EL PAíS › EL GOBIERNO SALIO A PRECISAR LOS ALCANCES DE SU CONVOCATORIA

Los límites de la pluralidad K

El ministro del Interior dijo que la apertura a varios sectores políticos excluye a Carrió, Macri y López Murphy. Podría abarcar, en cambio, al radicalismo y al socialismo. “Con el peronismo no basta”, apuntó el jefe de Gabinete. Los festejos después de la Plaza.

 Por Diego Schurman

El Gobierno comenzó a tantear a dirigentes extrapartidarios para sumarlos a la gestión oficial. Así lo confirmó un alto funcionario de Néstor Kirchner a Página/12 en el marco de la propuesta “plural” que se propone el Presidente para el resto de su mandato. Entre los políticos tentados en las últimas horas figura el ex dirigente socialista Héctor Polino, a quien le ofrecieron la vacante Secretaría de Medio Ambiente.

“En el Gobierno tenemos la certeza de que la construcción de la Argentina distinta existe con la participación de muchos sectores. Con el peronismo sólo no basta, hay que convocar a sectores con otras pertenencias, otras ideologías, pero con la idea común de confirmar la Argentina sin inequidades”, señaló ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

Kirchner ya no habla de “concertación”, término que convoca a un acuerdo horizontal con diversos sectores políticos, sino de “pluralidad”, lo que se ajusta más al esquema de incluir dentro de su gabinete a integrantes o referentes de otro color político.

Para Alberto Fernández, ese esquema es el que planteó el Gobierno “desde el primer día” de gestión. Kirchner hablaba entonces de una transversalidad, que en el sentido más ortodoxo de la palabra no se consolidó. Aunque sí logró sumar a su proyecto figuras de otros partidos, como fue el caso paradigmático de Graciela Ocaña, finalmente expulsada del ARI por tal decisión.

La pluralidad promovida por el Presidente no es, según sus habituales voceros, de carácter ilimitado. Ayer dejaron en claro que tanto el macrismo de Compromiso para el Cambio como el ARI de Elisa Carrió no estarán en los planes.

Aníbal Fernández dijo que los que se sumen tienen que tener “un objetivo como el de uno”, y aclaró que “con referentes como Carrió, Macri, López Murphy o Sobisch, por nombrar algunos, es imposible conciliar por un problema ideológico”.

–¿Por qué?, ¿no son plurales? –le preguntaron.

–No piensan como uno –respondió el ministro del Interior.

Fernández no dejó dudas del espíritu que anima a la Casa Rosada: “Con esos personajes –aseveró por Radio Rivadavia– no habrá posibilidad de concertar porque ellos tienen una vocación distinta y su objetivo o su vocación de llegar a un punto determinado no es la misma que la mía”.

Por descarte, queda claro que la apertura oficial transitará por el radicalismo o algún partido de centroizquierda. El caso de Polino parece abonar esa idea. Kirchner quería anunciar al nuevo titular de la Secretaría de Medio Ambiente a su regreso de Viena. El dirigente socialista probablemente consulte primero a su partido antes de dar una respuesta oficial (ver página 6). El cargo está vacante desde hace un mes, cuando el mandatario quitó esa secretaría al Ministerio de Salud para ponerla bajo la órbita de Presidencia.

Para el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, la pluralidad estaba signada en la misma plaza del 25, a la que consideró “histórica”. “Había radicales a montones, era una plaza eminentemente federal ya que se encontraban representantes de todas las provincias”, señaló.

El día después

Lo que no se puso en duda es que el primer objetivo buscado por la Casa Rosada, que fue demostrar el poder de Kirchner, se cumplió. Y por eso hubo festejos por doquier. Uno de los que trascendió fue el que lideraron anteanoche el senador José Pampuro y el titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini.

Ambos legisladores cenaron en El Mangrullo –el restaurante del ex menemista Alejandro Granados– con varios intendentes de la provincia de Buenos Aires. Estuvieron allí Julio Pereyra (Florencio Varela), Juan José Mussi (Berazategui) y Alberto Descalzo (Ituzaingó). También se vio por allí a Agustín Rossi, al gobernador Felipe Solá y su ministro de gobierno, Florencio Randazzo, quienes expusieron haber aportado unos 70 mil manifestantes junto a los intendentes del conurbano y organizaciones piqueteras del Frente para la Victoria.

La euforia de Randazzo tomó forma de comunicado. “Miles y miles de argentinos reconstruyeron el espacio público vinculado con la esperanza en la misma plaza que, hace poco más de cuatro años, morían 20 argentinos y caía un presidente.”

De todos modos, nadie más contento que Parrilli, en quien recayó la organización del acto. Sean 300 mil personas, como comunicó oficialmente el Gobierno, o la mitad de ese número, como calcularon algunos medios, lo cierto es que la convocatoria fue masiva y que, pese a ello, no se produjeron incidentes.

Para hablar de la “prolijidad” del encuentro, Parrilli puso, a modo de ejemplo, el tratamiento que recibió el Cabildo. Ese monumento histórico no sufrió una sola pintada, algo evidentemente inhabitual después de la realización de un acto.

En la Casa Rosada además dijeron haber escuchado al funcionario hablando “de la concentración del 25 de mayo más importante de la historia argentina”.

–¿No es una exageración? –le preguntaron.

–Ni en la época de Perón hubo tanta gente –saltó en una pata el eufórico secretario General de la Presidencia.

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En su primer acto masivo, el jueves, Kirchner hizo un llamado a un proyecto plural.
 
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