EL PAíS › DOS CAMINOS
POR PRIMERA VEZ UN PRESIDENTE ENFRENTA UN REFERENDUM DE GESTION

Hoy se decide si se queda Chávez

Lleno de confianza, el líder bolivariano anunció un seguro triunfo y confesó su temor a lo que haga la oposición si pierde. La CD llamó a votar y aceptó esperar los resultados oficiales. Venezuela recibió a decenas de observadores internacionales y visitantes. Una recorrida por las barriadas populares donde se juega el voto.

 Por Luis Bruschtein

Página/12 en Venezuela
Desde Caracas

“Hablé con Fidel para saludarlo por su cumpleaños y de paso le advertí que se agache porque mañana (por hoy) voy a hacer un jonrón que va a pasar por encima de Cuba y va a impactar en Miami”, afirmó un sonriente Hugo Chávez tras entrevistarse con el secretario general de la OEA, el colombiano César Gaviria. Entre apretujones con los periodistas, el presidente venezolano usó la jerga beisbolística para anunciar un triunfo en el referéndum de hoy que todavía está muy discutido. Por su parte, Humberto Calderón, vocero de la oposición, expresó sus dudas por la actitud de las Fuerzas Armadas en caso de una derrota chavista. En tanto, en las villas y barriadas pobres de los cerros que rodean a Caracas, la gente más humilde, donde se encuentra la mayor parte del caudal electoral del oficialismo, se aprestaba a votar por el No para respaldar la suerte de “su presidente”.
Barrio Jardines del Avila está agarrado a las laderas del cerro, debajo de un inmenso puente de la autopista que va a Petare, uno de los suburbios más populosos de Caracas. En los ranchos y casas humildes, algunas de material, atravesadas por caminitos angostos y empinados, viven alrededor de 60 familias, cuatro de ellas son “escuálidas” (opositores), advierte una mujer. Son cerca de diez mujeres reunidas en la casa comedor donde se da de comer a alrededor de 150 personas por día. Varias de ellas fueron las verdaderas protagonistas del contragolpe de abril de 2002 que rescató a Chávez de la prisión.
“Yo tenía un embarazo difícil –recuerda Milena, una mujer joven de ojos vivaces, en cuya casa funciona el comedor– y no me podía mover, pero cuando dijeron por la televisión que habían encarcelado al comandante, salí a la calle y grité: ‘¡Hagan algo, cobardes, para defender a su presidente!’, entonces mi marido cargó una camioneta con varios cauchos y fue con otros vecinos a quemarlos en la autopista, sólo dejábamos pasar a los camiones cargados de gente que iban para Miraflores.” Otras se emocionan también y cuentan con orgullo cómo marcharon hacia el centro para enfrentar a los golpistas.
En todos los barrios están los mercales, un sistema de mercados populares donde se venden alimentos de primera necesidad entre 30 y 50 por ciento más baratos que en los comercios comunes. Pero en las zonas donde la gente no puede comprar ni siquiera a esos precios, alguna persona de la comunidad cede su casa para utilizarla como comedor y es abastecida en forma gratuita por el gobierno. En este caso son cerca de diez mujeres las que colaboran en forma voluntaria y están allí con algunos adolescentes y chicos. “Esto lo hacemos sólo las mujeres, porque nuestros hombres trabajan durante el día, algunos, que están empleados en la procesadora de pollos de acá abajo, nos ayudan porque vienen a comer al mediodía”, explica Milena.
Desconfían de “los politiqueros”, incluso de algunos enrolados en el oficialismo. “Hay personas que se visten de rojo y se dicen chavistas, pero los verdaderos revolucionarios somos nosotros, los de abajo, el pueblo”, dice una mujer. Otra agrega que “en todos los países hay una parte politiquera que intenta aprovecharse de nosotros, pero lo bueno de este proceso es que los protagonistas somos nosotros”. “A estos infiltrados que están en los cargos, tenemos que depurarlos”, “como dice el presidente, tenemos que hacer la revolución en la revolución, necesario es vencer”, “tenemos que cuidarnos de los politiqueros y tener paciencia, porque somos nosotros los que resolvemos los problemas en los barrios”.
La discusión se extiende y todas opinan con vehemencia. Todas dicen que hoy votarán el “No”. Pero una señora de canas frunce el ceño y dice que no votará por nadie. “Pues este es un país democrático, el voto es libre”, la justifica otra vecina, de mala gana. Lobelis Caripe, una mulata de pelo enrulado que es dirigente comunitaria, explica que antes no se metía en política, pero que ahora “la revolución nos ha revolucionado a todos, el que no está con la misión Robinson, estudiando, apoya a los centros de salud de la misión Barrio Adentro, o está en la autoconstrucción o colaborando con los comedores”.
