EL PAíS › KIRCHNER RECIBIO A REPRESENTANTES DE LA IGLESIA

Diálogo divino en la Rosada

El Presidente y los obispos mantuvieron un encuentro “cordial” en el que manifestaron voluntad de diálogo. Hablaron de la situación social del país y evitaron los temas ríspidos.

 Por Washington Uranga

“Nosotros estamos para ayudarlo”, le dijo el arzobispo rosarino Eduardo Mirás, titular del Episcopado, al presidente Néstor Kirchner. Antes, los obispos habían escuchado una larga exposición del Presidente haciendo un panorama de la situación social y política de la Argentina, con las dificultades propias de la gestión. “Yo sé que cometo errores, díganmelo”, se allanó el Presidente quien, entre café y café, se encargó de subrayar su disposición al diálogo y a la comunicación directa. El encuentro, que tuvo por escenario la Casa Rosada, se extendió durante una hora y diez minutos y como detalle insólito para quienes conocen el ritmo del protocolo presidencial, se inició con apenas ocho minutos de retraso respecto de la hora pactada: las once de la mañana. No se habló del Congreso Eucarístico que la Iglesia Católica celebrará esta semana en Corrientes y tampoco hubo respuesta presidencial respecto de la invitación que le fue oficialmente cursada por la Conferencia Episcopal. En fuentes oficiales se estima poco probable que el Presidente vaya a Corrientes, pero se asegura la presencia del vicepresidente Daniel Scioli.
Tanto desde el Gobierno como desde la Iglesia se utilizaron los mismos adjetivos para caracterizar el clima de la reunión. “Cordial”, coincidieron en decir tanto el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, como el obispo Agustín Radrizzani, quien actuó como vocero de los obispos. Fue una “muy buena reunión”, repitieron en la Rosada. Unos y otros reconocieron la “satisfacción” que dejó la entrevista, aunque también se admitió que se habló “de manera genérica” sobre la situación del país y en la agenda no se incluyeron algunos de los temas que podrían resultar más ríspidos o sobre los que se podrían plantear diferencias entre el Episcopado y el Gobierno. Incluso la preocupación inmediata de la Iglesia por un auxilio económico para atender el aumento a los docentes de los colegios privados –sobre el que ya se habían hecho gestiones– fue rápidamente soslayada con la presencia del ministro de Educación, Daniel Filmus, quien se integró a la reunión poco antes de terminar para decir que la cartera a su cargo está estudiando alternativas.
Kirchner ocupó gran parte del tiempo que duró la entrevista para exponer, “con muchos datos y precisiones”, según lo reveló Radrizzani, un diagnóstico de la situación social y política del país. El obispo reveló que “el Presidente demostró, incluso usando muchas estadísticas, tener un gran conocimiento de la realidad del país” y puso en evidencia su preocupación particular por el conurbano bonaerense y las provincias del Norte, entendiendo que allí radican las mayores situaciones de pobreza. Los obispos, a través de Mirás, comprometieron “nuestro apoyo y colaboración” para resolver los problemas derivados de la pobreza y de las graves condiciones sociales.
Del encuentro participaron, además de Kirchner y Mirás, el jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el cardenal Jorge Bergoglio, vicepresidente primero del Episcopado; el obispo Sergio Fenoy, secretario general y especialmente invitado el obispo de Lomas de Zamora, Agustín Radrizzani, en virtud de que es la persona a quien la jerarquía católica ha confiado la animación del Diálogo Argentino. El propio Radrizzani fue el responsable de exponer ante Kirchner el proceso que viene llevando adelante el Diálogo. Según lo señaló el obispo ante un grupo de periodistas, el Presidente se manifestó de acuerdo con “las metodologías del diálogo” y se explayó sobre sus propias experiencias de diálogo con los sectores empresarios y sindicales. Kirchner dijo también que “la reconstrucción de la Argentina es colectiva y debe incluir a todos los sectores sociales, políticos, gremiales y confesionales”. Según los obispos, Kirchner “está muy interesado en impulsar la reforma política”, una meta que también se ha trazado el Diálogo Argentino. Hacia el final del encuentro, además de Filmus, se sumó el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
También hubo espacio para exteriorizar otro tipo de problemas y fue entonces cuando el Presidente dijo que “hay gente que quiere volver a la Argentina de antes” y por eso se resiste a los cambios. “No voy a pactar con aquellos que quieren la Argentina antigua”, reafirmó Kirchner. Si bien no hubo ningún pedido presidencial de apoyo eclesiástico en las negociaciones respecto de la deuda externa, Kirchner aprovechó el momento para exponer su posición frente al FMI, aclarando ante los obispos los puntos de vista y las observaciones planteadas ante el titular del organismo internacional, Rodrigo Rato. En ese momento, Kirchner dijo también que su gobierno prefiere invertir en mejorar los salarios o en generar planes de vivienda, antes que agotar los recursos en responder a las demandas de los acreedores externos. Los obispos abandonaron la Casa Rosada por una puerta trasera del edificio porque en ese momento se registraban disturbios en la Plaza de Mayo. Mientras se alejaban del lugar, las autoridades eclesiásticas sufrieron el efecto de los gases lacrimógenos lanzados por la policía para dispersar a los manifestantes.

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“Yo sé que cometo errores, díganmelo”, dijo el Presidente en el encuentro que duró más de una hora.
 
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