EL PAíS › DOS POSTURAS SOBRE LA ALIANZA
ELECTORAL DEL PROGRESISMO

A la búsqueda del frente de izquierda

Alicia Castro, en Capital, y Jorge Rivas, en la provincia, anuncian que serán candidatos por frentes de izquierda. Tienen puntos de contacto entre sí pero casi seguro no irán juntos.

ALICIA CASTRO, CANDIDATA EN CAPITAL
“No hay ideas en debate”

Por Miguel Jorquera
Alicia Castro se calzó el traje de candidata con la certeza de que no dejará cuentas pendientes entre la coalición que apoya su postulación como diputada nacional por la ciudad de Buenos Aires, aunque el acuerdo –del que participan Izquierda Unida y el Socialismo Auténtico– aún no se haya sellado definitivamente. Desde la Alternativa Latinoamericana Bolivariana de las Américas (ALBA), embuida de mística chavista, Castro habla de “un proyecto político nacional que tenga correlato continental”, respaldado en la democracia participativa y la recuperación estatal de los recursos.
–¿Ya es candidata de un sector de la izquierda en Capital?
–Voy a ser candidata de un frente amplio que llamamos el ALBA, construido por organizaciones sociales como el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas; distintas expresiones políticas como IU, el PSA y otras agrupaciones; actuales legisladores porteños y personalidades que representan distintas experiencias en la vida política argentina. Con todos nos conocemos desde hace mucho tiempo y estamos en la misma búsqueda de un proyecto alternativo para un modelo político, económico y social con inclusión, justicia, igualdad, basado en la democracia participativa.
–¿La lista de candidatos fue la mayor dificultad para acordar?
–La elección de los candidatos es una dificultad para los que privilegian la distribución de las bancas. No lo ha sido para este espacio. Nosotros privilegiamos los contenidos. El debate por las candidaturas ocupa un espacio pero menor, y además estoy tan confiada en los acuerdos a los que hemos llegado. Tanto el PC como el PSA o como el resto de estas organizaciones me han propuesto que encabece la lista de candidatos a diputados. Ni siquiera cumplo con el ritual de inscribirme, estoy absolutamente tranquila y confiada en estos acuerdos.
–¿Por qué ejes pasan esos acuerdos programáticos?
–Tenemos una referencia muy concreta en los mecanismos de democracia representativa en la revolución bolivariana de Venezuela en la que todos hemos abrevado cómo en democracia puede haber cambios revolucionarios: democratizar la salud, la educación, el reparto de la riqueza. Tenemos mucha confianza en los ciudadanos. Si nosotros les preguntáramos a través de plebiscitos, referéndum o consultas populares vinculantes si prefieren que el petróleo siga siendo un negocio de Repsol o prefieren recuperar la propiedad de los hidrocarburos, o si privilegiamos el saldo de la deuda interna sobre el pago de los intereses y capital de la deuda externa que es incobrable, impagable, ilegítima, no tengo dudas de que la sociedad propondría cambios cualitativos, revolucionarios.
–¿La referenciación tan cercana con Hugo Chávez y Fidel Cstro no puede acotar las expectativas electorales de este frente?
–No tengo temor a la verdad, que tiene su peso propio. Estas elecciones están desenmascarando muchos comportamientos de distintos sectores. Así como resulta espantoso que en la pelea entre Kirchner y Duhalde no haya una sola idea en debate: están disputando territorio, poder, el botín. Otro que se saca la careta es el ARI de Elisa Carrió con candidatos delarruistas de pura cepa como Enrique Olivera. En el ALBA hay un reagrupamiento de fuerzas políticas y sociales que no creen que pueda haber un proyecto nacional fuera de un proyecto continental. No pretende importar la revolución bolivariana de Venezuela, pero sí sumar los ideales libertarios de San Martín y de Bolívar.
–¿Serían aplicables hoy?
–Los dos eran parte de un mismo partido americano con el que nos seguimos identificando 200 años después. Un proyecto que indicaba la independencia del imperio de aquella época como lo hacemos nosotros con el imperialismo ahora y la unidad de los países del Sur como una condición básica para el bienestar y la felicidad de nuestros pueblos. América del Sur es un territorio rico, con 100 kilómetros cuadrados más que Estados Unidos y 100 millones más de habitantes, que puede actuar en conjunto y cambiar el mapa geopolítico de la tierra.

