EL PAíS › DECLARARON COMO TESTIGOS DOS RELIGIOSAS DEL CONVENTO DE GENERAL RODRíGUEZ

Las monjitas del señor López

Las dos monjas de clausura contaron cómo fue la madrugada en la que el ex secretario de Obras Públicas llevó al convento los bolsos con nueve millones de dólares. Dijeron que desde las ocho de la noche lo estaban esperando.

“Eran más o menos las cuatro de la mañana. Yo fui con el salto de cama y el velito, que es como una toca. Fui a la vivienda, por adentro. Entonces la madre Inés me dijo que habían tocado el timbre de la casa de monseñor (Rubén Di Monte, que ya falleció), miramos para la ventana y estaba el señor José (López, el ex secretario de Obras Públicas), a quien reconocimos porque estaba iluminado. Abrió la puerta la madre Inés. José estaba con unos bolsos. La madre le abrió la reja primero y después la puerta. ‘Traigo esto para el monasterio, quiero ver a la madre Alba’, dijo él. Entonces José agarró los bolsos y la madre Inés lo ayudó a meterlos dentro de la casa. Como creímos que eran comestibles, Inés le pidió a José que los llevara a la cocina”. Así fue el relato que hizo Marcela Albin, monja de clausura del monasterio Nuestra Señora de Fátima, de la madrugada de 14 de junio, cuando López llevó al convento de General Rodríguez los nueve millones de dólares y luego fue arrestado.

Ayer declararon ante el juez federal Daniel Rafecas Marcela Albin y María Antonia Casas, dos monjas de clausura que viven en el monasterio al que fue el ex secretario de Obras Públicas con los bolsos llenos de dólares. Ambas contaron que sólo salen para ir al médico, hacer algún trámite y votar y que pueden hablar con sus familiares una vez al mes. La madre Alba, con quien aparentemente se comunicaba López, es la superiora de ambas. En el convento suele haber otras dos monjas de “vida activa” que viven en Luján. Son Martha e Inés. Esta última es quien le abrió la puerta al ex funcionario.

De los testimonios de estas dos mujeres lo más significativo parece ser que en el convento esperaban a López desde temprano, cerca de las ocho de la noche. Esto se contradice con la hipótesis de que López salió de su casa apurado en mitad de la noche. “A las ocho de la noche voy a la casa de la madre (Alba), a su habitación, como todos los días, a colocarle el oxígeno y otras cosas que necesita por su salud y ella me dice que va a venir el ‘señor José’, que le diga a la hermana María (...). La hermana María se quedó esperando. Se hacía tarde y a eso de las 23 y 00 la madre Alba nos dijo que no lo esperemos más, que nos fuéramos a descansar”.

A María, miembro de la congregación de monjas misioneras orantes y penitentes de nuestra señora del Rosario de Fátima, le preguntaron si había visto al ex ministro de Planificación Julio De Vido o a la gobernadora Alicia Kirchner en el lugar y contestó que no. Y ambas dijeron que López iba dos o tres veces al año junto con su mujer y llevaban donaciones de alimentos.

Ambas declararon que desde sus habitaciones no se escucha el timbre, lo que había sido corroborado esta semana por el juez durante la inspección ocular que hizo en el lugar. Este asunto era relevante en la causa porque los policías que llegaron allí esa noche alertados por una llamada al 911 dijeron que tuvieron que esperar un buen rato en la puerta hasta que los atendieran.

Las religiosas fueron careadas a causa de algunas contradicciones de sus testimonios. Rafecas les repreguntó por el momento en que vieron los bolsos y advirtieron que había un arma entre las cosas de López (por cuya tenencia fue procesado, además de por enriquecimiento ilícito). Marcela Albin dijo que el fusil se lo mostró el policía y María Casas que fue Albin. Luego, Albin se mantuvo en sus dichos y dijo que ella se lo señaló a Casas luego de que lo hiciera el policía. Su compañera dijo que ella no vio al uniformado porque solo se asomó a la galería, pero que pudo haber estado.

Cuando le preguntaron por López, María Casas dijo que lo vio “con los ojos medio saltones, como cuando a uno lo persiguen, como asustado”. Y cuando la interrogaron acerca de si la madre Alba les dio una explicación acerca de lo ocurrido contestó: “ella pensaba que José era un hombre bueno, que lo quería a monseñor, a la madre Alba y no cayó en lo que realmente sucedió”.

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Las dos religiosas de clausura se retiran tapadas del edificio de Tribunales de Comodoro Py.
Imagen: DyN
 
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