EL PAíS › LA POLICIA REPRIMIO A MANIFESTANTES QUE PROTESTABAN CONTRA RATO

Cien detenidos en Plaza de Mayo

Los manifestantes quemaron gomas y explotaron botellas de nafta frente al Ministerio de Economía. Los seguidores de Castells, que estaban en la Plaza de Mayo, se replegaron.

 Por Laura Vales

En el quinto piso del Ministerio de Economía, en un salón con ventanas a la calle, Rodrigo Rato hablaba con Roberto Lavagna cuando comenzaron los disturbios. Dicen que el director gerente del FMI no hizo comentarios mientras abajo la protesta piquetera que repudiaba su presencia derivaba en incidentes que con el correr de los minutos se volvían cada vez más graves. Manifestantes de Quebracho, la CTD Aníbal Verón, la Coordinadora de Unidad Barrial, el Movimiento Teresa Rodríguez y otras agrupaciones de izquierda quemaron gomas en la puerta del palacio de Hacienda e hicieron explotar botellas con nafta. Una vez iniciada la represión policial, se enfrentaron con los federales que, muchos de ellos de civil, realizaron un centenar de detenciones. Ciento dos, según la información oficial. La Justicia los imputó por daño calificado, lesiones e intimidación pública, una figura cuya pena no es excarcelable.
Hubo más de un repudio al FMI. Por la mañana, otros sectores expresaron su rechazo a Rato en el Hotal Sheraton, donde se aloja la misión del Fondo. Pero los disturbios se iniciaron recién al mediodía, mientras en la Plaza de Mayo había dos marchas. La primera había llegado a las once y media. Los desocupados, que pedían la libertad de Raúl Castells, voltearon las vallas ubicadas detrás de la Pirámide de Mayo y avanzaron sobre los policías que formaban una barrera, lo que generó momentos de tensión. Sin embargo, sólo se trató de empujones. Frente a la Casa Rosada los manifestantes se detuvieron sin que la Federal reprimiera. La gente se tranquilizó y la mujer de Castells, Nina Peloso (del MIJD), y Néstor Pitrola (Polo Obrero) pidieron una audiencia en Gobierno.
Cuando esperaban la respuesta, llegó frente al ministerio el segundo grupo, para hacer el escrache a Rato. Con sus caras tapadas, encendieron gomas contra la puerta de entrada y pintaron en las columnas del frente “Haga patria bage (sic) un yanqui” y “No al pago de la deuda”. Luego tiraron al fuego botellas de plástico en las que habían llevado nafta para prender los neumáticos. Las botellas explotaron con estruendo y segundos después comenzó la represión.
Aunque en principio la protesta se adjudicó exclusivamente a Quebracho, un conjunto de organizaciones asumió la medida como propia. “Esto no fue una locurita de Quebracho”, dijo a Página/12 Oscar Kuperman, de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA). “Quienes participamos de la movilización nos reunimos dos veces la semana pasada: Quebracho, la CUBA, la FTC Mesa Nacional, la CTD Aníbal Verón, el M-29. Acordamos que la acción sería quemar las cubiertas en la puerta del ministerio e irnos para repudiar a Rato. Eso fue lo que hicimos, pero cuando nos estábamos retirando la policía nos reprimió. Corrimos hasta la mitad de la plaza, notamos que faltaban dos compañeros y volvimos para recuperarlos, ahí nos volvieron a reprimir.”
La Federal lanzó gases lacrimógenos y balas de goma. Mientras los piqueteros les arrojaban piedras, se vio actuar en la protesta a una gran cantidad de policías vestidos con ropa de calle, un hecho que los organismos de derechos humanos señalaron como ilegal (ver aparte). De hecho, los efectivos se confundían con los piqueteros y en medio de los incidentes era muy difícil darse cuenta de quién era quién.
En la plaza hubo corridas y duros choques. Al ver lo que sucedía, los desocupados que estaban esperando ser atendidos en la Rosada para hablar de Castells se replegaron hacia la calle Rivadavia y finalmente optaron por retirarse del lugar. Muchos –ya mezclados, gente de una y otra marcha– corrieron para escapar por Avenida de Mayo, donde la policía continuó tirando gases y realizó el grueso de las detenciones. La mayoría de los presos (entre los que hay siete menores de edad) fueron capturados en las estaciones del subte Piedras y Perú y llevados a la comisaría 2ª y la Dirección de Investigaciones. El número de heridos llegó a 28. Ocho de ellos fueron policías con traumatismos y cortes en la cabeza; el resto fueron civiles. Según el SAME todos están fuera de peligro.
El Gobierno calificó de “exitoso” el operativo de seguridad. Su razonamiento fue que no se repitió lo de la Legislatura, cuando los desórdenes se extendieron durante varias horas (ver aparte). Los piqueteros que se movilizaron por Castells criticaron en privado la quema de cubiertas. “Al final no sabés si son de Quebracho o son policías de civil. Diez o quince tipos provocan esta situación y el resultado es que nos cazan en los subterráneos”, dijo a Página/12 uno de los dirigentes. Pero en público cerraron filas y convocaron a una marcha de repudio a la Casa de Gobierno. “Reciben al director gerente del FMI y reprimen a los que pedimos pan y trabajo”, fue la interpretación repetida por los líderes del movimiento piquetero. Algunos referentes, como Daniel Aguirre, del MIJD, acusaron al Gobierno de “montar una provocación para justificar el accionar de la policía”. En la marcha del viernes van a pedir la libertad de “todos los presos políticos en la Argentina”, una categoría que abarca a Castells, a los detenidos de la Legislatura y los 102 de ayer.

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El primer roce, sin consecuencias, fue con la marcha que pedía la libertad de Castells.
 
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