EL PAíS › ACTO POR LOS VEINTE AÑOS DEL JUICIO A LAS JUNTAS

“La tarea parecía imposible”

Cuatro camaristas que participaron del juicio a los ex comandantes recordaron ayer la experiencia. Dificultades y satisfacciones.

“Señores jueces: Nunca Más.” Mañana se cumplirán veinte años desde que comenzó el proceso que el ex fiscal Julio César Strassera resumió con esta frase. El Juicio a las Juntas no sólo significó el juzgamiento de los nueve comandantes de las Fuerzas Armadas por los crímenes cometidos durante la última dictadura. “Sirvió para dar testimonio del terror oculto, subterráneo, en el que había vivido la Argentina hasta el momento”, resume el ex camarista Guillermo Ledesma, quien participó ayer, junto con otros de los protagonistas del emblemático juicio, en una jornada organizada por la Universidad Nacional de La Matanza para recordar algunos momentos del “Nuremberg argentino”.
“Cuando se decidió a avanzar con el juicio contra las juntas militares, los vecinos de la región todavía padecían dictaduras militares. Argentina venía de medio siglo de interrupciones a sus gobiernos democráticos, bajo la influencia de un pensamiento autoritario”, destaca Ricardo Gil Lavedra, al recordar el camino que con los otros cinco integrantes de la Cámara Federal emprendió en 1985.
Para el jurista, el contexto histórico y político que enmarcaron aquel comienzo resultan fundamentales para entender el valor de la decisión tomada por el entonces flamante presidente Raúl Alfonsín. Había transcurrido tan sólo un año del retorno de la democracia, cuando pidió al Congreso que anulara la autoamnistía para que la Justicia civil procesara a las tres primeras juntas militares. “No había clara noción en qué consistía la represión. Se hablaba de ‘excesos’. Todavía se reclamaba por la aparición de los desaparecidos”, resume el ex camarista.
Las dificultades con las que juristas y fiscales se encontraron no sólo se limitaron al entorno que los acompañaba. Las cuatro toneladas de expedientes y los 16 mil hábeas corpus recibidos por la Justicia permiten tan sólo un pequeño acercamiento al desafío que enfrentaron. De los 7000 casos presentados, la fiscalía finalmente eligió 709. “¿Cómo poder encasillar ese universo de hechos? Eramos seis personas compenetradas en descifrar las vías para llegar a una sentencia. La tarea parecía casi imposible”, recuerda el ex presidente de la Cámara Jorge Torlasco. Sin embargo, la causa avanzó y tras 17 semanas de audiencias los dictadores responsables del siniestro aparato represivo tuvieron su condena.
“Recuerdo el ’83, cómo quería la bendición democrática tras los años de plomo. Cuando se inició el juicio, y yo podía estar en él, fue uno de los días más importantes de mi vida.” Mientras Ledesma comparte su experiencia, la emoción se hace cada vez más presente en el auditorio de la universidad. La mayoría son estudiantes, hijos de la democracia que sólo recuerdan el juicio por el testimonio de sus padres o de la televisión. Sin embargo, el centenar de miradas silenciosas parece clavarse en esas palabras.
“La catarsis social que acarreó el juicio permitió que nunca más se cuestionasen los hechos. Sirvió para que se terminara con la sensación de impunidad, para reafirmar la democracia. Ahora propongo que tratemos de reafirmarla porque, cuando la perdemos, ansiamos recuperarla”, coinciden Ledesma y Jorge Valerga Aráoz, despertando el aplauso de aquel centenar de miradas silenciosas, ausentes tal vez de esa parte de la historia, pero no por ello menos protagonistas de ese mensaje.
El valor simbólico del Juicio es retomado por Gil Lavedra. “Fue el enjuiciamiento a las dictaduras. Permitió recuperar el valor de la ley y el principio de la no impunidad, transformándose en bandera del presente. Para que no vuelvan a ocurrir estas gravísismas violaciones a los derechos humanos.” Veinte años transcurrieron desde que los jefes de las juntas escucharon las palabras de Strassera, pero, todos coinciden, todavía siguen haciendo eco: “Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca Más”.

Informe: Carolina Keve.

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El ex camarista y ex ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra.
 
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