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La reforma electoral porteña o el principio del fin de las listas sábana

El jefe de Gobierno Aníbal Ibarra presentó dos proyectos de ley para modificar el sistema electoral. Se dividirá la ciudad en 16 secciones y el 30 por ciento de los legisladores serán elegidos en forma personal.

 Por Santiago Rodríguez

El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, presentó ayer en sociedad dos iniciativas que en buena medida constituyen el eje de la acción política que desarrollará durante este año: el Código y la Ley Electoral. El primero de los proyectos viene a llenar un vacío que existía en la Ciudad de Buenos Aires, que hasta ahora regía sus elecciones por medio de la normativa nacional en esa materia, y el segundo implica un profundo cambio en el método en que los porteños eligen a sus representantes. Si la Legislatura aprueba esta última iniciativa, el distrito será divido en 16 secciones y los vecinos ya no encontrarán en el cuarto oscuro una lista de 60 diputados, sino otra más reducida y podrán votar por candidatos independientes y de su propio barrio. “El objetivo es terminar con las listas sábana y con el monopolio de los partidos en la presentación de las candidaturas”, destacó Ibarra.
Los proyectos que Ibarra hizo públicos circulan ya desde hace un par de días por los despachos de la Legislatura, donde requieren dos tercios de los votos para ser aprobados. Ambos fueron elaborados bajo la órbita del jefe de Gabinete, Raúl Fernández, y en su diseño aportaron distintos miembros del gobierno de la ciudad. La redacción final estuvo en manos del director general de Modernización de la comuna, Marcelo Escolar, quien viene trabajando el tema desde la Convención Constituyente porteña.
Ambos funcionarios acompañaron a Ibarra en la presentación de las iniciativas en el Salón Blanco de la Jefatura de Gobierno porteño. A su lado estuvieron también el jefe del bloque de legisladores frepasistas, Marcelo Vensentini, y el vicepresidente primero de la Legislatura, el radical Cristian Caram, quienes de ahora en más cargarán sobre sus espaldas la tarea de lograr que ambas sean sancionadas.
“Este es un momento importante porque el día en que estos proyectos sean aprobados habremos mejorado la representación política de los porteños con una mayor participación vecinal”, reflexionó Ibarra, quien destacó que el objetivo de ambas iniciativas es dar respuesta “a las demandas que están en al sociedad”. Además, señaló que “se acercan las candidaturas a los barrios” y se permite “la candidatura de independientes y de representantes de partidos vecinales con menos requisitos”.
La Legislatura porteña está integrada por 60 diputados, que hasta ahora eran elegidos por listas únicas y cerradas –lo que comúnmente se denomina “sábana”– a partir de la consideración de la ciudad como un distrito electoral único. Salvo el número de legisladores –cuya modificación demandaría una reforma constitucional–, todo lo demás cambiará por un sistema mixto, basado en buena medida en el alemán:
u La ciudad será dividida en cuatro grandes regiones electorales (norte, sur, centro y oeste), que a su vez se dividirán en cuatro secciones electorales cada una.
u De cada región saldrán 15 diputados: 11 elegidos por listas regionales plurinominales (o sea “mini sábanas”) y otros 4 votados en forma uninominal en cada una de las secciones de cada región. Esto implica que casi el 30 por ciento de los legisladores, exactamente 16, serán elegidos en forma personal.
u Los candidatos más votados por sección –donde podrán postularse los independientes sin mayores requisitos– se asegurarán automáticamente una banca. Los cargos por región se repartirán por sistema D’Hont con la aplicación de un ajuste por proporcionalidad tendiente a minimizar la desventaja que para todo partido chico implica la aplicación de cualquier sistema que no sea el de la lista “sábana”.
Al Ejecutivo no le resultará sencillo pasar la Ley Electoral por la Legislatura. Los radicales que más sintonizan con Ibarra están a favor de su sanción –de hecho, Caram tuvo participación en la elaboración de las iniciativas–, pero no todos piensan lo mismo. Los peronistas tomaron el asunto con cautela y dicen estar “estudiando” el sistema propuesto. En el gobierno anticipan que traerá complicaciones la prohibición de presentarse como independiente a todo aquel que dos años antes de la elección haya sido funcionario, candidato o dirigente partidario. “Esto es una vacuna de protección al vecino contra punteros. Los partidos siempre tienen huevos para poner en cada canasta y no van a querer resignar el negocio de inventar independientes”, explican.
La iniciativa obliga, además, a los partidos a incluir a los cuatro candidatos por sección en la boleta de la región a la que correspondan y ese es otro punto en contra. “Así, la doble nominación fuerza a los partidos a poner sus mejores candidatos para competir y termina con el negocio de los punteros”, subrayan también en el Ejecutivo, donde confían en el éxito de las leyes a partir de la dificultad que encontrarán los partidos para oponerse públicamente a esos cambios.
La aprobación del Código, cuyo aspecto fundamental es una amplitud que permite, por ejemplo, cualquier tipo de modernización tecnológica del proceso de escrutinio aparece menos compleja, salvo por un punto: obliga a todos los partidos a reempadronar a sus afiliados para la primera elección con el nuevo sistema.

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La vicejefa Cecilia Felgueras y el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra presentaron las reformas.
 
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