EL PAíS › ACUERDAN UNA IMPASSE EN EL PROGRAMA
CON EL FMI HASTA DESPUES DEL CANJE DE DEUDA

No me pidas, no exijas, no aprietes

La visita de Rodrigo Rato al país transcurrió con violencia en las calles pero en paz puertas adentro. El Gobierno escuchó las mismas exigencias de siempre, pero se mantuvo en la misma posición inflexible. Finalmente, se acordó esperar los resultados de la renegociación de deuda para volver a sentarse.

 Por David Cufré

“Señor Presidente, tenía mucho interés en conocerlo personalmente, porque Lavagna siempre me habla muy bien de usted. Pero yo no le creo nada.”
“Bueno, tengo que contarle que antes de reunirme con usted estuve con los obispos. Y les dije que tenía el honor de recibirlos a ellos que son los enviados de Dios, porque después iba a recibir al enviado del diablo.”
A esa altura, cuando se produjo el amistoso diálogo de la despedida, Rodrigo Rato ya había comprobado la magnitud del dispositivo de seguridad, había vivido de cerca la represión de una manifestación convocada para repudiarlo, había discutido con Roberto Lavagna y cambiado opiniones con Alfonso Prat Gay. Era mucho lo que tenía para hacer y ver en apenas siete horas. El encuentro con Néstor Kirchner había sido igual de intenso.
“Ni lo piense, ni lo sueñe. Aumentar el superávit no es un tema negociable”, le dijo el Presidente, en uno de los momentos más ríspidos de la conversación. “El rol del FMI no es defender a los acreedores privados”, completó el reproche. El director gerente del Fondo escuchó, pero no retrocedió. Llegó a la Argentina con el reclamo de una mejora en la oferta de pago a los bonistas y se fue con el mismo pedido. Frente a la intransigencia de las partes, la relación quedará en suspenso hasta fin de año, a la espera de la finalización del canje de deuda.
Además de Kirchner y Rato, en el despacho presidencial estaban Alberto Fernández, Lavagna, Guillermo Nielsen (secretario de Finanzas) y Héctor Torres (representante argentino ante el FMI). Junto al jefe del Fondo se sentaron el director del Departamento para el Hemisferio Occidental, Anoop Singh; el representante del organismo en Argentina, John Dodsworth, y el vocero del Fondo, Thomas Dawson. La reunión se extendió por 50 minutos.
“El presidente Kirchner y yo convinimos en reanudar las conversaciones en la primera oportunidad posible y tan pronto como hayamos podido evaluar los resultados de la reestructuración de la deuda”, confirmó Rato a través de un comunicado y en un breve contacto con la prensa. Tras abandonar la Casa Rosada, se trasladó al Sheraton y habló desde allí. Lo habitual en visitas de anteriores jefes del Fondo, como Michel Camdessus o Horst Köhler, era dar las conferencias desde el Ministerio de Economía. “Hay dos componentes particularmente importantes” para que el FMI vuelva a activar el acuerdo con Argentina, remarcó Rato. El primero es “la conclusión de una reestructuración de la deuda integral y sostenible”. El segundo es “la adopción de un marco fiscal propicio a mediano plazo”, lo que, traducido del lenguaje diplomático, equivale a un reclamo de aumento del superávit fiscal.
Su primera actividad del día había sido un encuentro a solas con Lavagna. El ministro le planteó la necesidad de postergar por un año vencimientos con el FMI por 1000 millones de dólares. Se trata de créditos que, por sus características, permiten una prórroga en su cancelación por 12 meses. “Lo vamos a estudiar”, dijo Rato en público. En privado, según contaron fuentes oficiales, sugirió que no habrá problemas con ese tema. Para el Gobierno la respuesta tuvo un sabor más agrio que dulce. La señal hacia afuera es que el Fondo no cede en nada fácilmente. Los acreedores están atentos a ese tipo de mensajes, porque les sirve para testear hasta qué punto tendrán el apoyo del organismo en su pelea por conseguir una mejor propuesta de reestructuración de la deuda.
Sobre el mismo punto, Kirchner le ratificó al ex ministro de Economía de José María Aznar que “Argentina cumplirá con los pagos al FMI, pero no nos pidan que saldemos los compromisos no exigibles”. Esto quiere decir que el Gobierno enviará a Washington 1400 millones de dólares para cubrir los vencimientos impostergables con el Fondo, pero no girará los 1000 millones de las obligaciones prorrogables. El directorio del FMI deberá aprobar el diferimiento para que no haya problemas. Pero Kirchner le anticipó a Rato que si el trámite se demora, la Argentina no pagará.
Una de las preguntas que contestó el fugaz visitante fue acerca del estado en que se encuentra el programa del organismo con el país en este momento. Rato admitió que existe un “retraso” en la tercera revisión de las metas. “Estamos convencidos de que es una situación pasajera y nuestra intención es avanzar para que (la aprobación) pueda producirse lo más rápidamente posible.” Para ello, afirmó, el Gobierno deberá avanzar de aquí a fin de año “sobre los aspectos más importantes de las reformas estructurales que también forman parte del programa stand-by”. En particular, la renegociación de los contratos con las privatizadas, para dar lugar a un aumento de tarifas, y la aprobación de una nueva ley de coparticipación.
Respecto de las compañías de servicios públicos, Lavagna le explicó a Rato las características de la última suba de la electricidad, lo que constituye una señal importante de que el Gobierno está trabajando en ese tema. En cuanto a la ley de coparticipación, Kirchner lo increpó a Rato: “No entiendo por qué el apuro de que sancionemos una nueva ley, si la Nación y las provincias tenemos superávit fiscales record”, muy superiores a lo exigido por el FMI para este año. Sin embargo, el Presidente descartó que el excedente vaya a mantenerse por arriba del 4 por ciento del PIB en 2005, como le pidió Rato. La discusión se saldará más adelante. Primero “tienen que hablar los mercados”, recalcó Lavagna, en referencia al canje de deuda. El FMI dirá que es exitoso si se pliegan más del 65 por ciento de los bonistas. El Gobierno, con el 50 se conforma.

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Rodrigo Rato, director gerente del FMI, en el país. Conoció a Kirchner, verificó los dichos de Lavagna y recibió un informe de Prat Gay.
 
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