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El kirchnerismo reclutó 48.000 fiscales en tierra bonaerense

El Presidente pidió a un grupo de sus operadores “control total” sobre la provincia para no tener sorpresas el día de los comicios, especialmente en los municipios duhaldistas.

 Por Diego Schurman

Temeroso de un fraude en la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner ordenó a su tropa un “control estricto” del proceso electoral y una pelea sistemática contra el denominado aparato duhaldista. Así se lo hizo saber al grupo de soldados bonaerenses –todos ellos integrantes de la lista de Cristina– que hace proselitismo en el distrito y que en las últimas semanas reclutó 48 mil fiscales a pedido del Presidente.
Las advertencias sobre eventuales maniobras del “aparato” son recurrentes en Kirchner. Y así lo confirman los integrantes de la Mesa de Campaña provincial. “No hay que dejar que Duhalde tenga una derrota digna”, advierten sobre el deseo del mandatario de asegurarle a Cristina una diferencia de 20 puntos sobre Chiche.
La Mesa de Campaña está conformada por los intendentes kir- chneristas más los candidatos de la lista del Frente para la Victoria que reparten su tarea militante en los distritos duhaldistas. Entre estos últimos figura el subsecretario General de la Presidencia, Carlos Kunkel, a quien le encomendaron trabajar en Almirante Brown, los pagos del primer candidato a diputado del PJ, Jorge Villaverde.
Otros candidatos a diputados que integran la cruzada anti-aparato son Francisco Gutiérrez, enviado a Berazategui, donde pisa fuerte el ex ministro duhaldista Juan José Mussi; Edgardo Depetri, quien trabaja en la Avellaneda de Baldomero Alvarez; Dante Dovena en San Miguel, territorio riquista y por ende duhaldista; y el ministro José Pampuro, enviado a Lanús a desgastar al histórico Manuel Quindimil.
El reto no es sencillo. Por ahora priorizan las caminatas, las volanteadas y los microactos en plazas y sociedades de fomento. Nada de disputar las paredes. “No podemos arriesgarnos a que una pelea por una pintada termine a los tiros. La gente lo lee como la típica pelea de la interna del PJ. Y eso nos igualaría con ellos cuando nosotros queremos diferenciarnos”, aseguró un integrante de la Mesa.
La diferenciación no es un tema secundario. Y se hace siempre desde la lógica de la “nacionalización de la campaña y la polarización del discurso”. Es Kirchner contra Duhalde. No Cristina contra Chiche. La primera dama tiene buena llegada a la clase media. Pero a partir del segundo cordón bonaerense el que mide mejor es el Presidente.
La pelea contra el aparato toma formas diversas. Una de ellas es la puesta en marcha de obras públicas, la pegatina de afiches, y el trabajo para revertir el alto nivel de ausentismo de las últimas elecciones. La Mesa de Campaña está convencida de que la mayoría de esos votos terminarán en el Frente para la Victoria.
Para esas tareas se necesita de un apoyo logístico y económico. Ahí es donde entran en escena los intendentes Alberto Balestrini (La Matanza), Julio Pereyra (Florencio Varela), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, catapultados desde la Casa Rosada como jefes de campaña provincial. El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, es interlocutor habitual del cuarteto.
Con estudiado bajo perfil, la CGT de Hugo Moyano hace su aporte. De hecho, uno de los integrantes de esa central, Gerardo Martínez, presta una de las sedes del gremio de la construcción –en la calle Virrey Cevallos– para la cumbre que todos los martes mantiene la tropa kirchnerista de la tercera sección electoral.
Felipe Solá aporta desde la gestión, haciendo anuncios para docentes y jubilados. Por estas horas la Casa Rosada revaloriza el papel del gobernador, ya que esas medidas –especulan– ayudarían a trasladar votos de la centroizquierda provincial (representada por el ARI) hacia Cristina.
“Chiche se quedó con la derecha, con los Patti y los Rico, nosotros ahora tenemos que comer votos de izquierda.”
Los anuncios de obra pública en actos que encabezan Kirchner y Solá se complementan con la campaña silenciosa a cargo de la ministra de Desarrollo, Alicia Kir- chner. En el conurbano, la ayuda social es bienvenida como el agua en el desierto. Los millones y millones de pesos en planes que la hermana del Presidente llevó al distrito durante el último mes hablan por sí solo.

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El subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, desembarcó en Almirante Brown.
 
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