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Todos los músicos que transitaron por el Salón Blanco dejaron su huella, su emoción y su humor. Aquí el recuerdo de algunas vivencias.

-La frase. “Si se habrá guitarreado acá.” La dijo Luis Salinas, y nadie pudo dejar de reír.

-La emoción. Cuando Víctor Heredia invitó a “exorcizar el salón” recordando que estaba “en el lugar por el cual habían pasado quienes antes les ponían los camiones de culata cuando cantaban en los ‘70”.

-Los homenajes. El que brindó León Gieco a los ex combatientes de Malvinas y el de Teresa Parodi a todas las mujeres, al dar su concierto en el Día Internacional de la Mujer.

-La confesión. La que dio Miguel Angel Estrella, con lágrimas en los ojos. “A Evita le gustaba Chopin y por eso estoy ejecutando música del gran maestro. A Evita la quise como una madre.”

-El mangazo. Entre risas y con una nena en brazos Diego Torres le pidió a Kirchner, con quien había estado momentos antes del concierto, que firmara el decreto para que los artistas no pagaran IVA.

-El sueño. Lo cumplió el ministro del Interior, Aníbal Fernández, cuando Juanjo Domíguez lo invitó a “sacar la púa de su billetera” para que lo acompañara en la interpretación de Canto del arpa.

-La suspensión. Mariano Mores tenía fecha para tocar en abril. Había expectativa en La Rosada. Pero la muerte del Papa obligó, por primera vez, la suspensión del ciclo.

-La dedicatoria. La de Luis Alberto Spinetta a Pappo, a quienes lo invitaron, a los desamparados y a los que “sufren injusticias”. Cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le entregó una estatuilla, bromeó: “No es un Oscar, es un Néstor”.