EL PAíS › LAS ESCUCHAS TELEFONICAS QUE USO LA JUSTICIA PARA INVESTIGAR AL BGN

De cómo los Rohm saltaron el corralito

Los hermanos Rohm están siendo investigados por maniobras ilegales para eludir la inmovilidad de fondos bancarios. Las escuchas a las que accedió Página/12 muestran cómo operaron. Si se deroga la Ley de Subversión Económica, podría caer la causa.

 Por Felipe Yapur

La inmovilización de los fondos bancarios impuesta por el entonces ministro Domingo Cavallo agudizó el ingenio de los banqueros que se resistían a perder sus suculentos márgenes de negocios que les había facilitado la divina convertibilidad. El salto del corralito para derivar esos apetecidos fondos a bancos del Uruguay y otros paraísos fiscales fue la práctica preferida durante los primeros días de aquel conflictivo mes de diciembre de 2001. El Banco General de Negocios (BGN) de los hermanos Carlos y José Rohm no fue la excepción. Una investigación judicial por subversión económica, que incluyó más de treinta allanamientos, tiene hoy preso al primero y con pedido de captura al segundo. Buena parte de la causa penal que enfrentan los hermanos del poder se basó en escuchas telefónicas que realizó la SIDE y a las que tuvo acceso Página/12. En ellas se desnudan las maniobras y el léxico de los negociados que se constituyeron como paradigmas del modelo neoliberal vigente.
Los hermanos Rohm no son gente común. Tampoco lo fueron sus negocios. Y la investigación judicial que los tiene sobre las cuerdas representa para varios banqueros una espada de Damocles. Las escuchas a las que tuvo acceso este diario dan cuenta de “la operatoria financiera de carácter marginal” que pena esta ley y que para buena parte de los miembros del Gobierno –incluso el presidente Eduardo Duhalde– complica la seguridad jurídica.
El trabajo de los espías argentinos da cuenta de las comunicaciones telefónicas que realizó uno de los principales gerentes del BGN, Carlos Pando, quien –al igual que José “Puchi” Rohm– permanece prófugo. En estas escuchas –que en la cabecera de cada hoja y en mayúsculas dice “Estrictamente Secreto y Confidencial”– se demuestra el comportamiento de los integrantes del banco a poco de implementado el corralito, las maniobras para saltarlo y cómo hicieron para burlar los allanamientos de la Justicia.
Dividir aguas
El corralito impuesto por Cavallo está en pleno desarrollo. Hay desconcierto y mucha gente pugna por zafar de la encerrona financiera. Falta muy poco para la sangrienta caída de Fernando de la Rúa. Carlos Pando lo presiente, en varias llamadas telefónicas dice que el clima que se vive es “apocalíptico” y que “hay psicosis en la calle”. El 11 de diciembre de 2001 se comunica con el gerente del Area Comercial, Norberto Etchegoyen.
Norberto Etchegoyen: –Hoy vino el señor Peligro. Dice que tiene cuatro millones y pico de dólares. Se llevó dos y monedas al Credit Suisse. Quiso repartir el agua. (Ricardo) Demattei, que es el síndico del banco, que tiene un palo y medio, dos, habló ayer y pidió que lo presentaran con el Credit Suisse para mandar una parte. Yo te diría que más de uno los más importantes, creo, van a dividir aguas.
Carlos Pando: –Aparte es lógico.
N.E.: –Es razonable. Escuchame, R., nuestro abogado, tuvo que firmar una escritura. Que tenía 300 lucas en el (Banco) Comercial. Las tuvo acá después. Firmó una escritura que compró algo por 140 lucas. Las 160 las mandó al HSBC de Miami. R. se llevó 140 lucas al HSBC, es el abogado.
C.P.: –Pero es una reacción humana.
N.E.: –Perdón, Carlos, te lo pongo en estos términos. Vos sos cliente de Compañía (General de Negocios). Ayer vino un íntimo amigo mío. Tiene 350 lucas. Me dice: “Norberto, ¿qué hago? Quiero tener la plata en Suiza”. Le digo encantado, no hay ningún problema, ya te la mando al Credit Suisse, que es uno de los accionistas de nuestro banco. Me dice: “Pero yo quiero estar seguro”. Le digo que acá está seguro. Le digo: vos no tenés la menor idea de que este sacrificio te lo hace el (Banco) Dresdner y la familia Rohm.
La conversación entre los hombres del BGN continuó. La preocupación, sin duda, se centraba en la posibilidad de saltar el corralito:
C.P.: –Yo quiero liquidez en Buenos Aires, ¿me entendés? Me sobra la plata allá. Hoy, 11.30, tenemos una reunión con Nacho Llambias para poder pasar todo lo posible a Montevideo. Vos tenés esas dos, venite con esas dos.
N.E.: –Veo, a ver si tengo algunas cosas.
C.P.: –Si se te ocurre alguna cosa más que nos dé liquidez... Nada más. Estamos previendo, pero quiero pasar por lo menos 40 o 50 palos a Montevideo.
N.E.: –Sí, sí. Aparte se nos va toda la plata de las AFJP.
