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El Gallego en la pendiente

Su imagen cae al ritmo de la crisis en su provincia. En los sondeos casi desapareció. Sus planes futuros: vice de Lole o gobernador.

Que lo digan sus adversarios se entiende. Que lo reconozcan los miembros de su propio partido también es comprensible, sobre todo si se trata del PJ. Pero que los hombres de su confianza no lo nieguen ya es otra cosa. El gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, está en su peor momento desde que asumió el cargo en la provincia: su imagen pública ha caído notablemente en las encuestas de su distrito, complicado por acusaciones de clientelismo en el manejo de los planes sociales. La situación empieza a limar sus ambiciones presidenciales, como admite a Página/12 un legislador muy cercano a Carlos Reutemann: “El Gallego no tiene margen para jugar nacionalmente. Es un fenómeno rarísimo cómo ha desaparecido en las encuestas”. En su entorno, sin embargo, coinciden en que “De la Sota va a ser precandidato del justicialismo”, aunque no dicen a qué, y relativizan lo que indican los sondeos porque “son un tema voluble y coyuntural”.
A principios de enero, el mandatario cordobés vio la oportunidad para pegar el salto, cuando Fernando de la Rúa dejó vacante el sillón de Rivadavia. Seis meses después, su anhelo parece desvanecerse: las encuestas lo ubican último entre los postulantes del PJ, y en su propio distrito, según un sondeo de la consultora Delfos, su “imagen positiva” está por debajo de la de Reutemann, Elisa Carrió y Adolfo Rodríguez Saá.
El estudio de Delfos arroja –a partir de una muestra de 500 casos– que en la provincia de Córdoba De la Sota tiene un 23 por ciento de imagen positiva, un 40 por ciento regular y un 35 por ciento de imagen negativa. Números que, seguramente, son producto de las dificultades que impone la gestión en la provincia: la cada vez mayor emisión de bonos lecor; el conflicto con el ex aliado e intendente de Córdoba capital, el ucedeísta Germán Kammerath –al que muchos cordobeses reponsabilizan por la caída del Gallego en las encuestas–, y las irregularidades en los planes sociales, que involucran a funcionarios muy cercanos al gobernador, tanto como su esposa y secretaria general, Olga Riutort.
Entre los adversarios políticos de De la Sota empieza a surgir cierto optimismo. “Está pasando el peor momento de su carrera política”, aseguró un operador del senador radical Rubén Martí, el más que probable candidato a gobernador que presentará la UCR en los próximos comicios. Los radicales cordobeses, que sueñan con recuperar su imperio, comparan a De la Sota con el ex gobernador bonaerense y actual canciller, Carlos Ruckauf. “El Gallego quiere hacer ‘la gran Ruckauf’: quiere que haya elecciones urgente para ver si puede irse de acá”, conjeturó el asesor de Martí en diálogo con este diario.
Los allegados del gobernador, en cambio, desechan cualquier comparación con el hoy ministro de Relaciones Exteriores. Argumentan que, a diferencia de Ruckauf, De la Sota controla con mano de hierro al PJ provincial: “Ruckauf nunca fue jefe ni líder en su territorio. Por el contrario, en Córdoba, nadie duda de la conducción de De la Sota. Ni en el peronismo, ni en Unión por Córdoba”, subrayó a Página/12 un diputado nacional que responde al gobernador. La respuesta suena convincente. A pesar de las dificultades, De la Sota mantiene el control político del peronismo cordobés y eso será vital para mediar con fuerza en las negociaciones previas a la interna del PJ.
Dadas las circunstancias, la alternativa ideal parecería ser la candidatura a vice en una fórmula encabezada por Reutemann. De esa forma, De la Sota se aseguraría un alejamiento elegante de los rigores de la administración de una provincia que a fines de 2001 tenía una deuda de 2100 millones de dólares. El cordobés tiene una muy buena relación con el “Lole”: se han presentado juntos en un par de actos y el santafesino ha bromeado con que los dos formarían un buen equipo de fórmula Uno. El viernes último, De la Sota llamó por teléfono a Reutemann para analizar las exigencias planteadas por la nueva misión del FMI.
Aunque la fórmula Reutemann-De la Sota nunca fue confirmada ni tampoco descartada, en los últimos días aparecieron señales que apuntan en otro sentido. Un legislador que suele ser consultado por sus pares en temas de economía –y que quiere a Reutemann como candidato a presidente– admitió que el cordobés está muy desgastado y evaluó que el futuro político del Gallego podría ser la reelección como gobernador. “Tengo la sensación que va a ser candidato a gobernador de Córdoba”, especuló ante Página/12. Un análisis parecido hacen en el radicalismo cordobés, donde no descartan que De la Sota termine compitiendo contra Martí.
Esa posibilidad podría concretarse si Reutemann elige como compañero de fórmula a un bonaerense –que podría ser Felipe Solá– para asegurarse el apoyo del aparato partidario que, a pesar del desgaste, conduce a la distancia el Presidente Eduardo Duhalde. “Para ganar la interna necesitás tener anclaje en los distritos grandes, donde no solamente hay más gente sino también más afiliados. Por eso, si hay internas abiertas, cuenta el número poblacional”, razonaba ante este diario el diputado santafesino, apoyando indirectamente la confluencia con las huestes bonaerenses.
En el círculo íntimo del gobernador cordobés, sin embargo, insisten en que a pesar de todo De la Sota competirá como candidato presidencial en la interna del PJ. Aunque también aceptan que, por ahora, las encuestas no son muy alentadoras. “A todo el mundo le gustaría estar mejor. Pero nosotros estamos gobernando Córdoba, tampoco nos vamos a morir si no somos presidente (sic)”, remarcó a Página/12 un ministro del “Gallego”. “De la Sota todavía no ha lanzado la campaña. En cambio, Rodríguez Saá y Kirchner están caminando a lo loco, recorren las provincias y ponen guita. Y Menem larga cuando vuelva de los Estados Unidos, ya tiene actos preparados en Córdoba”, argumentó el funcionario.
El peronismo, por ahora, está en estado de asamblea. No tiene un líder indiscutido. Reutemann, lentamente, va ganando consenso interno pero sigue estancado en las encuestas. Y Rodríguez Saá perfila como un rival a respetar, que podría competir por dentro o por fuera de la estructura partidaria. El escenario está indefinido y en Córdoba lo saben. Pero también saben que el costo de gestionar una “provincia grande” y endeudada puede significar el ocaso de un proyecto: el caso de Ruckauf es un ejemplo y, a la vez, la peor pesadilla de De la Sota.
Las recientes denuncias por irregularidades en los planes sociales –que se suman a otras vinculadas al proyecto (por ahora archivado) de privatización del Banco de Córdoba y la empresa provincial de energía– complican aún más los planes de De la Sota. Conscientes de lo que está en juego, los escuderos del gobernador defienden la gestión de su jefe: “La provincia está bastante ordenada. Lo que pasa es que están amplificando conflictos que no existen y nos están haciendo operaciones de prensa todos los días”, acusó, en un diálogo con Página/12, otro diputado delasotista que prefiere creer en las conspiraciones.

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José Manuel de la Sota intentó todo para ser Presidente. Ahora, sus planes (y sus chances) son otros.
 
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