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JORGE RIVAS, CANDIDATO EN PROVINCIA
“Tendencia a sesgarse”

Por M. J.
Jorge Rivas es uno de los fundadores del Encuentro de Rosario y un acérrimo defensor de que el Partido Socialista promueva la creación de un “frente de la izquierda democrática” como alternativa de poder. Confía que en la provincia de Buenos Aires habrá un embrión de ese frente en una expresión electoral que dará batalla en las legislativas de octubre y en la que confluirían varios partidos y organizaciones. Rivas, que va por su reelección como diputado nacional, sería uno de sus candidatos.
–El último congreso nacional del socialismo ratificó la política frentista en busca de una alternativa electoral. ¿Cómo lo definiría?
–Debería ser un frente de la izquierda democrática, que articule el campo nacional y popular y la izquierda. Un punto de inflexión de una situación casi endémica en la Argentina que es el de la fragmentación permanente y la sobreactuación de las diferencias como una forma de justificarla. Encontrar un criterio de política de acumulación, que no se dé por la homogeneidad ideológica sino que, por el contrario, se permitan los matices, las diferencias, y la diversidad, con mucha tolerancia.
–Si bien el crecimiento del PS no es igual en todos lados, hay sectores que prefieren en esta etapa de consolidación partidaria mirándose en el espejo de la experiencia de gobierno en el municipio de Rosario.
–No es nuestro caso. Hoy el socialismo se asume como una fuerza política que tiene que jugar un rol protagónico en la articulación de un espacio conjunto. No me parece el mejor momento para la autorreferencia partidaria. Creemos que el socialismo es imprescindible en la articulación de un espacio frentista, pero con él solo no alcanza. Cuando planteamos esto en el Encuentro de Rosario, también tenía una carga autocrítica muy fuerte: uno es absolutamente consciente de que las políticas de derechas, en lo económico e institucional, no avanzaron por mérito propio solamente sino que nuestra división fue de algún modo un facilitador.
–A pesar de que la propuesta fue de impulsar frentes electorales comunes, no se concretaron demasiados y recién se habla de formalizarlos en 2007.
–Desde sus comienzos el Encuentro de Rosario dejó en claro que su proyecto no prescinde pero trasciende lo electoral. Iba a ser muy difícil que a esta elección llegáramos con una respuesta unívoca. Se exhortó a las fuerzas políticas que tributan a este espacio a encontrar la mayor unidad posible en una propuesta común. Hoy en la provincia de Buenos Aires están dadas las condiciones para que muchos de los actores sociales o políticos que confluyen en el Encuentro estemos articulando una propuesta electoral.
–¿Entre quiénes son esas negociaciones?
–El Partido Intransigente, Izquierda Unida es una fuerza política con la que se tiene excelente relación, actores de la CTA, la Federación Agraria, Apymes, incluso del sector de la Iglesia Metodista.
–Avanzaron en lo programático pero ahora el problema son las candidaturas.
–El matiz está en otro lugar: si construir desde la izquierda una fuerza electoral que exprese a la militancia de izquierda o si hay que articular una propuesta electoral que represente un segmento social que va más allá. Es una oportunidad histórica para instalar un frente de izquierda en serio que podría ganar un espacio electoral importante. Hay una tendencia en algunos a sesgarse ideológicamente en un momento en que eso es innecesario y hasta contraproducente en términos electorales.
–La batalla electoral bonaerense no será fácil para la izquierda.
–Es una pelea dura pero estimulante. Además, en este escenario, un frente de izquierda sería casi la única novedad electoral a ser tenida en cuenta ante al agotamiento de los partidos tradicionales: la disputa en el PJ entre Kirchner y Duhalde es sólo por el gerenciamiento del aparato clientelar. Y la UCR está en proceso de extinción. Tenemos que darles lugar a los problemas inmediatos que tiene el pueblo y no ser sólo consignistas. Podemos transformarnos en una alternativa de poder en la Nación y en la provincia.

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