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Como si quisiera recuperar en un instante los 65 días que pasó en la cárcel, Domingo Cavallo aprovechó sus primeras 24 horas en libertad para discutir de política con amigos y partidarios y también, dato curioso, para saludar a Tita Merello en la Fundación Favaloro, donde la actriz se halla internada. Con la visita, el ex ministro de Economía cumplió con una promesa que le hizo a la protagonista de “Los isleros”, que lo había visitado en el escuadrón de Gendarmería. Y, de paso, demostró que su carácter hiperactivo está intacto, para pesadilla de propios y extraños. De nuevo en la calle, Cavallo reconoció ante su círculo íntimo que quiere tener un “rol activo en la construcción de un proyecto político”, como confirmó a Página/12 uno de sus allegados, que alguna vez fue diputado. Con ese fin, ya agendó una reunión con Carlos Menem, que se haría antes de fin de mes, “para conversar sobre la situación del país”.
No fueron fáciles estos seis meses para Cavallo. Primero, aquella noche del ya histórico 19 de diciembre, una multitud pobló la Plaza de Mayo y el frente de su departamento, sobre la avenida Libertador, para exigir a los gritos su renuncia, entre otros reclamos. Luego, el 3 de abril, el juez en lo penal económico Julio Speroni le impidió viajar al exterior y lo mandó, detenido, al cuartel de Gendarmería en Retiro. Ese mismo día comenzó su batalla, política y mediática, para recuperar su libertad y para denunciar que “en la Argentina no existe estado de derecho”.
Como el primer objetivo ya lo cumplió, ahora Cavallo va por el segundo -la denuncia sobre la situación de la Justicia en la Argentina–. El ex ministro sueña con un retorno con gloria, y para eso piensa valerse de la demanda de una Justicia independiente. “En la Argentina, los jueces responden a situaciones políticas y a ciertas personalidades políticas que tienen mayor predicamento público –argumentaba ayer a este diario el ex diputado Guillermo Francos, citando a su referente político–. En el país no existe seguridad de ser tratado con las garantías de la Constitución.” Ese reclamo, entonces, es la apuesta principal de Cavallo para, como dicen sus asesores, “jugar un papel en la formación de una democracia republicana en la Argentina”.
Claro que, para lograrlo, deberá recorrer un camino larguísimo. Luego de que su figura concentrara los odios de una gran parte de la población, en especial tras la implementación del primer corralito, Cavallo se convirtió casi en un exiliado interno, primero refugiado en San Martín de los Andes y después preso en Gendarmería y Campo de Mayo. Su situación judicial, además, le quitó aliados y le ganó nuevos odios, como el presidente Eduardo Duhalde, a quien Cavallo considera responsable de su detención. Con Duhalde, el ex ministro supo tener una relación muy cercana y hasta llegó a pensar en una alianza política.
Para salir del aislamiento, Cavallo ya encontró por dónde comenzar: sus asesores armaron un encuentro con Menem, a fin de mes, para analizar el escenario político. La reunión comenzó a gestarse cuando el ex secretario general de la Presidencia y “todo terreno” del riojano, Alberto Kohan, visitó a Cavallo en el escuadrón de Gendarmería. Ayer, Kohan reconoció la reunión a la agencia Télam, mientras que otros allegados a Menem confirmaron que la cumbre entre el ex presidente y su ex ministro de Economía tiene como objetivo “conversar sobre la situación del país”. “Menem lo llamó a Mingo desde Chile y acordaron verse entre fines de junio o principios de julio para charlar un poco sobre cómo ven al país”, dijo, asimismo, un dirigente de Acción por la República.
A pesar de que la entrevista, en el entorno del ex ministro aseguran que en sus planes no figura para nada actuar con el riojano. “El no tiene pensado dedicarse a jugar un rol activo en la política partidaria, pero sí quiere jugar un rol activo en lo que se puede hacer para llevar adelante un proyecto político de este tipo”, dijo un colaborador de Cavallo a Página/12. Lo que sí tiene pensado, según contaron sus hombres de confianza, es cooperar con los “partidos similares”, que en criollo significa colaborarcon los dirigentes de centroderecha que empiezan a perfilarse como candidatos: Mauricio Macri y Ricardo López Murphy, especialmente, y en menor medida José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann.