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Sin ahorrar palabras, el presidente Néstor Kirchner dejó en claro que el Gobierno no se dejará presionar por la empresa Aguas Argentinas, que reclama un aumento de sus tarifas. “Minga que les vamos a aumentar”, dijo casi a los gritos el mandatario durante un acto en La Matanza, en el que pasó factura a la firma francesa por sus incumplimientos en las inversiones. “Van a tener que hacer lo que tienen que hacer o, si no, sabremos qué hacer con ellos”, aseguró, en medio de la dura negociación en la que la Casa Rosada no descarta rescindir el contrato. Kirchner pidió además a las privatizadas españolas que retiren las demandas presentadas contra la Argentina en los tribunales de arbitraje internacionales y destacó el apoyo ofrecido en ese sentido del jefe de gobierno de ese país, José Luis Rodríguez Zapatero.
Kirchner llegó al barrio La Esperanza de la localidad de Virrey del Pino –partido de La Matanza– minutos después de las 18. A pocos metros del palco montado en la esquina de Fortín Yunca y Guanabara se veía, escondida entre la gente, una canilla impecable. Ese grifo pertenecía al primer módulo de la red de agua potable que quedó inaugurada durante la visita presidencial y le dio el pie perfecto al mandatario para cargar contra la concesionaria del servicio de aguas y cloacas.
“Esta obra que hoy inauguramos la tendría que haber hecho esa empresa, Aguas Argentinas, que fue entregada durante la década pasada a un grupo económico al que lo único que le importó fue su rentabilidad, a costa de todos nosotros. Con los argentinos no se juega más, y menos con el agua”, aseguró Kir- chner. Este reproche se inscribió en el marco de las duras negociaciones que el Gobierno mantiene por las tarifas con la empresa francesa Suez, que tiene el control de Aguas.
Mientras la firma reclama un incremento del 60 por ciento, el ente regulador del agua (Etoss) reclama inversiones en obras por más de 800 millones de pesos. En medio de esta puja, Kirchner reafirmó que no habrá aumentos. “Me cuesta creer –dijo– qué mal se acostumbraron estas empresas, que dicen ‘vamos a negociar con la Argentina si nos aumenta el 60 por ciento el agua’. Minga les vamos a aumentar.”
Continuando con el frente externo, el mandatario aprovechó el balance positivo que dejó la visita de Zapatero a Buenos Aires para apuntar hacia las empresas privatizadas españolas. Tal como lo hizo el miércoles el jefe de gobierno de España, Kirchner pidió a los directivos de estas firmas que levantaran las demandas millonarias presentadas contra la Argentina ante el tribunal de arbitraje del Banco Mundial (Ciadi) por los presuntos perjuicios provocados por la pesificación de sus tarifas.
“El presidente de España –dijo Kirchner– ha decidido acompañarme con fuerza para que las empresas retiren esas demandas que realmente agravian al pueblo argentino.” El mensaje iba dirigido centralmente hacia Telefónica Argentina y Endesa (operador de Edesur), que iniciaron juicios por 5 mil millones de dólares. “Que vengan a trabajar, a invertir, y que generen trabajo, y que no solamente vengan a buscar rentabilidad”, fue el pedido del mandatario.
Tal como suele hacer cada vez que sube a un escenario, el Presidente aprovechó la ocasión para defender la postura del Gobierno frente a los organismos de crédito internacional y reafirmó que la oferta de canje de los bonos en default “no se cambia”. “O entran ahora o será un problema de ellos, pero la oferta no se mueve un centésimo”, dejó en claro.
Para cerrar el acto, Kirchner bajó del palco con su saco cruzado desabrochado y se sumergió entre la gente que se amontonaba levantando el polvo de la calle. Luego caminó como pudo hacia la esquina para accionar la canilla y, para celebrar la inauguración del primer tramo del programa “Agua Más Trabajo”, salpicó a los vecinos –agradecidos, por el calor de la tarde– y a algunos camarógrafos.
La fuerte embestida contra las privatizadas y la defensa del canje de deuda desplazaron claramente al tema que en las horas previas a la llegada de Kirchner a La Matanza prometía concentrar el protagonismo del acto: lainterna del PJ bonaerense. Todo lo que dejó la visita presidencial fue la foto de Kirchner con Felipe Solá –y algunas declaraciones optimistas que el gobernador dio antes del acto– y con el intendente local Alberto Balestrini (ver aparte).
Además de Solá y Balestrini, junto a Kirchner estuvieron los ministros del Interior, Aníbal Fernández; de Planificación, Julio De Vido; la titular de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; y el jefe del Ejército, Roberto Bendini. Sobre el escenario estuvo además el líder de la Federación de Tierra y Vivienda, el diputado Luis D’Elía, en representación de los integrantes de esa agrupación que participaron en las obras inauguradas.
Informe: Alfredo Ves Losada.