EL PAíS › INSTRUCCIONES DE LA DICTADURA PARA EX COMBATIENTES DE MALVINAS

La cartilla que buscaba silenciar a los soldados

“¡Argentino! Usted ha sido convocado por la Patria para defender su soberanía y oponerse a intenciones colonialistas y de opresión. Ahora la Patria le requiere otro esfuerzo. De ahora en más, Usted deberá: No proporcionar información sobre su movilización; No ser imprudente en sus juicios y apreciaciones; No dejarse llevar por rumores. Todos debemos perpetuar la forma heroica como nuestros soldados dieron su vida por la soberanía nacional.” Todo eso advierte, en tono amenazante, la “Cartilla de recomendaciones” a los soldados que regresaban al continente tras la guerra de Malvinas, parte de los archivos secretos que fueron desclasificados por orden de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Fechada en junio de 1982, y con un evidente propósito de silenciar a los conscriptos tras la desmovilización, la cartilla lleva la firma del subjefe II de Inteligencia del Batallón 601 del Ejército, coronel Mario Oscar Davico, una figura clave en el armado del andamiaje del terrorismo de Estado, que luego formó parte del grupo de tareas argentino que operó en Honduras, enseñando a torturar a las fuerzas represivas.

“La dictadura armó todo un dispositivo por parte de inteligencia militar para que la información que traían los soldados no fuera transmitida a la población en general”, señaló Ernesto Alonso, del Cecim La Plata y titular de la Comisión de Ex Combatientes. “La gran mayoría de los soldados del Ejército pasamos, antes de regresar a nuestras casas, por Campo de Mayo, donde éramos recibidos en un centro de atención y recuperación integral, donde, por ejemplo, nos daban de comer todas las veces que quisiéramos para tratar de recuperarnos rápidamente, porque el estado en que habíamos regresado era terrible. En esa situación, muchos compañeros, con mucha valentía, denunciaron las graves violaciones a los derechos humanos sufridas en Malvinas, y ante esa posibilidad, todos los días, personal de inteligencia nos advertía que no teníamos que hablar, que todo tenía que quedar ‘en el campo del honor’. Hubo un fuerte amedrentamiento para hacernos callar.”

Pablo De Benedetti, también llevado a la guerra como soldado, lo vivió de manera aún más brutal. “Volví en un buque hospital porque en las islas se me habían congelado las piernas. Por eso llegué más tarde que la mayoría al continente, el 7 de junio. Cuando me dieron el alta en Campo de Mayo, fui a la justicia militar a denunciar que en Malvinas me habían torturado. Un oficial me había metido en un pozo de agua como castigo y me habían hecho un simulacro de fusilamiento. A la denuncia la hice, pero para poder irme me exigieron que firmara un papel que decía que estaba todo bien. Si quería irme, tenía que firmarlo. Por supuesto que lo único que quería en ese momento era irme a mi casa”, recordó a Página/12.

Los archivos secretos fueron entregados semanas atrás por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, a la comisión de ex combatientes, luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenara la desclasificación de todos los documentos vinculados a la guerra de las Malvinas obrantes en los archivos de las Fuerzas Armadas.

Los documentos fueron analizados por un grupo de investigación de la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario y digitalizados por el equipo de archivos de esa dependencia. Su inventario puede ser consultado en la página web www.archivosabiertos.com.

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