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La gente hasta se banca que vengan los Bush boys

Según una encuesta de Zuleta, muchos argentinos comulgan con la descabellada propuesta de Rudi Dornbusch, de confiar la gestión del Estado argentino a una “task force” de funcionarios extranjeros. El consultor explica que eso es producto del tremendo desencanto hacia los dirigentes locales.

 Por Raúl Kollmann

Lo comentan en voz baja y no lo descartan del todo. Aunque parezca increíble, banqueros, empresarios y miembros del establishment argentino no creen que sea tan descabellada la propuesta de Rudi Dornbusch. Y, además, la alentarían. El economista norteamericano propuso que se envíe a la Argentina una task force –la traducción literal es grupo de tareas– internacional que prácticamente se haga cargo del management del Estado argentino en distintos aspectos económicos y sociales. “Los argentinos no pueden manejar ese país solos, tiene que haber una gestión internacional para sacar el país de la crisis”, argumentaba Dornbusch. Lo asombroso es que casi la mitad de los argentinos no están tan en desacuerdo con la propuesta, pese a que significaría una fuerte pérdida de soberanía. Se ve que la crisis lleva a la desesperación.
La encuesta fue realizada por la consultora Ibope OPSM, que lidera el conocido consultor Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistaron a 800 personas en la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y localidades del interior del país. Las encuestas fueron realizadas por teléfono, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
“Es un resultado sorprendente para el debate público –dice Zuleta–, aunque comprensible a la luz del hundimiento de la confianza en todas las instituciones públicas y privadas. Las áreas más favorables para esa intervención excepcional serían precisamente las referidas a cuestiones de Estado, tales como la Justicia, la educación, el control del gobierno, el control del gasto provincial. Son cuestiones que por su gravedad hace mucho que han dejado de ser temas de soberanía y que de un modo cada vez más claro deberían, a juicio de la gente, ser protegidas de la acción depredadora de la dirigencia argentina tradicional.”
Un famoso consultor de la city le dio a este diario un diagnóstico increíble. “En Estados Unidos no ven la propuesta de Dornbusch como una locura. Ya registra antecedentes. Al final de la Segunda Guerra Mundial, los países vencedores –Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética– administraron por un buen tiempo el Estado de los derrotados, en especial Alemania. Aquí sería lo mismo.”
Todo parece de ciencia ficción y descabellado, pero salió de una de las cabezas más mimadas del mundo académico norteamericano. En otras palabras, significaría de hecho tener un ministro de Economía alemán, un administrador de Aduanas sueco, y así sucesivamente. La propuesta es una locura. La encuesta es una realidad, evidencia que el ciudadano, hastiado de la dirigencia argentina, hasta soporta resignar parte de la soberanía. Es muy posible que la gente se haga la película de que no habría un ministro de Economía alemán sino más bien un ministro de Economía argentino asesorado, supervisado o directamente siguiendo instrucciones de funcionarios alemanes instalados en el ministerio. “El esquema de demandas hacia instituciones públicas y privadas –redondea Zuleta– gira alrededor de los dirigentes políticos –chivos expiatorios en el nuevo altar del sacrificio colectivo–. Como se les adjudica la responsabilidad de lo que está pasando, prácticamente se dice que vengan los de afuera.”

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