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“No habrá un control policial de los precios”

Los supermercados rechazaron cualquier acuerdo. Economía dijo que “usará todos los instrumentos para defender a los consumidores”.

“El Estado no va a caer en ningún tipo de control policial de precios, sería absurdo en una economía de capitalismo moderno”, dijo ayer Roberto Lavagna. Pero aclaró que “el Estado va a usar todos los instrumentos que tiene a su alcance para proteger el equilibrio del mercado y el bolsillo de los consumidores”. El ministro ratificó, además, la meta de inflación anual del 10,5 por ciento, pese a que el consenso de las consultoras privadas la ubica arriba del 11 por ciento. Los supermercados rechazaron ayer la posibilidad de un acuerdo con Economía para frenar las subas: “No somos formadores de precios”, le respondieron a Lavagna.
Según los datos que manejan en el equipo económico, la inflación para las tres primeras semanas de julio superó el 1 por ciento, mientras que los sectores con mayores ajustes son, una vez más, alquileres, esparcimiento y turismo –por la estacionalidad de las vacaciones de invierno– y alimentos y bebidas, el rubro que más preocupa al Gobierno porque impacta directamente en la canasta de los que menos tienen.
Ayer continuaron las reuniones de funcionarios de Economía con los empresarios en la búsqueda de los llamados acuerdos sectoriales de precios. Y también fue un día de acusaciones cruzadas entre los empresarios, que se pasan la pelota a la hora de señalar a los responsables de las remarcaciones.
El presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, defendió el nuevo acuerdo de precios alcanzado con el Ministerio de Economía, que debería garantizar un precio final del kilo de pollo no superior a los 4 pesos. Sin embargo, las asociaciones de consumidores, como Deuco, denunciaron que el pacto era en realidad otorgar vía libre a los aumentos, ya que en el anterior acuerdo los supermercados se habían comprometido a vender el kilo a 3,80, y en la mayoría de los comercios minoristas de barrio podía conseguirse entre 3,30 y 3,40.
Como sea, Domenech responsabilizó de los aumentos en junio (7,5 por ciento de acuerdo con el Indec) a la “cadena comercial” y a los supermercados.
Tan es así que ayer Lavagna recibió a las dos cámaras que aglutinan a los supermercados: la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), presidida por Alfredo Coto, y la Cámara de Supermercados Argentinos (CAS), monopolizada por Carrefour y cadenas del interior del país.
La respuesta no podía ser menos alentadora para el ministro. “No somos formadores de precios”, respondieron los supermercadistas, rechazando la posibilidad de firmar algún acuerdo para frenar aumentos. “Nosotros no somos formadores de precios, vendemos por cuenta y orden de terceros. Hay productos estacionales que suben y otros que bajan, esperemos que éstos no sigan subiendo y que todo se controle”, declaró Alfredo Coto, tras la reunión. Por su parte, el vocero de Economía, Armando Torres, dijo que “el ministro no les pidió nada en particular (a los representantes de los supermercados), sino sólo prudencia, tal como lo ha hecho con otros sectores”.
Otro de los sectores que está en la mira oficial es el lácteo. El viernes pasado el Gobierno decidió elevar las retenciones a las exportaciones de leche (del 5 al 15 por ciento) y de quesos (del 5 al 10 por ciento), después de que La Serenísima y SanCor, las dos mayores empresas del sector, enviaran los nuevos listados de precios a sus clientes, con aumentos de entre el 3 y el 8 por ciento.
Curiosamente, Pascual Mastellone, titular de La Serenísima, calificó de “razonable” la decisión oficial de subir las retenciones –una medida que fue criticada por todos los representantes del agro–, pero dejó en claro que no dará marcha atrás con las remarcaciones de los últimos días. “La suba de las retenciones buscan un equilibrio porque la exportación se estaba llevando toda la leche del país y el mercado interno iba a quedar desabastecido”, afirmó, conciliador con el Gobierno, Mastellone, como si su empresa no fuera una de las principales exportadoras de lácteos.
Según Mastellone, las subas de precios (de entre 3,5 y 4 por ciento en el caso de su empresa) “se debieron a mejoras salariales y aumentos del precio de la materia prima”. Eso sí, prometió que los nuevos valores serán “definitivos” para lo que resta del año. Finalmente, el titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de Capital Federal, Alberto Williams, aseguró que el precio de la carne no debería registrar aumentos en el corto plazo y que los valores mayoristas se mantienen “normales”.

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El pollo en las góndolas aumentó más que en los barrios. Todos miran para otro lado.
 
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