Las misiones, que comenzaron hace un año y medio cuando el gobierno logró el control sobre la petrolera PeDeVeSA, son el argumento más fuerte del presidente Hugo Chávez para el referéndum de hoy. Parte de los excedentes de la renta petrolera fueron volcados a estos programas sociales, como la misión Robinson, que alfabetizó a millones de venezolanos, o la misión Barrio Adentro. En “Jardines del Avila” está el módulo de salud, una construcción octogonal, sencilla, pero dotada de todos los elementos para la medicina preventiva, incluyendo medicamentos gratuitos. Hay otros dos módulos, uno de oftalmología, que entrega lentes gratuitos, y otro de odontología. Antes, el hospital más cercano estaba en el centro de Petare, como a una hora de viaje. Los módulos son atendidos por médicos cubanos y ya hay más de diez mil en las villas y barrios más humildes de todo el país, donde los médicos venezolanos se negaban a entrar.
Milena explica también que construyeron diez casas por autoconstrucción y recibieron 22 préstamos para refacción. Son préstamos sin interés y que se pagan con una cuota de menos de diez dólares por mes. También asfaltaron la calle principal por el sistema de autoconstrucción. Está el Banco de la Mujer, el Banco del Pueblo y otros que otorgan préstamos de este tipo para microemprendimientos. Y de 800 cooperativas que existían cuando Chávez subió al gobierno, ahora existen casi 20 mil, explican entusiasmados Enid Clemente y Hugo Tovar, que tiene una radio comunitaria en Caracas. “Frente a la desinformación de los medios comerciales –dice–, estamos desarrollando una red de radios comunitarias, con el sistema de cooperativas, queremos que cada barrio tenga la suya.”
Muchos de estos proyectos empezaron hace pocos meses y el impacto social ha sido muy fuerte, como incluso lo reconoce la oposición. Sin embargo, el centro de Caracas y los barrios ricos constituyen otro mundo, en el que las “misiones” se sienten como una amenaza para el ejercicio de la profesión de los médicos, para los fabricantes de anteojos, o los farmacéuticos o los mismos supermercadistas que ahora sienten que pierden un comprador potencial que ahora consume en el mercal. “No me molesta que sean escuálidos –dice una mujer de Jardines del Avila–, pero ellos critican todo y son los primeros en usar los servicios de las misiones y en comprar en el mercal.”
“Nosotros no habíamos participado en política, estamos aprendiendo –dice Milena–, tanto discutir con los escuálidos que tuve que aprender de economía. Empezamos porque Chávez nos convocó, pase lo que pase estamos con el Presidente, nuestros indios nunca le doblaron las rodillas a nadie, llevamos eso en nuestra sangre, somos bien arrechos.”
La escena se repite en el barrio Caucauita, de clase media baja, con decenas de monoblocks y torres que exhiben en sus ventanas pancartas por el No y algunas aisladas por el Sí. Allí también están los módulos de salud y los mercales. Una maestra llama “vencedores” a los adultos que se han alfabetizado con la misión Robinson o los que terminaron la secundaria nocturna con la misión Ribas. “Aquí estamos claros, hay mucho que corregir, que resolver, pero sabemos adónde vamos”, afirma un hombre mayor. Otro se acerca para subrayar que “desde que Chávez está aquí, no fue una sola vez al FMI y aún así estamos pagando la deuda”.
En el centro de Caracas, se hacían los últimos aprestos para el referéndum de hoy. Las escuelas han sido ocupadas por la policía y el ejército, ya que allí se hará la votación. La oposición dejó de lado su deseo de difundir resultados de boca de urna en forma anticipada e hizo algunos planteos menores sobre irregularidades, aunque mantiene su desconfianza enel Consejo Nacional Electoral. De todos modos, sienten que la presencia de los observadores de la OEA y del centro Carter les ofrece garantías para participar en el referéndum. El resultado sigue siendo una incógnita.

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Las villas muestran la división entre el No chavista y el Sí de la CD.
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