EL PAíS › VILMA RIPOLL, UNITE.E

“No tener bancas debilita”

Vilma Ripoll iba a participar del debate, pero por problemas personales no llegó a la cita. Luego explicó a Página/12 que “el Gobierno fue una aspiradora que se chupó todos los votos, aunque la gente no le dio un voto en blanco sino un voto expectativa”. Dijo que la “avergüenza” ser una izquierda del 2 por ciento y entiende como otros partidos de izquierda lo consideran un éxito.
–¿Cuál es el balance que hacen de las elecciones?
–El conjunto de la población, de los trabajadores y distintos sectores sociales decidieron darle una oportunidad al Gobierno. Creyeron en su propuesta, en la teoría del derrame. No le dieron un cheque en blanco, pero sí un voto expectativa. Y si a eso les sumamos las ganas de castigar al duhaldismo, la propuesta del Gobierno se transformó en una aspiradora de votos que dejó a todas las otras fuerzas políticas con muy pocos.
–¿Y de la izquierda?
–Estábamos convencidos de que había que seguir con IU y que fue un error del PC haber ido hacia un proyecto de centroizquierda con el PS, con Hermes Binner, que dice que no va a ser ni opositor ni oficialista con respecto a Néstor Kirchner. Eso aumentó la dispersión y nosotros tratamos de avanzar con sectores que venían de romper con el ARI, con el peronismo, con la izquierda de Zamora. Hicimos Unite, pero como fue un primer paso creemos que fue insuficiente para resolver de verdad la dispersión.
–¿Qué se pudo haber hecho para evitar esta fragmentación?
–Hicimos intentos para avanzar en más unidad, pero también tiene que haber un proyecto y un programa de izquierda que amplíe la participación de otros sectores. Nos parece que buscar atajos de centroizquierda no va, eso ya se probó y termina con un De la Rúa en el Gobierno. Tampoco puede ser sectario diciendo que hacemos una unidad 100 por ciento de izquierda, que es no unir lo diferente. Tenemos que encontrar una izquierda que le abra las puertas alrededor de un programa que, entre otras cosas, es el histórico del peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social. Incorporar a otros sectores que tengan distintas opiniones, incluso estratégicas, para hacer un movimiento amplio donde convivamos con diferencias. Hay distintos sectores de la izquierda y por fuera de ella que están en construir algo nuevo.
–¿Esta elección fue una derrota en el plano político?
–No sé si una derrota, pero sí un golpe, porque por más que hicimos un intento de construcción no alcanzó. No alcanza que superemos a las demás corrientes de izquierda, eso para nosotros no es ningún triunfo. No queremos ser una izquierda del 2 o el 1,5 por ciento, eso no nos da alegría, al contrario, me da vergüenza.
–Pero ahora también se quedaron sin bancas.
–Es un debilitamiento objetivo. Nosotros que hicimos la experiencia de tener bancas comprobamos que uno puede ser una herramienta utilísima para los conflictos que sedan. Cuando los trabajadores del subte me plantearon la jornada de seis horas, en un momento en que se perdían derechos laborales todos los días, me pareció imposible. Hoy está visto que no es así. Cuando los trabajadores me pidieron la expropiación de las fábricas autogestionadas, de la que fui autora de la primera ley, también parecía imposible y expropiamos 14 a nombre de los trabajadores. Las bancas son una herramienta importante y no tenerlas debilita.
–Hubo luchas que generaron enfrentamientos entre distintos sectores sociales o entre trabajadores, ¿les preocupa?
–Si desde el Gobierno se plantea que la protesta de los sectores sociales más postergados, cortando calles o no, es un obstáculo y hay que castigarlo, genera una polarización terrible porque lleva a enfrentamientos. Pero si el Gobierno continúa sin dar respuesta a esos problemas y además cierra la Plaza de Mayo a las protestas o reprime como el otro día en el subte, va a haber enfrentamientos que hacen más difícil la pelea. Hay sectores sociales muy desesperados porque ya no tienen nada por perder y hay trabajadores que saben, porque el Gobierno les ha dicho, que el Gobierno tiene plata. Entonces los trabajadores de la salud y la educación, que van a ser marginados de ese reparto porque lo dice el propio presupuesto, como también a los jubilados, van a dar pelea porque quieren mejorar su situación y los conflictos van a ir en aumento.

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