C.P.: –Estamos abriendo el paraguas. Pero tenemos que hacerlo urgente hoy... Acá tenemos que juntar 30 o 40 palos por las dudas. Vendérselo todo al Uruguay y después los recompraremos. No sé, haremos cualquier pirueta.
Tal vez la pirueta a la que hacía referencia Pando es lo que en la jerga interna del BGN se llamaba “Liqui-liqui” y que estaba destinada a facilitarles a los clientes la salida de sus depósitos fuera del país y lejos del corralito.
El 15 de diciembre, el prófugo Pando habla con alguien que sólo se identifica como Bill, al que le pregunta “si algo les está pasando. El Credit Suisse nos está haciendo canibalismo. Retto Otoniola, representante del Credit acá, está convenciendo a mis inversores de la Casa Bancaria -que es de ellos también– a que se lleven la guita a Ginebra. Ya les sacó diez palos. Todos los suizos italianos como Soldati, de Química Estrella, los tipos se las están llevando. Entonces, lo que Charly (Carlos Rohm) tiene que hacer es hablar con el capo de él y decir: ‘Señores, todo lo que vos te lleves de acá, yo te lo voy a pedir allá’”.
Tras la lectura de estos fragmentos, no queda claro a qué hace referencia Duhalde cuando dice que la Ley de Subversión Económica “genera inseguridad jurídica”.
Los colores
El 16 de enero, la Argentina tenía ya en la Casa Rosada a su quinto presidente desde el 20 de diciembre pasado. El corralito prácticamente ya era un corralón. A esto se le agregaba otra dificultad: la legalidad del movimiento del dinero que se expresaba en colores. Es decir, en el léxico interno del banco, lo legal era blanco. Pero lo ilegal no era necesariamente negro: para la gente del BGN era azul. Y los funcionarios del banco, como Enrique Gómez Palmes, recibían permanentes consultas sobre cómo sacar las divisas y los riesgos que traía aparejado este tipo de maniobras. Por ejemplo el caso de un tal Roberto Y.
Roberto Y.: –Me comentó Jorge de la operatoria. Yo te quería preguntar un poco el tema de colores. Esto para ustedes es azul. Esto, ¿no?
Gómez Palmes: –Sí, te explico: si vos ponés la plata allá, puede ser blanco. Ningún problema.
R.Y.: –Claro, pero si se hace de esta forma...
G.P.: –Pero si se hace en FT (efectivo) acá, teóricamente yo no tengo corresponsal y yo no te lo puedo recibir. El día de mañana, ¿cómo justificás que vos hiciste un depósito en efectivo allá? Entonces por eso yo decía, ojo con el camión, que no quede...
R.Y.: –Sí, sí. Vamos a hacer otra forma. Yo voy a ir varias veces.
G.P.: –Bueno, eso también es más lógico.
R.Y.: –Sí, de paso te hago otra pregunta. Los famosos 300 mil que hicimos a fin de año, que hicimos por Casablanca, ¿qué? ¿Lo único que tengo que hacer es retirar el certificado?
G.P.: –Voy a ver si está emitido.
R.Y.: –¿Cómo es esa operatoria? Es blanca. Está... porque el MEP (medio electrónico de pago) salió por el Galicia al Banco Comercial y, de ahí al CGN.
El allanamiento
Conforme la investigación judicial avanzaba, en el banco de los hermanos Rohm se preparaban para lo que consideraban inevitable: un allanamiento. Se habían organizado guardias, tal como lo demuestran las escuchas telefónicas de la SIDE, para estar preparados ante la aparición de los oficiales de Justicia. Sin duda, una de las preocupaciones principales era la información que podían encontrar y que iba desde documentación hasta las más inocentes agendas.
Pero siempre hay algo que se olvida. Al menos es lo que parece que le sucedió a Florencia, una de las secretarias del BGN, que durante un allanamiento entabla una nerviosa conversación con una persona que los hombres de la SIDE no logran identificar: “Escuchame un minuto –dice Florencia–. Van a imprimir las agendas. Y lo que están buscando es toda información de las empresas. ¿La gente de las agendas está relacionada con las empresas? Decime, así yo puedo ir borrando de la agenda”. Su interlocutor le da nombres y las empresas a las que representan. Preocupado porque tal vez la comunicación telefónica es escuchada por alguien, la persona que habla con la secretaria le dice, le ordena: “Borrá todo”.
–No, no puedo, porque queda muy guarango. Bueno, no sigamos hablando, por las dudas –se niega la empleada.
Por las dudas, poco después la fiel secretaria Florencia atiende otra llamada que comunica con otra empleada, “Coni”. Esta le pide disculpas a un tal Emilio por no haber podido atenderlo antes “porque allanaron el banco por la fuga de capitales”. Emilio le dice que se imaginaba, y agrega: “Yo, sabés, lo que yo tenía, la angustia mía, que yo le había pedido a Florencia, justo un documento”. “Coni” lo interrumpe y lo tranquiliza: “Sí, pero llegamos a esconder todo, no se preocupe”.

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