso a la Ley de Matrimonio Igualitario. Sin embargo, ahora como Papa encabezó un sínodo de obispos en el que se produjo cierta manifestación de apertura hacia las parejas homosexuales. ¿Cómo lo interpreta?

–De todo se va madurando. ¿Hubiera sido Francisco convocado a esto si no hubieran pasado estas cosas en la Argentina? Creo que todo lo que fue sucediendo en la sociedad civil no le fue ajeno a Bergoglio, que hoy convoca al sínodo de obispos a un debate que ha pasado en Argentina siendo él cardenal. Seguramente tiene mucho que ver este cambio de tiempo franciscano. Bienvenido sea que se debatan esos temas. Todo lo que está pasando en Roma, él lo vivió anteriormente en Buenos Aires.

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Valdés manifestó su “agradecimiento” a la presidenta Cristina Fernández por la “confianza” de designarlo.
Imagen: DyN
 
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