EL PAíS › EL IMPACTO DE LA DEVALUACION EN LA CANASTA DE BIENES Y SERVICIOS

La clase media va siendo un cuarto

Los bienes que consumen los sectores medios aumentaron 27 por ciento promedio desde la devaluación. Un estudio privado estimó que habrá una modificación en la pauta de compra de esos consumidores.

La canasta de bienes representativa del consumo de los sectores medios registró aumentos de precios del 27 por ciento promedio desde que se inició la devaluación del peso. La suba más importante se registró en el rubro Alimentos y Bebidas, que desde diciembre de 2001 hasta la tercera semana de marzo aumentó un 50,7 por ciento. Los números surgen de una encuesta realizada por la Sociedad de Estudios Laborales y que recoge datos hasta el pasado viernes, cuando el dólar comenzó una disparada que bien puede marcar una aceleración de las subas. De los datos analizados por la consultora SEL surge también que, de no mediar una escalada de precios mayor, la caída anualizada del consumo de los sectores medios alcanzaría al 15 por ciento.
Las tres cuartas partes de los incrementos de precios registrados se explican por el comportamiento del rubro Alimentos y Bebidas, cuyo peso en la canasta de consumo de la clase media (SEL eligió 103 artículos representativos) es del 39 por ciento. Según reseñó a Página/12 el economista Ernesto Kritz, director de esa consultora, la fuerte incidencia de alimentos y bebidas se debe a la particularidad de que las exportaciones argentinas están compuestas mayoritariamente por bienes salario. Así, cuanto “más transables” (precios determinados por los mercados internacionales) son los bienes involucrados en la canasta, mayor es el alza registrada. Los aceites, por ejemplo, subieron el 114 por ciento, las harinas y arroz, el 68 por ciento y los lácteos, el 29 por ciento.
Los importantes incrementos de los precios de la mayoría de los bienes –que en promedio fueron del 43 por ciento– fueron compensados –hasta quedar en el 27 por ciento– por la significativa estabilidad que, hasta ahora, mostraron la mayoría de los servicios. Los rubros en los que estos predominan subieron poco e incluso bajaron. En salud, por ejemplo, las subas de los medicamentos (ver página 17) fueron parcialmente compensados por el mantenimiento de las cuotas de la medicina prepaga, que se ajustarán en breve entre el 10 al 15 por ciento, según adelantaron las empresas del sector. En vivienda, hubo una baja de los alquileres. Considerados en su conjunto, los servicios que no aumentaron luego de la devaluación, pesan en la canasta algo más del 34 por ciento.
El consumo de la clase media representa aproximadamente un 30 por ciento del consumo privado total. Con un desempleo abierto y creciente del 20 por ciento “parece extremadamente difícil pensar en reajustes de salarios para compensar el aumento de precios minoristas”, concluye Kritz. En ese marco, “la alternativa para mantener el consumo real es desahorrar”, una posibilidad fuertemente limitada por la existencia del corralito.
Dadas estas restricciones, Kritz dijo a este diario que el mecanismo de ajuste del consumo de los sectores medios seguramente operará por la vía del cambio de calidad de los bienes y servicios demandados. En este proceso se registrará una sustitución de marcas y migración a servicios públicos no arancelados de educación y salud. Sólo en última instancia se recurrirá a la disminución de cantidades.

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