EL PAíS

Kirchner y Solá, en vez de choques, mimos en público

“A esta provincia hombres como el gobernador la están poniendo en el lugar que se merece”, dijo el Presidente. La relación con Duhalde.

 Por Martín Piqué

“Este nunca agarró una pala”, dijo Néstor Kirchner mirando a Felipe Solá ante un grupo de obreros que trabajan en las obras de contención de la laguna de Mar Chiquita. Según los testigos de la escena, el gobernador se puso colorado. Sucedió ayer en la visita del Presidente a Vedia, a 320 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. La broma de Kirchner, quien gusta de ese tipo de chistes, hubiera sido impensable hace más de un mes. Por entonces, la frase hubiera caído como combustible sobre los restos de un incendio. Pero son otros tiempos: la entrega de 300 millones para financiar el déficit del sistema previsional bonaerense y la coordinación exitosa entre la SIDE y la Bonaerense para liberar a Patricia Nine han generado un idilio inimaginable hasta hace poco. El acercamiento tiene, también, su correlato en el mapa interno del PJ bonaerense. Discriminado de la conducción partidaria tras una jugada del duhaldismo, el “felipismo” prefirió no provocar fracturas por consejo de Balcarce 50.
El romance actual contrasta con lo que sucedía en un tiempo no tan lejano: hace más de un mes, en la Rosada aún no podían olvidar los cruces por los fondos coparticipables y los intentos de diferenciación ante las críticas de Susana, la madre de Nicolás Garnil. Al mismo tiempo, desde La Plata se quejaban por el silencio de Aníbal Fernández en materia de seguridad y porque las obras públicas para la provincia eran ejecutadas desde la Nación, con el consecuente provecho en imagen pública, y no a través de la coparticipación que se gira a la provincia.
Hoy todo es distinto. Y las palabras son elocuentes. Ayer, en la recorrida por Vedia, Kirchner elogió la gestión de Solá con un fervor que hasta ahora no había mostrado. “A esta provincia, en la que hace dos años atrás tenían que cobrar papelitos (por los patacones), que la habían quebrado. La más rica de la Argentina, a la que pusieron casi de rodillas, a esta provincia hombres como el gobernador la están poniendo en el lugar que se merece”, dijo el Presidente. Solá sonreía a su lado, pura satisfacción. En el palco también estaban los ministros Fernández (Interior) y Alicia Kirchner (Desarrollo Social) y los secretarios de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y Obras Públicas, José López.
La presencia de los dos ministros no fue casual. Aunque era previsible que estuvieran porque se trataba de una visita al interior y porque había anuncios sociales, el quilmeño y la hermana del Presidente son claves en el acercamiento de Kirchner y Solá. Fernández sueña con heredar la gobernación en 2007 –necesitará mostrar resultados en seguridad, un tema con repercusión mediática garantizada–, mientras que Alicia Kirchner está al frente de una de las apuestas del Gobierno: convertir la asistencia social en un factor que dinamice el conurbano y fomente la participación. Claro que otros piensan que se trata de un intento por reemplazar el clientelismo de las manzaneras y el Plan Vida (creado por Chiche Duhalde, quien sigue ejerciendo su influencia sobre los funcionarios provinciales del área) para consolidar una nueva estructura política.
Después del acto en Vedia, donde Kirchner se reunió con los familiares de siete desaparecidos –tres habían sido compañeros suyos en la pensión estudiantil de La Plata (ver recuadro)–, los visitantes se fueron en helicóptero a Junín. De ahí partieron en el Jet Cessna Citation de la gobernación bonaerense, un turbohélice que por suerte no tiene turbinas. El clima era extremadamente amigable. “Estamos viviendo un momento buenísimo. La relación (con Kirchner) está en una situación buenísima”, resumió a Página/12 un funcionario del gabinete de Solá que compartió el viaje con los dos mandatarios. La buena onda se refleja en público pero también se expresa en acuerdos más profundos, vinculados con la compleja relación con el aliado-adversario bonaerense: el duhaldismo.
Se sabe que Kirchner desprecia la representatividad de ciertas instancias partidarias, como el consejo de conducción del PJ bonaerense. Por esa razón se entiende que el subsecretario general de la Presidencia, CarlosKunkel, haya instruido a todos los kirchneristas de la provincia –los hay– a mantenerse dentro de las listas de unidad y no confrontar en internas con el duhaldismo. Sin embargo, la composición final de la nueva conducción generó molestia en la Rosada. Mucha más bronca generó en La Plata, porque en la elección de autoridades el “felipismo” fue el principal perjudicado. El duhaldismo decidió ampliar el consejo de conducción de cada sección electoral de cuatro a cinco miembros, incorporando a los que habían sido electos como suplentes. Si eso se concreta –para lo cual debe reunirse el congreso del partido–, los delegados de Solá quedarán nuevamente en franca minoría.
La decisión irritó a los hombres del gobernador y también a los socios kirchneristas. La bronca no pasó a mayores porque Kunkel aconsejó al ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, para que no reaccionara en caliente. Randazzo había pensado en renuncias masivas. También puede haber influido en la tregua que en ese lapso Eduardo Duhalde se entrevistó con Kirchner en la Rosada, aunque –obviamente– los interlocutores dejaron trascender que en la charla no se habló de temas electorales ni partidarios. Al final, felipistas y kirchneristas decidieron esperar para ver si las autoridades del PJ bonaerense convocan a un congreso partidario para sumar a los suplentes. Si eso se produjera, amenazan con detonar “un gran quilombo”.
“Si cambian las reglas del juego vamos a tener una actitud muy dura. Porque no tiene sentido estar en un lugar donde te cambian las reglas del juego. Si eso pasa vamos a hacer un gran quilombo”, advirtió uno de los representantes del felipismo-kirchnerismo en diálogo con Página/12. Por ahora es como en el truco: nadie muestra todas sus cartas. El duhaldismo decidió evitar el desgaste de la interna programada para el 21 de noviembre y adoptó el viejo método de la lista única. Sin embargo, ese recurso no se aplicará en 30 municipios, entre ellos La Matanza, Morón, Junín, General Rodríguez, San Isidro y Vicente López. Allí se cruzarán kirchneristas y felipistas –en algunos casos aliados de ex menemistas–, con la ortodoxia del PJ bonaerense, léase duhaldismo.

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“Este nunca agarró una pala”, dijo Kirchner a la concurrencia, chanceando al gobernador.
 
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